By Diego Rodríguez Liébanas.
Internet ha
supuesto un ciclón de dimensiones descomunales para el mundo de la música en
las últimas dos décadas. Si entráramos a debate saldrían a relucir argumentos de
todo tipo pero una cosa es clara: DEATH DEALER, al igual que otras muchas
bandas, no existirían sino fuera por internet. Así que hubiera sido
inconcebible sin las nuevas tecnologías que Sean Peck, cantante de la banda
californiana Cage, iniciara un proyecto con el guitarrista Stu Marshall,
residente en Australia, y ambos propusieran a Ross “The Boss” Friedman
(Dictators, ex Manowar), que vive en Nueva York, formar una banda y que esta
sacara a la luz dos discos en poco más de dos años cuando todos viven a miles
de kilómetros de distancia. Acompañan a los anteriormente citados un bajista
experimentado como Mike Davis (ex Halford y ex Lizzy Borden) y Steve Bolognese
a la batería.
El camino que está
siguiendo DEATH DEALER viene predeterminado por la combinación que resulta de ajustar
las apetencias y gustos de los tres creadores de la música que tiene la banda.
Por un lado tenemos la velocidad agresiva de los Cage de Sean Peck y por otro,
la épica, la melodía y la consistencia que le gusta a Ross The Boss. Ellos son
los dos miembros más conocidos de la banda pero cometeríamos un error si
obviásemos la labor Stu Marshall. Escuchando el trabajo que ha realizado el
australiano como cabeza pensante de su banda powermetalera Paindivision nos
damos cuenta de que tiene más responsabilidad en el sonido de DEATH DEALER de
lo que podríamos pensar a priori. Así, el resultado es una banda situada a
medio camino entre el Power Metal y el Heavy Metal siempre en su vertiente
americana con algunos ramalazos a lo Vicious Rumors y otros a lo Metal Church
aunque Judas Priest también están ahí.
El primer tema, Gunslinger, tras una pequeña
introducción en plan épico, comienza veloz y potente pero con mucha melodía
además de esa parte acústica con arreglos viento que obtiene un buen resultado.
Escucho Break The Silence y parece
talmente una composición de los Judas Priest más actuales. We need a plan of attack! We have a plan: ATTACK!! Así comienza
el tercer corte enfatizado por el sonido del vuelo de un caza militar de fondo.
Velocidad pero combinada con otras partes más pausadas. Esa va a ser la tónica
a lo largo del disco, una combinación de velocidad, agresividad, melodía y
momentos más pausados y épicos como el comienzo de Seance, con un inicio en el que es protagonista la voz de Sean Peck
y después se combinan diferentes rangos de velocidad alta y unas guitarras
rítmicas de nivel. Después de la acústica de un minuto Llega el diablo, nos topamos con The Way Of The Gun, marca de la casa Friedman, épica, crujiente y
con un par de solos muy acertados.
a medio camino entre el Power Metal
y el Heavy Metal
Seguimos con
K.I.L.L. en el que la banda saca todo el arsenal y lo pone encima de la mesa
convirtiéndose en el tema más rápido y agresivo del disco. I Am The Revolution, una de las destacadas, es un tema 100% Heavy
Metal americano con toques Power y seguimos con esas mismas premisas aunque con
resultados inferiores con Total
Devastation, a través del cual comprobamos que los arreglos orquestales les
han quedado un poco flojos, y con The
Anthem. Sean Peck es uno de esos cantantes que parece que se cayó de
pequeño en una marmita llena de voz. Demuestra corte tras corte que se mueve como pez en el agua rodeado de
velocidad y ejecutando las partes más agresivas pero que también tiene la
suficiente capacidad para adaptarse a los medios tiempos y a rangos más
melódicos con resultado sobresaliente. Es un cantante excepcional. El disco no
flojea al final sino todo lo contrario. Los tres últimos están entre lo mejor. Corruption Of Blood es un tema rápido
que recupera el pulso con un estribillo inspirado. Con un rollo diferente
aparece Skull and Crossbones en el
que cruzan el charco y adoptan la forma europea de entender el Power Metal. Y
no había mejor manera de acabar que con un temazo como U666 a través del cual la banda nos ofrece un compendio de todas
las virtudes que nos puede ofrecer DEATH DEALER a día de hoy.
DEATH DEALER ofrece
a través de Hallowed Ground un trabajo extenso, sólido y no exento de momentos
inspirados. Es un disco que ronda la hora de duración y que está formado por
trece canciones que no se te hacen pesadas a pesar de algún que otro bache que
la banda supera sin problemas. Esperemos que esta formación perpetrada al
amparo de internet siga adelante ofreciendo trabajos tan disfrutables como este
y se aventuren a girar de vez en cuando como ya hicieron hace unos meses
actuando en varios países de Europa.
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