miércoles, 3 de julio de 2024

Señores: lo siento por ustedes.


📝 Larry Runner.

Verano, época de festivales y de críticas sin control, en caliente, sin pararse a pensar.


El calor trae consigo los macrofestivales que tanto nos gustan, pero con ellos siempre llega la tormenta de críticas y hasta de mensajes de odio. Aversión por lo desconocido o por lo diferente, algo que está claro va relacionado de forma directa con la raza humana. El metal no se libra. Hay miedo por lo que viene que va a terminar con "lo de siempre".

Estos días le toca al Resurrection Fest por innovador y en agosto le tocará al Leyendas por todo lo contrario, como le ha pasado recientemente al Rock Imperium o le pasa cada año al Rock Fest de Barcelona. 

Los de más avanzada edad quieren volver a ver a los de siempre, a los Accept, Judas, Megadeth, etc. Grupos con media de edad entre sus miembros más propia de ir a bailar a los desguaces de Benidorm que de estar sobre un escenario le pese a quien le pese. Músicos que en muchos casos son ya no padres, si no incluso abuelos de otros músicos. Grupos que cualquiera que se diga fan del Heavy Metal ha visto en repetidas ocasiones si tuvo el más mínimo interés en mover su viejo culo del sofá o del bar de la esquina de su calle. Que hay mucho "jevi" old school que no se mueve ni a la sala que está a 500 metros de casa para ver a una vieja leyenda de esas que dice amar. 

Muchos de estos fans del Heavy Metal tradicional viven estos días un incesante escupir de mierda contra los festivales que apuestan por estilos más modernos, por innovar, por las nuevas tendencias que vienen empujando fuerte o que están de moda y que gustan a los más jóvenes, a una nueva generación de metaleros de distinta mentalidad y distintos gustos. Lo mío es lo mejor y lo que viene detrás una basura. Como me decían a mí algunos cuando empecé a escuchar a Iron Maiden y Barón Rojo los que amaban a Free, Grand Funk Railroad o Bad Company.

Las críticas llegan ya no sólo a festivales y organizaciones. Evidentemente disparan también contra algunas bandas, llegando a un punto en que se insulta a todo lo que tiene que ver con aires de modernidad, aunque algunos grupos lleven casi 20 años girando. Es tal el desconocimiento de la escena que no saben absolutamente nada de lo que se ha cocido en el mundo del metal desde el "Fear of the Dark" en adelante. Lo último de Dio que escucharon fue el "Mágica".

Para ellos los nuevos discos de Iron Maiden son una mierda, Bring Me the Horizon son basura y estamos perdidos si grupos como Angelus Apatrida, Ankor o Crisix son el futuro del metal estatal.

Pues señores, es lo que hay. Vayan pensando ustedes en ir reservando plaza en el asilo porque ni sus hijos les van a soportar tanta amargura. El mundo no se va a parar y los nuevos promotores no van a aguantar a estúpidos engreídos como Yngwie J. Malmsteen incapaces de convocar a suficiente público en una sala como para pagarles sus trasnochados cachés y delirios de grandeza.

Se acaba una era y el que no se quiera subir al carro, ya sabe lo que le queda, irse a Benidorm a ver alguno de los escasos tributos rockeros que quedan por alguno de los bares. Pocos. El Rock está desapareciendo hasta en esos sitios. 

Grupos como Crisix o Angelus Apatrida -no meto a Ankor o similares en la ecuación porque son muy modernos y no voy a exigir tanto a los mayores- son los que están tirando del carro. Hacen Thrash Metal, un estilo de lo más tradicional, y lo hacen tan bien como para tocar ya más fuera que en su propio país. Como para reventar escenarios en Alemania o Francia mayores que los de aquí. Si no respetan ni siquiera a chavales que apuestan por los sonidos de siempre, perdidos estamos. Angeles del Infierno, Barón Rojo, etc, son el pasado y les queda poco, casi nada, por aquí. Así que o se suman a lo que viene, o se pudrirán en la nostalgia de su salón viendo videos de décadas atrás.

Con ustedes ni se crea metal ni se transforma. Se autodestruye. Por fortuna son muchos los que no lo van a consentir, van a tener que hacerse a un lado.

Señores: lo siento por ustedes.

© Diario de un Metalhead 2024.

No hay comentarios: