viernes, 27 de abril de 2018

WILL HAVEN: Muerte (2018, Minus Head Records) USA.


Por Simón García López.

Voy a dejar clara de mano una cosa: siempre he sido defensor del Nu metal y añado, siempre lo seré. Añado también: si vamos a hablar de etiquetas, vamos a hacerlo con propiedad y a sabiendas de lo que hablamos. Más adelante revelaré un secreto que hará a muchos no dormir esta noche.

Comienzo señalando esto por motivos que más adelante explicaré y quizás no sea muy adecuado por dar la sensación de que, nada más lejos de la realidad, intento relacionar a los de Sacramento con el Nu metal, cuando nunca fueron Nu metal, aunque en sus inicios, allá por el año 1995 a todo lo que era diferente se le pusiese ese nombre que lo englobaba todo, algo comprensible en aquel momento concreto, pero no posteriormente.

Sin adentrarnos en profundidad en lo que es o dejó de ser el Nu metal, sí que hay que destacar que muchos grupos que se quisieron separar de esa etiqueta sufrieron para lograrlo, como siempre que algo llega a ser mundialmente popular y genera millones de dólares, sobre todo en este caso, pero que cuando lo lograron, dejaron de estar anclados en una etiqueta para ser su propia etiqueta. Es el caso de Tool, Deftones, o los propios Will Haven. El resto de grupos en su gran mayoría, con el paso de los años y el declive del estilo, no lograron reinventarse y fueron absorbidos por la nada. Todos excepto Korn, inventores, pioneros y capaces de reinventarse cada disco manteniendo un nivel de excelencia altísimo disco tras disco. 


Will Haven sufrieron en sus inicios el estigma de la etiqueta Nu metal, aquella que muchos utilizaban para denostar sin escuchar a muchas bandas que en algunos casos merecían, como en cualquier estilo, mucho la pena. Los que siempre y me incluyo, hemos sido tolerantes con la innovación, con la evolución del metal, influenciada por cualquier tipo de estilo musical, cosa que no tiene que llevar a que nos gustasen todas las propuestas que saliesen a la luz (algunas eran detestables e insoportables), ni en aquellos momentos ni a día de hoy (yo por ejemplo no soporto el Metalcore), logramos encontrar en el Nu metal un mundo nuevo de posibilidades que se venía cocinando en los EE.UU. desde finales de los 80 y explotó a principios de los 90 con grupos tan innovadores como Faith no more, Nine inch nails, Biohazard, Rage against the machine, Helmet, White zombie, Smashing pumpkins y todo el movimiento Grunge que metido en un saco dio como resultado el Nu metal.

Will Haven, como Glassjaw por ejemplo, eran un grupo diferente al concepto Nu metal. Ellos eran un grupo de Hardcore más cercanos a grupos como Earth crisis o Neurosis que a Korn, con los que en realidad nada tenían que ver. Quizás su amistad con Deftones y las giras que hicieron juntos en los inicios los relacionaron con el Nu, pero nada tenían que ver. Sus raíces y concepto eran otros. Eran más caóticos, más apocalípticos, no había paz ni melodía en su música y por supuesto no existía el histrionismo ridículo e impostado de muchos grupos abanderados durante un tiempo del estilo.

Su idea musical se ha mantenido prácticamente intacta hasta el día de hoy y en todo caso, si ha habido algún cambio, ha sido hacia caminos más perturbadores y malsanos. Es uno de esos grupos que exploran con su música todo aquello que escondemos en el lugar más apartado de nuestra mente, aquello que nos abomina y aterroriza de nosotros mismos, la bestia, el monstruo que todos llevamos dentro y  que nuestra cultura y sociedad en base a unos valores éticos y morales nos obliga a ocultar.

Su música en vez de suavizarse como ha ocurrido con otros grupos de similar propuesta como los ya mencionados Neurosis, ha sido potenciada hacia lo cruento, lo agobiante, lo terrible. Y ahí siguen con su nuevo disco titulado a secas “Muerte”.


El disco en general me recuerda al “Carpe Diem” en concepto siendo buen ejemplo de ello canciones como “43” o “Unit K”, pero en este caso han abundado hacia lo atmosférico como en “The son”, sin olvidarse de la crudeza e irrespirable intensidad que generan sus riffs y las repeticiones de las estructuras siempre acompañadas de los crash de batería marcando incesantes, que incrementan exponencialmente la tensión de los temas. El marcado uso de los platos de batería, la simplicidad y repetición de los ritmos quebrados y enfermizos como “Kinney”, siempre ha sido un punto clave y definitorio de Will Haven. Es a todas luces un disco más trabajado, más maduro, que pone un nuevo peldaño a una carrera ejemplar y sirve de continuación perfecta a un mucho más denso y aplastante “Open the mind to disconfort”. 

Otro disco memorable de un grupo memorable relegado al olvido. Un grupo emocionante. Will haven son dioses creando angustia, removiendo nuestros miedos y para los que hemos nacido con los conceptos de belleza cambiados, aquellos a los que lo triste nos hace felices, lo intenso nos relaja y lo oscuro nos aporta luz son una auténtica tabla de salvación. 

Ojalá esto sirva en pequeña medida para hacerles algo de justicia y situarlos en el lugar que por calidad y trayectoria sin duda merecen. 

Y se me olvidaba. Si habéis terminado de leer la reseña os voy a revelar el secreto. Si sois de esos que denostáis el Nu metal pero os encantan esas nuevas bandas que lo petan, corréis serio riesgo de estar escuchando Nu metal sin saberlo. Si por ejemplo sois fans de Five Finger Death Punch, os gusta el Nu metal, aunque os lo estén disfrazando de “Groove metal”. Estos, cuando se ponen “serios” son como Slipknot o American Head Charge, pero sin caretas, aunque también pintados y caracterizados, y cuando se ponen melosos son poco más que Nickelback. Si hubiesen salido en los 2000 serían Nu metal sin duda, que es lo que son. “Groove metal” eran Exhorder o Pantera o los Anthrax de mediados de los 90. Que no os engañen, despertad. Quizás sois Nu metaleros y no lo sabéis.








© Diario de un Metalhead 2018.

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