miércoles, 28 de enero de 2015

CEMENTERIO: Luna Hiena (2014- Discos Macarras). C. Valenciana



Navegando por las fauces de Discos Macarras me topé con CEMENTERIO, intrépidos valencianos que lanzaron nuevo material en el recién terminado 2014. Su segundo disco tras Cielo y Resplandor en 2010 y un split en 2012 con Mentat. Aquí tenemos casi media hora apasionante. ¿Y cómo he acabado con esto yo entre oreja y oreja? No me lo puedo explicar, la atracción ha sido inevitable, para ser sincera. Bajo la etiqueta de Sludge/stoner/doom lo primero que me enganchó al escuchar el primer corte de este Luna Hiena fue su sonido pesado y ultra grave. Fue como meterse en la boca del lobo y disfrutar de ello en vez de huir despavorida y asustada. Una auténtica demencia sonora adictiva y preocupante.

orgía de riffs maquiavélicos

Ese sonido tan pesado, persistente, envolvente y hasta a veces esquizofrénico me ha engatusado sin remedio. Voz desgarrada de Ángel, pulcramente acompañada por los afilados graves de la guitarra de Topocho. Ritmos que hipnotizan y que a su vez se asemejan por momentos a marchas fúnebres. Acabas sucumbiendo a esa pesadez sonora, a esa oscuridad latente y sin remedio. Te va seduciendo sin que te des cuenta y terminas el disco, tarumba pero con ganas de volver a entrar en la cueva, de enloquecer con esos ritmos que parecen jugar con tu cerebro. Puro CEMENTERIO demente.  


Títulos tan poco habituales como Entre Descansos (adictiva), Luna Hiena (que puede parecer la más amable de las ocho, pero no os lo creáis mucho), o Muerte por Omniscencia nos muestran que no estamos ante un trabajo cualquiera. Media hora de subidas y de pocas bajadas, no hay piedad. Niveles críticos de locura y orgía de riffs maquiavélicos. Parece ser que se han dado un festín en cuanto a crear un monstruo acojonante. No se pisa el freno en ningún corte prácticamente, desde el minuto uno con la enloquecida Entre Descansos (tema que me metió de lleno en esta obra), como Desengaño Numérico como la increíble Solus Interpares, en la que al final del corte encontrareis la locura máxima, derroche de pérdida de conciencia, amasijo de hierros, amalgama infernal. No sé describirlo, es una sensación caótica, inestable y a la vez placentera. 

Asequible para todo aquel que sea amante de estos géneros o que quiera zambullirse en cosas nuevas como he hecho yo. No me quedo con ninguna porque los ocho cortes son terriblemente adictivos y nocivos para las neuronas. Y es inevitable acabar sucumbiendo a ellas, tras unos "descansos". 





© Diario de un Metalhead 2015.

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