jueves, 11 de junio de 2020

El fin de la música en directo.


Por Larry Runner.

La nueva realidad nos traerá salas llenas. Todo el mundo está esperando por la música en directo. Ya era hora. Por fin veremos las salas de conciertos repletas hasta la bandera. Adiós a esos tristes bolos de 30 ó 40 asistentes a festivales con cuatro bandas.

¿Alguien se lo cree?

Si algún día los conciertos de metal vuelven a celebrarse como hasta ahora los disfrutábamos no creo que de repente los metalheads se vuelvan locos y llenen las salas. Si nunca ha ocurrido, menos aún va a suceder ahora. Es más, con las normas de eso que llaman “la nueva normalidad” tengo miedo que los conciertos sencillamente desaparezcan.

Sí, puede que asistamos al fin de todo un género, de todo un estilo y si no al menos de lo que es un modo de vida. Los conciertos en vivo desaparecerán porque no creo que ir a una sala a sentarse a 2 metros de tu colega más cercano vaya a ser la solución. Jamás podrá ser viable, con lo cual, adiós al negocio. Las cosas cambian y sí, pueden desaparecer como primero el BETA y luego el VHS. Algunas volverán, como el vinilo y otras se mantendrán aunque nunca será lo mismo como con el DVD.

Veo a gente disparando contra el fútbol. Eso amigos míos sí que es religión. La gente amante del fútbol o de un equipo es fiel y apoya incondicionalmente. De momento los partidos serán sin público, pero el empuje de los futboleros jamás lo tendrá el metal, ni siquiera la música en vivo en general. Por eso las cantidades que se manejan en ese negocio no tienen comparativa con ningún otro. Es lo que hay. Las entradas para el fútbol son muchísimo más caras que para los conciertos. Los estadios se llenan, las salas, no. Ahora y hasta sabe Dios cuando el fútbol será televisado. Veremos las audiencias, pero seguro que funcionará. Sin embargo los conciertos en streaming son un auténtico fracaso. El sábado me enchufé a uno de una banda sueca y sólo éramos 17 conectados a la virtual sala. 17 de todo el mundo. Peor imposible, porque además era gratis, podías pagar “la voluntad”, y ni así.

Es verdad que hay bandas de renombre que han logrado conectar a algo más de 1000 personas en estos días, algunas estatales. Hablamos de bandas que llenan La Riviera y ya no digamos salas de ciudades más pequeñas. ¿Dónde estaba el resto de la gente?

No es lo mismo y jamás lo va a ser. La gente acude a un concierto para disfrutar de la música en vivo, verlo en la pantalla de un ordenador es lo mismo que enchufarte un DVD o verlo en youtube. Ni puta gracia tiene. Eso por no hablar de que lo ves en un sofá sentado y no abrazado a los colegas brazo en alto y cerveza en mano.

Con los festivales pasará lo mismo. ¿Alguien se imagina el Resurrection Fest sentado a una mesa en medio de la pradera? ¿Cuántas mesas hay que habilitar? ¿De verdad pagaríais por ver a Slipknot sentados como si estuvierais en el especial de nochevieja de la 1?

¿Y que será de los músicos profesionales, los técnicos, promotores y de todos los que viven del negocio? Aunque soy asturiano, te voy a responder a la gallega. ¿Qué fue de los tipógrafos o los escanistas en las imprentas? ¿Qué fue de los pregoneros? ¿Qué fue de los afiladores? ¿Y de los vendedores de enciclopedias?

Todo es aún una incógnita y no podemos rendirnos, pero sí que hay que ser conscientes de que las cosas pueden cambiar en la vida de forma drástica y la música en vivo no tiene porqué ser una excepción. Puede ocurrir.

De todas formas creo firmemente que todo será cuestión de tiempo. Si vamos a poder viajar en avión, a cojones que nos tienen que dejar volver a las salas a ver los conciertos como nos apetezca. La famosa "desescalada" nos llegará. Porque no sera mi generación la que acuda al fin de la música en directo. 

© Diario de un Metalhead 2020.

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