jueves, 19 de noviembre de 2015

LAST DAYS OF EDEN: Ride the World (2015 - Pride & Joy Music) Asturias


By Larry Runner.

Sin duda habrá gente que mire la puntuación que le doy al final a este Ride The World de LAST DAYS OF EDEN y piense que lo hago por amistad o similar. De mano ya le advierto que está equivocado y le aclaro que no me conoce en absoluto si piensa que yo soy de esos. No, tampoco hemos recibido pago alguno por parte de la banda, no es nuestro estilo, y tampoco nos han encargado publicidad en la web o en la radio, Diario de un Metalhead no vende reseñas favorables a cambio de unos euros. Que lo hagan otros no quiere decir que nosotros también lo hagamos. En esta casa hay gente escribiendo precisamente porque tienen libertad para hacerlo y no tienen la obligación de hablar bien de una banda si no lo sienten.

Ride The World es sin duda alguna uno de los mejores discos que se han publicado este año en este país. Cansados de recibir gran cantidad de mediocridades, algunas con sonidos que más se parecen a maquetas de los 80 que a discos del siglo XXI incluso. Y es que, señores, el listón está cada vez más alto y llevamos en este siglo ya dieciséis años y la exigencia tiene que ser elevada, porque de Pirineos para arriba suenan bien y en ese país vecino al que tantos desprecian llamado Portugal también se lo saben hacer. No podemos ir a remolque siempre, hay que intentar estar a la altura con el sonido, es indispensable, es lo más importante. Pues bien, Ride The World lo está. Lo sé porque en el momento de escribir estas líneas tengo bien pegados mis auriculares a las orejas y así lo percibo. Se agradece infinitamente.

La producción está a la altura de unas composiciones muy trabajadas y uno se pregunta hasta dónde habría llegado este disco si se hubiese contado con cien o doscientos mil euros como hacen algunas de las bandas grandes que tanto nos gustan y no estoy hablando de Metallica, o Bon Jovi que van mucho más allá.


LAST DAYS OF EDEN se han apañado con lo de casa, lo que pasa que tener un estudio como los actuales Dynamita es un lujo al alcance de pocos, pero al fin y al cabo nadie se lo ha regalado al padre del proyecto, el señor Dani G. conocido antes por haber sido uno más en DARKSUN y mucho antes en los desaparecidos NÖRTHWIND. Su esfuerzo y sus horas robadas al sueño comienzan a dar fruto y Ride The World es buena muestra de ello. En su pasado hay algún disco al que pareció no cogerle el punto, pero en el currículum hay muchas más triunfos que tropiezos. Tras escuchar Ride The World uno se tiene que quitar el sombrero y pensar que se va consagrando como productor y que este año se merecerá en la quiniela de los AMAS una vez más por su trabajo a la mesa.

La producción está a la altura de las buenísimas composiciones. Ride The World avanza sobre una base orquestal y coral espectacular, como pocas se hacen en este país, muy muy pocas, casi ninguna y nunca a este nivel, o al menos a mí no me han llegado. Nos comentaban en Diario de un Metalhead la noche que nos visitaron para presentar el disco, que si hubiesen podido contar con una orquesta de verdad habrían mejorado todo. Escuchando el disco es difícil de creer que pudiese sonar mejor. Es increíble lo que puede hacer la tecnología.

Sobre esa parte coral y orquestal en la que parecen sonar más de un centenar de músicos de cuerda, vientos y voces, se asienta una base rítmica contundente, con el ex-Avalanch Alberto Ardines a la batería y un Adrián Huelga al bajo al que se le quiere desde mucho antes de que ni siquiera tocase las cuatro cuerdas, pues desde crío mamó el metal y se movió para aquí y para allá más de una vez con la pandilla del que estas líneas firma, adoptado como benjamín del grupo. Adiós a aquel niño que nos acompañaba ilusionado a ver conciertos. Hoy nos ha pasado a todos por encima y lo vemos sobre los escenarios y le tenemos que aplaudir. Ahí está su trabajo, porque a pesar de que Ride The World se mueve entre ciento veinte y doscientas pistas de continuo, su trabajo está ahí.

La guitarra de Dani G. está al servicio de las canciones. Con poco espacio al lucimiento personal, los solos son escasos para no romper la continuidad en las Canciones, así, con mayúsculas, pero los riffs son contundentes, lo suficiente como para considerar esta maravilla titulada Ride The World como un disco de metal. 

Lady Ani se pasea sobre las canciones sin forzar en exceso. Al fin y al cabo lleva aún poco tiempo en esto del rockerío y mejor de momento no arriesgar en exceso y saber que cuando vayas al directo vas a poder defenderlo con seguridad. Encomiable su trabajo, realmente admirable más cuando sabes que su miedo escénico era enorme hace nada. Poco a poco va confiando en sus posibilidades y tras este trabajo estoy seguro de que con el paso del tiempo dará mucho más de sí. Su esfuerzo merece toda mi admiración. Muy grande.

probablemente, el disco del año

Además de todo lo citado, se le suman algunos instrumentos más que brillan con luz propia y le dan al álbum un plus que romperá las comparaciones con otras formaciones de carácter similar. Sí, puede que a ratos te suenen a Nightwish, pero en cuanto entra en juego la gaita de Gustavo Rodríguez o la flauta de Rigu Suárez de Corquiéu el álbum alcanza sin duda el sobresaliente más absoluto. El top de la musicalidad, el triunfo de la melodía, la excelencia.

