📷 Jorge López Novales.
Tarde metalera en Oviedo en la que nos vimos en la tesitura de tener que escoger, algo que por desgracia es cada vez más habitual. Dos eras las opciones cercanas, ambas en Oviedo, en el barrio de Otero y con apenas unos metros de distancia entre las salas. Al final nos decidimos por la sala con mejores condiciones.
Unexpectance abrió la noche con un ambiente gélido y casi en familia, algo que fue cambiando con el paso de los minutos, aunque sin demasiado éxito, todo hay que decirlo. Y es que algunos se lo tomaron con calma para entrar, esperando a la segunda banda y muchos más llegaron para ver solo a Bolu2 Death, actitud que jamás compartiré, pero al fin y al cabo, cada uno con su vida puede hacer lo que le de la gana. Faltaría más. Bastante nos dirigen en el día a día como para que nadie nos diga que tenemos que hacer con nuestro tiempo de ocio.
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Unexpectance |
Hacía tiempo que no veía en vivo a Unexpectance. No conocía aún a su nuevo vocalista Pablo Vaan. Tardé en darles una oportunidad tras el cambio de voceras. La verdad es que para mis adentros pensaba que era mejor esperar a verles conjuntados y con el chaval más rodado. Creo que acerté. Pablo estuvo muy correcto y suelto y por lo que me comentaron entre el público, algunos amigos suyos, mejor que nunca. Adiós a los nervios al menos de manera aparente. Correcto en la voz, maneja guturales graves y bien agudos sin aparente esfuerzo, dotando a las canciones de Unexpectance de un nuevo aire que le viene muy bien a la banda. Al chaval se le ve con carisma y se le vio con desparpajo, bajándose incluso del escenario para intentar animar a la concurrencia, algo que no logró del todo. Y es que quizás Unexpectance estén tocando demasiado de continuo en Oviedo como para atraer a nadie ya habiendo otras opciones.
Con Isma en la mesa sonaron bien, aunque musicalmente el repertorio elegido me sonó bastante lineal. Siempre con un ojo puesto en la batería de Luis Barrientos, me encanta como le pega.
En el repertorio, casi todo material nuevo aún no editado, algo que obviamente no ayuda a la hora de conectar con el público. Apenas los temas de los dos últimos videos “Sophrosyne” y el más reciente “Momiji” que pinchamos el pasado jueves en la radio. El resto, lo dicho, todo temas nuevos, sin nada de espacio para el material anterior salvo la buenísima “Guerra Interior”. Se viene un disco muy progresivo.
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Fallen At Dawn |
No recordaba haber escuchado a Fallen At Dawn hasta la fecha y la verdad que no tuve demasiado espacio para hacerlo en los días previos a su visita.
Mis gustos musicales están a años luz de la oferta de una banda de la que no creo que nunca vaya a ser fan, pero a la que respeto profundamente por lo mucho que se lo está trabajando, sin parar de tocar allá donde se tercie la ocasión y sin despreciar la oportunidad de ir a tocar a cualquier parte por lejos que esté. Me encanta la gente que arriesga, trabaja y lucha con toda su energía por su sueños.
Son demasiado bailongos para mi gusto y la base sobre la que sustentan su oferta musical sonaba tan alto que hace que no puedas llegar a diferenciar lo que está sonando en vivo de lo que no. Es otra forma de entender el espectáculo. Ellos lo hacen cargados de luces propias y dejándose ver poco inundando la sala de un humo que complicó el trabajo de los dos únicos fotógrafos que se dejaron caer por la sala, uno el nuestro. ¿Respetable? Todas las opciones lo son. Si no te gusta, no pasa nada. Hay una nueva generación que ama estos sonidos y quiere que todo suene perfecto, como en el disco. Pues eso ellos te lo dan. Y no debe ser tan malo cuando en nada estarán actuando en el Hellfest.
Van comandados con un vocalista tan bajito en lo físico como grande en actitud, en personalidad, en buen hacer y en presencia. El Dio estatal del metalcore. De esos que no se deja fotografiar, que casi no para. Un huracán gutural que no duda en bajarse del escenario si hace falta y emprenderla a empujones para despertar a una audiencia que poco a poco iba aumentando en número pero que seguía estática.
Son otro modo de entender la música. Tienen la energía y la fuerza del metal. El resto, es cuestión de gustos.
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Bolu2 Death |
Bolu2 Death atrajeron a algo más de gente a la Gong. No es que llenaran ni mucho menos, la sala estuvo lejos de siquiera completar el medio aforo, pero al menos ellos lograron despertar a la gente.
Arrancaron tirando de su mejor baza, ese “La Espina” que me encanta, y eso que tampoco es que yo sea un gran fan del grupo. Ahora os cuento.
Musicalmente los describiría como un término medio entre la oferta de Aphonnic y el metalcore más rabioso de bandas como sus compañeros de la noche Fallen At Dawn.
La oferta de los de Huelva es quizás más cercana. Vale que el playback de fondo está ahí, pero sonando a un volumen más bajo (no siempre, la verdad), pero formando parte del show, no siendo el 85% del show.
Llegaron presentando “Quebranto” su último disco que puedes escuchar en todas las plataformas. Su repertorio conectó con la gente, el uso del castellano en casi todo el show es lo que tiene. Fue cuando nos dimos cuenta de que no habíamos cantado en toda la noche, y el cuarteto andaluz lo había logrado. Quedó bien evidente con los gritos en “Somos el fuego”, tema con el que saltaron los primeros empujones y que también invita a saltar e incluso al headbanging por momentos. El movimiento en la pista surgió de forma espontánea, sin falta de azuzar y la aceptación se produjo en todas y cada una de las canciones, incluso cuando se despacharon con el “Pienso en tu Mirá” Rosalía.
Sonaron muy bien y todos cumplen con su papel, aunque si tuviera que hablar bien de alguno sería de su batería Francisco Llévenes (espero no meter la pata con el nombre, que han cambiado de batería varias veces). Enorme.
Me llamó la atención la puesta en escena de los onubenses, luciendo unos pantalones como muy de vestir, como si acabaran de salir de misa y se hubiesen desprendido de la chaqueta y la corbata para ponerse cómodos sin demasiado tiempo para ello.
Sonaron de miedo y su vocalista Mario Lérida tiene la suficiente personalidad para no parecerse a nadie que yo recuerde.
Son buenos, el resto irá en los gustos, porque sus canciones beben desde el hardcore al grunge pasando por la electrónica, la parte que menos me gusta de ellos. No puedo con las partes rave, lo siento. Me da igual que me digan que estoy mayor. Yo lo sé mejor que nadie.
En el día mundial del Heavy Metal, sobredosis ... de metalcore.
Gracias a Bolu2 Death por la invitación y a Stamper por la gestión.
© Diario de un Metalhead 2025.
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