Por Jorge López Novales.
Es difícil encontrar un músico asturiano que no haya acabado delante del objetivo de Roces. Casi al mismo nivel que su enorme legado de fotos, estaba su pasión por la música y su cercanía. Yo a su lado soy un maldito misántropo de difícil trato.
El sábado se le rindió un homenaje en C.P. Eulalia Álvarez de La Felguera. No ha sido el primero, pero quizás sea el más especial porque se implicaron muchos de los músicos que se han cruzado en su objetivo. Fueron sesenta músicos y seis horas de música. Pronorte, Musical Zenit, Matteria Creativa, La Casa Furia, Erson Servicios Integrado y el Ayuntamiento de Langreo se hicieron cargo de la logística; la música y el público hizo el resto.
Una comitiva en nombre de Diario de un Metalhead hizo acto de presencia.
Los conciertos se abrieron con la presencia del grupo Gaiteros del Carbón que entraron lentamente en el C.P. Eulalia para acabar situándose delante del escenario. Interpretaron Santa Bárbara. Maldita sea, se me metió algo en el ojo.
Su amigo Fernando Casas en el escenario dedicó unas palabras y un minuto de silencio, al que siguió un frondoso aplauso. Los aplausos continuarían a lo largo de la tarde. Fue emotivo. Así comenzó este homenaje.
Más que la música de las bandas, hubo momentos para la anécdota. Entre tema y tema nos descubrieron algo que ya sabíamos, Roces era excepcional. Estaba seguro de que entre la gran mayoría de los presentes había más historias que contar con él (no nos costaría decir “nuestro”) canoso fotógrafo, un patrimonio que perdurará en cada uno durante mucho tiempo.
Me quedé un par de horas viendo como desfilaban músicos que en otras circunstancias jamás habría podido ver y con una extraña sensación saqué fotos. Además de la constancia, Roces no hacía ascos a nada.
Marché de allí a otro concierto sabiendo que la música continuaría con un fin de semana intenso como los de antes. Me imaginé con tristeza lo duro que habría sido para Roces haber dejado aparcada su cámara durante la pandemia y que justo, cuando las cosas empezaban a ponerse interesantes, nos dejaba.
Era tan brutalmente sincero como reflejaba la imagen de cada una de sus instantáneas. Reflejaban lo que veía, lo que escuchaba.
¿Anécdotas? A veces creía que había varios Roces. Te girabas lo veías apostado en un lado del escenario. No pasó pocas veces, una de ella fue en un concierto de Obús en Mieres. Te sonreía y saludaba para poco después desaparecer para seguir con otro concierto. A veces vuelvo a mirar...
© Diario de un Metalhead 2021.
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