sábado, 25 de marzo de 2017

SOEN: Lykaia (2017 – UDR Music) Suecia.


Por Diego Rodríguez Liébanas.

Los inicios de SOEN se remontan a 2004 pero no es hasta 2010 cuando el proyecto adquiere la entidad de banda propiamente dicha presentando una formación estable de la que formaba parte una base rítmica de lujo: El batería Martin Lopez integrante de unos primigenios AMON AMARTH y, posteriormente, de la época dorada de OPETH, y el bajista Steve DiGiorgio, miembro en diferentes épocas de leyendas como DEATH, TESTAMENT, OBITUARY, o ICED EARTH. 

En 2012 sacan a la luz “Cognitive”, un álbum que les pone en el mapa de eso que podríamos denominar Prog Metal Alternativo, status que se confirma y amplía en 2014, ya con DiGiorgio fuera, con el álbum “Tellurian” una obra que, si bien no les abrió las puertas del gran público, sí que les confirió una sólida y nutrida base de fans. De aquellos incipientes SOEN de 2010 actualmente permanecen en el seno de la banda el mencionado Martin Lopez y el magnífico cantante Joel Ekelöf. A ellos se han ido uniendo el guitarrista Marcus Jidell, también en AVATARIUM y ex miembro de ROYAL HUNT, el bajista Stefan Stenberg y el teclista Lars Ahlund. Así que esta formación: Lopez, Ekelöf, Jidell, Stenberg y Ahlund, es la responsable de “Lykaia”. ¿Lykaia? Se refiere a Las Liceas, fiestas de la Antigua Grecia que se celebraban en las faldas del Monte Liceo cuyo objetivo era conseguir, cada nueve años, el paso de hombre a lobo y viceversa a través de diferentes rituales como el canibalismo o el sacrificio humano ingiriendo carne humana mezclada con carne de lobo. De ahí procede la idea para la minimalista pero lograda portada realizada por Álvaro Cubero. 


Según declaraciones del propio Joel Ekelöf en una entrevista realizada por Alex Millazo para Heavy Music Artbook que he traducido como mejor he podido porque me ha parecido interesante “el álbum se basa en experiencias personales y es muy sincero. Se trata de establecer un punto y aparte con nuestras vidas pasadas. Nuestros álbumes anteriores eran más conceptuales pero “Lykaia” es concebido más como una purgación. El proceso de grabación fue analógico, sin edición ni cortes innecesarios. En toda buena música hay un elemento que no puede ser controlado o calculado. Esa parte mágica quizá proviene de una energía más alta. Se debe tener cuidado de no tocar esa influencia en el proceso de edición. La idea es que puedes huir de la estela de los hombres como un lobo o seguirla como un perro. También puedes ser un hombre individual y seguir tu propio camino interior. Esa disyuntiva está a día de hoy más vigente que nunca.”

El álbum se sumerge en aguas propias de un Metal Progresivo con un carácter tranquilo y sosegado que nunca pierde de vista que el todo es más importante que las partes. Es por esto que no se prodigan en demostraciones o virtuosismos sino que el tema está por encima de todo consiguiendo una reconfortante y estimulante sensación de unidad y de fluidez que es indispensable para lograr pasajes bellísimos a lo largo de cada uno de los temas. Lo que nos ofrecen no es música para mover el cuello a toda leche o para disfrutar de la adrenalina ya que no es ácida, agresiva, rápida, oscura o peligrosa pero sí te incita a dejarte llevar y disfrutar del trayecto ya que es elegante, profunda, variada, sugestiva y muy atractiva invitándote de una manera clara y concisa a la introspección.


Pero… ¡Ojo! No es una mojigatería ni una obra de alta cocina únicamente al alcance de los paladares más exquisitos y sofisticados. ¿Cómo puede un álbum de este talante engancharte? Pues ya te digo yo cómo: Gracias a un vocalista como Joel Ekëlof que te seduce desde el minuto uno hasta que caes rendido a sus pies. ¡Qué nivel, por favor! Es para aplaudirle en su cara cinco minutos y agradecerle esas melodías magnéticas e inspiradas pero también muy accesibles que campan por todo lo largo y ancho de la obra. Para que dejemos un poco de lado el terreno de las alabanzas y del comepolleo en el que me he metido, os diré que me recuerda cuando se viene arriba, sin su histrionismo, al mejor Serj Tankian pero más templado, por supuesto, y también a Maynard Keenan, de TOOL, banda cuya influencia se encuentra desperdigada por todo el trabajo. 

Los temas, sobre todo los seis primeros, son de una calidad indiscutible y están aderezados con unos riffs  y unos solos de guitarra muy conseguidos. Unas canciones tienen empuje y dinamismo mientras que otras son más íntimas pero me gustaría destacar dos. Por un lado tenemos a “Jinn”, un gran tema que comienza suave y lánguida para ir cogiendo cuerpo poco a poco introduciendo unos arreglos en clave oriental que no son la única vez que tienen cabida en el disco y que logran el efecto deseado. Y por otro lado tenemos a la joya de la corona: “Lucidity”. ¿Balada? ¿Metal Alternativo? ¿Siquiera Metal? Ni idea. Sólo os digo que es la joya de la corona. La escuchas y no te la quitas de la cabeza. Sutileza, suavidad, delicadeza a raudales para un tema que deja huella y que vale por sí sólo la compra y escucha de un álbum sobresaliente.






© Diario de un Metalhead 2017.