By Larry Runner.
Si no me equivoco, éste es el tercer trabajo de los canarios NATRIBU. Los dos primeros no me gustaron nada y este tercero no es que vaya a pasar a los anales de la historia del heavy español, pero al menos aprueba. Creo que los temas están un poco más trabajados y Chapi Solla hace un mejor papel que en los trabajos anteriores, consiguiendo en Gritando en Silencio hacérselo pero que muy bien. En La Carta y Destripando Mi Destino las líneas vocales se convierten en demasiado lineales y pasa sin pena ni gloria, aunque encuentro las composiciones bastante mejores que en su anterior Tiempo de Cambios.
Sí, la banda va madurando y a buen seguro que de tener una producción un poco más fina el disco podría quizás llegar a llamar la atención, aunque de todas formas tiene algunos detalles más que destacables que conviene resaltar.
En Juegos del Hambre, el cuarto de los cortes, se incluyen unos coros infantiles al final que arropan a Chapi. Una pena que en el resto de canciones no haya unos coros que le den el plus a los temas y no la dejen tan sola. La fórmula de multiplicar la voz solista también sería un buen recurso que desgraciadamente no han utilizado.
Con Juegos del Hambre se acaba la primera parte del disco, pero luego se incluyen a modo de Bonus Tracks otros tres cortes, que corresponden a las tres últimas canciones pero en versión con colaboración, lo cual mejora las canciones.
Destripando Mi Destino cuenta con la aportación de uno de nuestros berrones favoritos: Óscar Sancho de Lujuria. El bueno de Óscar nunca fue un buen cantante, pero siempre ha suplido sus carencias con corazón y ese carisma que desborda, lo cual ha hecho que con el paso de los años nos haya ganado para su causa. El dúo con Chapi ha quedado genial.
Detrás viene Gritando en Silencio de nuevo, pero ahora el baladón cuenta con el aporte de Jorge Berceo de Zenobia. El riojano, que cada día canta mejor, se adapta a la canción maravillosamente y el resultado del dúo con Chapi es estupendo. Gran canción.
Cierran con Juegos del Hambre con Raúl Álvaro de la banda segoviana Hijos de Overon. Al igual que en los dos casos anteriores, la canción crece con la aportación del invitado. Un final resultón.
Conclusiones finales:
A pesar de no ser NATRIBU una gran banda, sí que no se le puede tachar el corazón y las ganas que le ponen. Merecen por ello nuestro respeto y Frágil sin duda alguna aprueba. Les faltan detalles para logran sacar nota, pero al menos van mejorando y se vislumbra progresión. Seguro que el próximo será mejor.
© Diario de un Metalhead 2015.
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