lunes, 19 de agosto de 2019

Realmente Irrepetible. DRUNKEN BUDDHA. Wacken 31.07.2019. Crónica y fotos.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Sergio Blanco/Larry Runner/W:O:A

Fue a finales de 2018 cuando Emma García nos llamaba y nos decía: “se han apuntado unos asturianos a la Metal Battle, unos tal Drunken Buddha”. Ni idea de quiénes son, le contestaba yo. Sí que me sonaba el nombre de haberlo visto antes en el anuncio de algún concurso (luego ya me enteré que era el Oviedo Rock), pero no contaba con que fueran un grupo que pudiese sonar jamás en mi programa de radio.

Cuando los escuché me gustaron mucho, ya de primeras. Así que mi voto fue un sí para que entrasen en las semifinales y, evidentemente, no fue el único. Se colaron en la Semifinal Norte, la de Oviedo, cuando pensaban que no iban a pasar la primera criba. De ahí, a la final de Barcelona y de repente los agobios.

Flyer promocional

Desplazarse a Barcelona era un dineral, pero al menos así saldrían de Asturias. Ese paso adelante hizo que por el camino perdieran a su bajista. Tuvieron que buscarse la vida para conseguir sustituto lo más rápidamente posible. Apareció Alex Castro y libraron la final de forma exitosa. Wacken ya estaba ahí.


Tras el éxito en la final, se pasaron por Radio Ujo. Vinieron de nuevo a Diario de un Metalhead y nos encontramos a Diego, Mario y Mike con muchas dudas. Lo de Alemania sí que les iba a salir caro, era evidente. Pero Maitane y yo logramos convencerles de que no lo vieran como un gasto, si no como una inversión y que confiaran en sus posibilidades. En Wacken se respetan todos los estilos, pero evidentemente se sabe bien de dónde vienen los actuales. Allí quizás se les valorara en la justa medida, probablemente mejor que aquí, donde todo parece que tienen que ser gritos y guturales. Podían sacar premio. Confiaron y se plantaron en el mejor festival del mundo. ¡A por ellos!

Jose Manuel preparándose para la batalla.

Allí estuvimos con ellos la tarde del 31 de julio. Antes de salir al escenario les tratábamos de motivar en el lateral del History Stage. ¿Qué necesitáis? ¿Queréis agua? Lo vais a hacer bien. Vamos a pasarles por encima ... 

El público abarrotaba el lugar. Drunken Buddha fue uno de los grupos que contó con más apoyo del respetable. La carpa del History se veía llena. Desde abajo y desde arriba intentábamos ir calentando a la gente. Por culpa de la tormenta eléctrica los horarios se habían visto modificados y el show iba a empezar media hora más tarde. Yo tenía miedo que la gente se fuera a otros escenarios. Estaba lleno y faltaban quince minutos. Pero no, no se fueron.


Por fin llegó la hora y el presentador hizo su aparición. No sé la razón, pero el tío salió motivadísimo y empezó a arengar al público y ponerle patas arriba. Saltan los Drunken Buddha, con Luis Melero al bajo, bajista de Lazarus y de Crudo que se subió al carro para echarles un cable y vivir uno de los mejores días de su vida.

Se arrancan con “Can’t Hold Your Gaze”, como en el disco. Veo medio tema en el lateral y me bajo a mezclarme con el público. Allí se quedan Víctor y Chus -sus pipas-,  por si surge algo, aunque yo abajo iba a estar pendiente también.


El público estalla con el final del tema, comienzan los acordes de “Monster” y el loco de Mike se lanza al público. La banda suena gorda, la gente se enciende, pero no lo suficiente. El frontman va a conseguir que las llamas afloren en el pit. La gente lo lleva en volandas, el tío gana en confianza y sí, de repente coge y se hace el pino entre el público. Yo nunca había visto nada igual. En mi vida. Luego lo devuelven al foso y se vuelve a subir al escenario. La locura.

Con el público entregado la banda se ve confiada, tocando mejor aún que en la semifinal y que, por supuesto, en la final. Arranca “Coming Home”. Suenan gordos pero tan tranquilos y compenetrados que no parece que estén ofreciendo el concierto más importante de su vida. Luis, al bajo, parece llevar con ellos desde hace años y no apenas unas semanas. Con tan solo unos ensayos encima es uno más y la interacción con los compañeros es constante.


Atrás en la batería José Manuel lleva el ritmo perfecto como para que todos se confíen, para que Mario Herrero deslumbre en los teclados y para que el joven Diego Riesgo se exhiba a la guitarra clavando los solos y arranque el grito de alguna loca. 

“Medicine Men” es el golpe definitivo. Observo que algunos jurados toman notas y ponen buena cara. Algunos no disimulan su entusiasmo y se unen al agitado de cabezas. Detrás de mí tengo a dos, por eso lo digo. El grupo está gustando, lo están haciendo muy bien y Mike no para de acaparar miradas con sus bailecitos, lanzadas de micro al aire del histórico escenario, sus desparrames por el suelo y toda clase de movimientos de esos que te hacen pensar “quiero ser como tú, hijo de puta”. Brutal.


“Strangers & Fools” suena entre gritos y con la audiencia feliz y entregada. Antes de que termine vuelvo a colarme a la trasera del escenario. Quiero estar con ellos en cuanto termine. Sergio Blanco me acompaña. Va a hacerles la foto finish. 

Se acaba todo. Abandonan el escenario. Abrazos, besos y hasta alguna lágrima. Todos emocionados, salvo José Manuel, que suelta muy serio y sin mostrar ni un solo gesto de emoción:  “joder, salionos un bolo de puta madre”. No se puede ser más grande. 


Fue sin duda el momento más especial del mejor Wacken que he vivido nunca. Catorce ediciones y muchas emociones detrás, pero sin duda esta de las más grandes. Y es que, de verdad, que les vi en el podio en ese mismo momento. No fue aquello de decir “ganamos”, pero sí que fue como un pálpito de sentir “vamos a estar ahí”. Y así fue, tercer puesto. Bolazo.

Sin duda alguna un enorme día para no olvidar jamás, porque esa misma tarde disfruté también de Angelus Apatrida y Crisix. Ver un backstage tan lleno de caras conocidas creo que será irrepetible. Como el bolo de Drunken Buddha. Enormes.

Set-list:
1. Can’t Hold your Gaze
2. Monster
3. Coming Home
4. Medicine Men
5. Strangers & Fools

Programa del festival.


Diego Riesgo y Luis Melero recogiendo el premio.


Drunken Buddha & Crew en el Artist Village de Wacken.

© Diario de un Metalhead 2019.