viernes, 2 de agosto de 2019

DUNEDAIN: Memento Mori (2019, Autoed.)


Por Larry Runner.

Hace tiempo leía en el perfil de facebook de un colega de “profesión” el placer que sentía al haberse alejado, al menos por un tiempo, del negocio y poder escuchar lo que le diera la gana y no el disco de turno que le tocaba reseñar. La verdad es que creo que a todos los que nos metemos en esto, tarde o temprano nos pasa lo mismo.

Eso no es algo que me vaya a ocurrir a mí con un álbum de Dünedain. Escucho mucho menos Power Metal que hace 15 años, muy poco, lo reconozco, pero hay bandas que apetecen en cuanto te llegan y Dünedain es sin duda alguna una de ellas. 

Me confieso un fiel seguidor del grupo desde sus comienzos. Me he ido comprando todos y cada uno de sus discos ya fueran en disco largo o por entregas como aquel mágico “Buscando el Norte” de hace ya diez años. Así que cuando me hicieron llegar “Memento Mori” reconozco que llevé una gran alegría. Con algún tiempo ya en la calle, bien pensé que se habían olvidado de Diario de un Metalhead, la verdad. Me hubiese entristecido. Pero no, aquí está, y lo celebro.

Lo celebro por todo lo alto porque no hay en este disco ningún tema malo. Es de principio a fin un discazo impresionante y si bien sigue teniendo la personalidad de Dünedain, bien es verdad que el disco arriesga o experimenta algunos sonidos que le distancian de anteriores álbumes.

Abren como muy pocos se atreven, con un tema largo. “Unidos” se va más allá de los ocho minutos, pero en contra de lo que puedas pensar, no se hace largo. Los cambios son tan buenos, están tan bien llevados, que el corte se pasa volado. Cuenta además con un solo por medio que pone la casa patas arriba. Pura magia para empezar.


Con una fabulosa producción, de esas cristalinas que tanto nos gustan a los que amamos el Power Metal y que llega firmada por Dan Díez, encargado también de la mezcla y la masterización, este “Memento Mori” es un “alegravidas” de la hostia.

Como decía antes, es Dünedain de principio a fin, pero con matices. Escuchándolo te vendrán a la mente las músicas de otros grupos, lo cual sin duda alguna evita el aburrimiento. La diversidad musical es bandera en el álbum y la repetitividad de la que quizás se les pudiera acusar en anteriores discos aquí no tiene cabida.

La canción que da título al álbum tiene un pequeño deje a lo Mago de Oz. Espero que no se me enfaden, pero es lo que me recuerdan los estribillos, muy bien jugados, en otra canción con unos solos impresionantes. La acústica entra en juego también en lo que es todo un temazo.

 “A un paso del cielo” es para mí el tema estrella a la par que el más arriesgado. No me canso de escucharla. El primer día igual la escuché cinco o seis veces seguidas al llegar a ella. Con unos teclados arriesgados a más no poder que le dan un aire bailón y maquinero que quita el hipo, las guitarras rítmicas hacen que sea un tema de auténtico Heavy Metal. Los ritmos marcados desde la batería ayudan a los teclados en lo del ritmo bailón, que por otra parte aparecía aunque de forma más encubierta en "Unidos" por momentos. Es brutal y otro “sacapenas” de puta madre. Temón. Otro más.


Los estribillos de este disco están muy trabajados, ayudan a que las canciones se peguen en un disco que está estupendamente bien cantado, como no podía ser menos en un grupo con dos cantantes como Carlos Sanz y Tony. Ya sabes, nos traen como siempre los temas cantados a dúo de forma sobresaliente. Nadie lo hace así por aquí. Brutales ambos.

Como si fuera poco lo de tener dos cantantes de primer nivel, aún se han buscado colaboraciones para darle un plus más a lo que ya era un disco sobresaliente. Tete Novoa, cada día más reclamado, aparece en “El viento de la batalla”. Qué te voy a decir. Es uno de mis vocalistas favoritos, con eso ya te digo todo. Algo menos mediático, aunque también cantando de maravilla, es Rubén Kelsen de Debler, que aporta su arte en “Siénteme”, una fantástica composición en forma de balada de especial sensibilidad.

Sensacional “Eterno”, con el comienzo de voz más acústica. Empiezas a escucharla y sabes que algo gordo va a pasar. Arranca al minuto, sube las revoluciones y venga. Estribillo y otra sobredosis de musicalidad bien llevada. Otra oda al buen gusto. 

“Luchador” se presenta más cañera y con un punto de oscuridad que la hace distinta, así como sus tintes de progresivo en una onda que personalmente me recuerda a los primeros discos de Luca Turilly. Otra gran canción. Ya avisé al principio que no había ninguna mala.

“Venus” comienza en tono de balada, sube a medio tiempo y luego se arranca cañera. Al escucharla algo me dice que quizás sea mejor aún que “A un paso del cielo”. Me hace dudar. Es que está tan bien cantada y es tan Dünedain... que me encanta. Esas guitarras dobladas... ¡qué bien lo hacen!


Cierran con “Hasta el fin” un tema que bien podría venir firmado por alguna banda folk del momento, no solo por Mago de Oz. Creo que es un acierto colocarla al final, pues lleva una línea algo distinta con el resto del disco, con acústica, flautas ... Colabora con un solo bestialísimo a lo Vai Álex García, también de Debler. Me vuelve loco el cabrón. Gran aporte.

Tanto en la portada de Marcos Rodríguez (Mago de OZ, Eveth, Avalanch ...) como en las letras, DUNEDAIN, nos presenta una cara distinta de la muerte, no tan tétrica, no tan triste, más a la mejicana y la verdad, creo que deberíamos hacerles caso y verla de la misma forma. 

En definitiva, otro discazo de Dünedain como reza el último título “Hasta el fin”. Quizás mejor que “Pandemonium” y “Mágica”. Es difícil decirlo, pero igual estoy en lo cierto. Irá en los gustos. Lo que queda claro es que esta banda es cada día mejor. Y no, no es más de lo mismo. Ni de lejos.

Tracklisting:
Unidos
Memento Mori
A un paso del Cielo
Eterno
El viento de la Batalla (colaboración de Tete Novoa).
Luchador
Venus
Siénteme (colaboración de Rubén Kelsen)
Hasta el fin (colaboración de Álex García)




© Diario de un Metalhead 2019.