viernes, 6 de noviembre de 2015

THE BOOK OF SOULS: ¿UN TRUÑO COMO UN PUÑO O UNA OBRA MAESTRA?


By Antonio Valseca.

El hecho de no escuchar una unanimidad sincera sobre el nuevo disco de Iron Maiden me ha llevado a hacer una reflexión personal sobre el mismo en la cual dejo a un lado su status actual para calificarles como un viejo profesor ochentero. 

Hace unos minutos estaba leyendo una entrada en el blog de mi amigo y mentor Mariano Muniesa sobre el nuevo disco de Iron Maiden en la que relataba que había necesitado dos meses de escuchas completas para poder, por fin, hacer una crítica del mismo. Y no le quito razón pues ‘The book of souls’ no es un disco del que poder hablar con sinceridad tras escucharlo una única vez y creo que la paciencia de mi maestro para escucharle y analizarle es la única forma de dilucidar si es un truño como un puño (según la mitad de sus seguidores) o una obra maestra (según la otra mitad). 

Me considero uno de los mayores fans de Iron Maiden hasta tal punto que mi vida, mi día a día y el trabajo que me da de comer, absolutamente casi todos los aspectos de mi vida, giran alrededor de ellos. Por eso precisamente me gusta alabarles cuando hacen algo grande pero también criticarles cuando no lo hacen. Con esto quiero explicar que esta reflexión sobre su último álbum está escrita desde el más profundo respeto para la que a mis ojos es y será la banda más grande que ha dado el Heavy Metal en toda su historia. 

Supongo que a estas alturas de la película a nadie le habrá extrañado que el disco haya llegado a nº1 en multitud de países y que se haya convertido en su mejor vendido, así como tampoco le ha de extrañar a nadie que el siguiente supere en ventas a éste y así sucesivamente… Son no una ni dos generaciones de fanáticos de la doncella sino tres y cuatro las que compran sus discos y eso, quieras o no, se traduce en ventas. A día de hoy cualquiera cosa que editen Maiden (dvd, disco, figuras…) se convertiría en multiventas con toda seguridad; pero no es oro todo lo que reluce…


En su discografía ha habido discos que han llegado al número 1 por méritos propios como las obras maestras ‘The number of the beast’ y ‘Seventh son of a seventh son’ y otros que lo han hecho quizá más por el momento en el que se han lanzando que por su calidad global tales como ‘Fear of the dark’, ‘The final frontier’ o este ‘The book of souls’.

Los dos números uno de los ochenta fueron álbums perfectos de principio a fin que crearon un hito dentro de la historia del Heavy Metal a los cuáles no les sobra ningún tema (si nos ponemos muy tiquismiquis ‘Gangland’ y ‘The prophecy’ podrían sobrar…) . Pero corrían otros tiempos en los  que había que demostrar los cojones andando y no valía con vivir de las rentas o del nombre. ¿Si no cómo se explica que discos de la misma talla tales como ‘Powerslave’, ‘Piece of mind’ o ‘Somewhere in time’ no consiguiesen ser número 1?, ¿alguien duda de que si se editasen hoy en día lo serían?
Sin embargo sus números 1 de los 90 y los 2000 no convencen a todos por igual. 

Si miras en perspectiva ‘Fear of the dark’ es un disco irregular en el cuál 5 de 12 canciones son perfectas (‘Be quick or be dead’, ‘From here to eternity’, ‘Afraid to shoot strangers’, ‘Wasting love’ y ‘Fear of the dark’) al tiempo que las 7 restante han caído completamente en el olvido (¿quién se acuerda de canciones como ‘The apparition’ a la hora de elegir un set list en directo?). Pero ‘Fear of the dark’ salió a la venta en un momento en el que el Heavy Metal comenzaba a caer cuesta abajo y sin frenos y Iron Maiden lograron fraguar un disco que fue lo mejor de lo mejor del momento y que les llevó a poner un punto final a su exitosa carrera de clásicos encumbrándoles de nuevo a lo más alto.

Algo que me chocó mucho en su día fue que ‘Brave new world’ sólo llegase a un injusto número 7 dado que aunaba tanto calidad como un momento idóneo para devolver al sexteto a lo más alto. Pero el paso del tiempo me dejó claro que fue tras la edición del directo/documental ‘Flight 666’ cuando Iron Maiden se convirtieron en un completo fenómeno de masas al 100% que traspasaba las barreras del heavy metal al uso consiguiendo que cualquier disco de estudio que editasen desde ese momento consiga el número 1. Puede que se haya convertido más en una cuestión de cifras que en una de calidad, no lo sé.

Todo esto lo digo porque aunque veo lógico que ‘The book of souls’ se haya convertido en superventas en todo el mundo dado lo que a día de hoy significan Iron Maiden y teniendo en cuenta su ilimitada legión de fans en el planeta creo que no es un número 1 sincero o merecido del todo.

Por una parte me alegra que Iron Maiden sigan editando discos y nos permita seguir teniéndoles en la carretera al igual que me sorprende que se atrevan a seguir innovando en un momento de su carrera en el cuál no le tienen que demostrar nada a nadie. Pero siendo sinceros creo que la calidad de ‘The book of souls’ dista mucho de la de aquellos merecidos Nº1 ‘The number of the beast’ o ‘Seventh son of a seventh son’.

En mi caso, tras esos dos meses de escuchas completas concluyo que el disco tiene grandes canciones como ‘Speed of light’ , ‘The red and the black’, ‘The book of souls’ o ‘Death or glory’ (aunque a su mayoría les sobre más de la mitad de su minutaje) pero otras tantas como ‘Tears of a clown’, ‘The man of sorrows’ o la sobrevalorada ‘Empire of the clouds’ acabarán cayendo en el olvido.


Analizando el disco con tiempo, con paciencia, y con plena sinceridad descubres matices de calidad y una esencia que no sacas a la primera escucha pero también te acabas dando cuenta de que sobran infinidad de cosas. La producción no le hace justicia para nada dado que no suena con esa chispa de sonido que siempre ha caracterizado a la doncella dejando visible que es hora de que otro productor tome el mando de la nave y saque de ellos el sonido que merecen. El hecho de que hayan improvisado gran parte de los temas en estudio hace que las canciones en muchos casos se hayan alargado hasta la saciedad sin aportar nada bueno y animo a todo el mundo a que pruebe un experimento simple que consiste en recortar el disco con un simple programa de edición quitando todos esos riffs que alargan y alargan los temas, entonces te quedan temas cortitos  y directos que aumentan de calidad. Y donde más ha afectado esa improvisación es en el sonido de los insulsos solos de guitarra que rellenan el álbum y que antes eran marca de la casa.

Esto no es una crítica al disco, ni una caza de brujas ni nada por el estilo, es una reflexión. Me gusta ‘The book of souls’ y le escucho a diario pero también me gustaría que hubiese sido más corto y más trabajado, algo que me lleva a determinar que en este caso puede que el nº1 haya sido una cuestión de cantidad más que de calidad. ¿O alguien piensa sinceramente que está a la altura del number o el seventh son?

Up the irons por mucho años, que siga habiendo muchos discos y muchos números uno pero que no perdamos el norte dando dieces a discos de 5.  NI un truño como un puño ni una obra maestra sino un punto intermedio, siendo sinceros. 

© Diario de un Metalhead 2015. 

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