By Sonia M.
Desde Barcelona y
de la mano de Discos Macarras, nos llega una propuesta cargada de mala leche y
sobre todo de puro hard rock añejo, con toques sobre todo de Motörhead, pero
sin olvidarnos de puntazos más stoner, otros más Black Sabbath y dejes de los
primerizos AC/DC. MEMEST nos presentan su Bastards and Liars, el
cual personalmente divido en dos partes.
Una primer más
directa, más Motörhead, más mala leche. Hard rock sucio hasta el corte quinto,
y una segunda parte más oscura y tenebrosa desde My Friends hasta The Man Who Never Cries, con toques stoner, muy Black Sabbath por
momentos, doom, pesado, persistente, que pega totalmente con las letras oscuras
y depresivas en algunos momentos, donde la esperanza ya se ha perdido.
La primer parte
comentada está cargada de energía, a saco. Su propósito claro es el de
engancharte desde el primer corte Bastards and Liars, para que no
puedas soltarte con facilidad. Un tema directo y que se te pega a la primera.
Carlos "Kilmister" (guiño-guiño) nos presenta ese registro de
taberna, de voz cascada que pega tan bien con estos ritmos sucios pero sin
perder un ápice de elegancia. Hills and Abysses mantiene la tensión
del primer corte, aunque con un ritmo más juguetón mientras que Black
Wings comienza tímido, como si no quisieran arrancar las guitarras hasta
que explota en una amalgama pesada de riffs y batería a las revoluciones más
bajas que se pueda, acercándose a esa tónica que reinará en la segunda parte
del disco.
Y cierra esta
primera parte We Love Rats donde la masacre sonora no tiene piedad
alguna, donde sucumbirás a los coros y al ritmo frenético que le mete Daniel a
los parches con unos enloquecidos Jaume y Carlos a las guitarras. Mi favorita
del disco sin pestañear.
En la segunda parte
encontramos One God y My Friends , las dos bastante stoner/doom y ésta última con
una letra bastante triste quizás: "¿Dónde están mis amigos? Están
borrachos, están muertos. El teléfono está silencioso una noche más, la lámpara
me asusta, sueño sobre hoy, pero ayer soñaba lo mismo, repetí el circulo del
dolor". La más alegre de estas cuatro es la que cierra el disco, al menos
instrumentalmente The Man Who Never Cries y Poor People que le imprime un poco de velocidad al asunto. (Oh, gente pobre emborrachándose...)
Y si, me gusta más
la primera parte del disco, es que ese gamberrismo sonoro me apasiona. El
cuerpo sufre espasmos que necesitan liberarse.
Impecable el
trabajo de los cuatro. De Carlos a la voz y guitarra, de Jaume a la otra
guitarra, de Anselm al bajo y de Daniel a la batería.
En definitiva,
todos somos unos "bastardos y mentirosos".
© Diario de un Metalhead 2015
+ Discos Macarras aquí
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