Land of the Rain te emocionará si por dentro sientes raíces celtas como es mi caso. La flauta, la gaita, la guitarra acústica, una maravilla. Here Come the Wolves no lo hará menos. Y es que a muchos de los que somos de la tierra donde llueve más que hace sol, estas cosas nos marcan y por muy duros que nos hagamos, consiguen ponernos la carne de gallina. Luego en mi caso bromeo mucho con ello y apenas hace unos días les decía a los Taranus en el Turón Metal Fest que tener a un gaitero en un festival heavy no iba a ocurrir nunca más. Pero no es así, son bromas. Si pudiera tener una banda y contar con un crack como Gustavo Rodríguez, yo también lo metería. Gracias a su trabajo Ride The World te recordará al Wild Frontier de Gary Moore si sabes quién era Gary Moore, claro. Here Come the Wolves lo hace más que ninguna otra. Además en ella Lady Ani pasa a ser Queen Ani.

Son cuatro las composiciones de Paradise que se han colado en Ride the World: Bring Me the Night, The Last Stand, Paradise y The Piper’s Call. Todas ellas han sido regrabadas con la nueva formación, donde gaitero y batería son nuevos. La última de ellas es la joya de la corona. Una maravilla donde flauta, gaita, acústica y el rápido transcurrir de la base rítmica y el contundente riff, se convierten con su fusión en un temazo de marca mayor. El solo de gaita de Gustavo me deja sin adjetivos. No puedo parar de escucharla tampoco. Paradise, suena con un punto más de contundencia, de gordura en el sonido, más heavy, mejor, y Dani G. hace un papel similar al de Hietala en Nightwish pero sin sonar al finlandés, con más personalidad propia como en todo el disco, algo que no era tan patente en el ep.


Voy citando canciones sin orden, por orden de preferencia, o casi. Y sí, no he hablado del comienzo con Invincible por ejemplo, pero es que el disco va de menos a más, y la canción de apertura me parece la más floja del disco a pesar de lo cual será el single de adelanto y vendrá acompañada de un espectacular video-clip. Si te pones esa y te gusta, alucinarás con el álbum. 

Canciones, grandes canciones, ese es el truco. Estribillos que enganchan, que te hacen cantar, que se te meten en la cabeza, melodías enormes y un muy buen gusto en la composición para además saber integrar el sonido de instrumentos de hace siglos con la contundencia del metal. Esa guitarra de Paradise es la hostia puta. Así de bruto lo tengo que decir. El solo es corto pero es puro heavy metal, y me encanta.

Brothers in Arms es otra maravilla de carácter celta, tirando a irlandés total. En cuanto la escuches te acordarás de la Guinness, del Celtic de Glasgow vapuleando al Rangers o vete tú a saber qué imagen trae a tu mente. Yo escuchándola pienso en viajar a Dublín algún día a ver a los hermanos de sangre de allí. 

Citaré Queen of the Night, sensacional y contundente con un trabajo a la gaita espectacular, un solo de teclas brutal y un tempo que la convierten en perfecta, aunque hay otras que son tan alucinantes que casi se queda en un segundo plano con lo fantástica que es.

A Game of War dura más de dieciséis minutos, y habla de algo que nunca se pasa de moda, la guerra. No he tratado el tema de los textos en esta ocasión pues ya había hablado de la temática de las canciones en el Studio Report y creo que por esa parte la información estaba más que cubierta. No así con la música pues aunque pienso que supe en ese primer texto reflejar con bastante acierto la esencia del disco, con una sola escucha es complicado. El dúo Ani - Dani en esta canción es lo que hace brillar al larguísimo tema que a pesar de la duración no se hace pesado en ningún momento. Tiene tantísimos detalles que necesitaría una entrada de la web sólo para hablar de ella. Los distintos pasajes hacen que casi sientas que son varias canciones en una. Una vez más el gusto es refinado en la composición y aunque encontrarás una contundente guitarra y caña en algunos momentos, en otros la voz parecerá casi pasearse sola y cómoda sobre la orquestación. Una maravilla que las palabras no pueden describir como se debiera.

Cierra el disco, con gran acierto, Into the Deepest of My Mind, la única canción no firmada en exclusiva por Dani G. Juan Gómez, el joven teclista fue el principal compositor de la melodía. Su trabajo al piano se ve acompañado por el sonido de un cello sobre los que se asientan las voces de Lady Ani y de Dani G. Una música preciosa para la más bella historia de amor, la del verdadero, la del que permanece hasta la muerte, la del que yo quisiera. Emocionante.

El envoltorio, a la altura. Sensacional el trabajo de Daniel Alonso. Quizás su mejor trabajo hasta la fecha.

Probablemente, el disco del año en mi lista.


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© Diario de un Metalhead 2015.

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