30 de junio de 2006. Axxis entran con aires de estrella -lo que son y más aún lo eran por entonces- en el backstage del Festival Derrame Rock. Bernhard Weiß, vocalista de la banda ve a mi chica y grita: “¡María!”. Cinco años habían pasado desde que mister Weiß había hablado por primera y única vez con ella y ... se acordaba.
En 2001 nos bajamos a Moncofa, a Castellón, a vivir el Festival Rock Machina, probablemente el festival estatal en el que yo más haya disfrutado jamás. Allí vivimos un 28 de julio una de las jornadas más increíbles que yo recuerde. Recuerdo que abrieron los desaparecidos User Ne cuando el sol castigaba de lo lindo en la sobremesa. Ese día disfrutamos de Blaze, que giraba con su primer disco en solitario tras salir de Maiden, de Gamma Ray que estaban en un momento de los más dulces, de Kamelot, de In Flames ... fue antológico. Habíamos bajado en avión hasta Alicante y alquilado un coche allí para subirnos al festival. Por entonces no teníamos aún vehículo propio, así que nos liamos la manta a la cabeza. Mereció mucho la pena. Lo pasamos de miedo y salimos de allí fans, para siempre de Axxis.
Apenas unos meses antes les habíamos visto por vez primera en la Quattro de Avilés. Aquella noche se comieron a Pink Cream 69 y a Tierra Santa a pesar de abrir la velada. Ellos fueron los que provocaron nuestra visita a Moncofa. Queríamos verles otra vez y el marco era incomparable, así que no dejamos pasar la oportunidad. Lo gozamos con su música y con el show del grande de Bernhard Weiß y su folio lleno de frases en castellano para ganarse al público. A fe que lo consiguió, como siempre hace.
Un par de días más tarde, tocaba regresar a casa de las mini-vacaciones. Tomamos un vuelo Alicante-Asturias vía Madrid, la opción más barata. Llegamos al aeropuerto de Barajas y cuando nos dirigíamos por uno de esos largos pasillos mecánicos vemos que en el sentido contrario venían ellos. Venían los Axxis. Evidentemente que al cruzarnos hicimos el papelón, ya sabéis. Ondeando los brazos en plan adoración y cantando “Axxis, Axxis”. Los tíos se mondaban. Faltaban aún años para que las cámaras digitales y los móviles con cámara existiesen. Así que corrimos con nuestra pequeña cutre-cámara de fotos a buscar una tienda del aeropuerto donde nos colocasen un rollo, pues con los nervios no atinábamos a poner el carrete. Una vez colocado fuimos a cazar a los alemanes. Les pillamos al lado de su puerta de embarque. Tenían aún una hora para subirse al avión, así que aprovechamos, nos hicimos unas fotos y estuvimos de charleta con ellos. Fue mágico. Unos tipos encantadores. Hablamos un poco de todo, pero sobre todo, de música y de cómo nos veían a los metalheads españoles. El recuerdo es imborrable y si ya éramos fans, aquel día subimos de grado.
Un lustro más tarde de aquella fenomenal experiencia mañanera en Madrid, Axxis se vinieron al Derrame Rock de Pravia. Hice las veces de runner para ellos aquel día y me tocó ver el partido Alemania - Argentina de Cuartos del Mundial con ellos en el hotel porque “hasta que no se acabe el partido, no vamos a probar”. No recuerdo si probaron, pero sí las prisas porque al final Alemania pasó por penaltis. Fue eterno. Por cierto se acordaban de mí y de lo del aeropuerto, pero no de mi nombre, la verdad.
Acabado el partido, bajamos a Pravia y al entrar al backstage, ocurrió la anécdota del principio. Bernhard Weiß se acordaba de ella, “María” y con ellos compartimos un buen rato aquella tarde y también por la noche. El concierto fue apoteósico.
Desde entonces les hemos visto algunas veces más, hasta en su país, como aquella vez que en Wacken Bernhard tuvo el detalle de decir unas palabras en castellano para los hispanoparlantes presentes. Siempre cumplen, su show merece mucho la pena.
No soy objetivo ni con ellos ni con su música. Me encantan, no tienen disco malo y para mí son de lo más grande del viejo continente. Les adoro, a pesar de que poco queda ya de los Axxis que yo conocí. Por eso este jueves voy a ir a verles a Oviedo, y por conciertos como este es por lo que yo apoyaré a gente como Pachi. Eternamente agradecido a él por apostar por traerles y a la banda por seguir peleando a pesar de los sinsabores y lo duro que ha sido llegar hasta aquí.