📷📝 Jorge López Novales.
20 de diciembre, ya tenemos encima la Navidad. A efectos prácticos, es como si lleváramos ya tres meses con ella.
Imbuido por el espíritu navideño me dirigí a la Sala Malecón (Avilés, Asturias). El menú era apetecible: In-Sanity y Terminal Violence, que están moviéndose con su Moshocalypse Tour.
Lo primero que hice al entrar fue pillar los discos de Terminal Violence para Larry y departir un rato. No hubo que esperar mucho para arrancar la noche.

Vamos al lío (Oki doki), que dirían en la serie de Fallout.
Tras veinte años, la banda asturiana In-Sanity ha retomado su andadura. Siempre es un placer ver a estos veteranos músicos en un escenario. Se prodigan mucho en su tierra y los llaman para animar cualquier cotarro que se precie. Entran de lleno en el terreno de las leyendas de nuestra escena astur. Se mueven en el terreno heavy/thrash.
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| In-Sanity |
No sé por qué esta noche los disfruté más que nunca. Sería la compañía, la banda, o que Nefta metió equipo de sonido y se encargó de que se consiguiera un sonido más que decente esta noche. ¡Y es que fue toda una sorpresa cómo sonó esa noche! Cualquiera que haya pisado esa sala sabe de lo que hablo —a su favor están el ambiente, los precios, el aparcamiento fácil…
In-Sanity dio un repaso a décadas de carrera musical. Como nos recordó Chus, alguno de sus temas fue concebido hace casi cuarenta años.

Muy disfrutable su versión de Iron Maiden, “Killers”.
El Poyo, su batería, se presentó con una rotura de menisco. Su pegada no vi que se resintiera. Digamos que alguno de los temas llegaba a los 245 bpm (el “Living in Fever”, que se dejaron casi para el final). Los solos de Diego se escucharon muy nítidos, al igual que el bajo de Chus. Víctor pasa un poco más desapercibido en una de las esquinas, indispensable con su rítmica, y mete algún solo.
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| Terminal Violence |
Llega el cambio.
Con Terminal Violence llega la locura.
Bang. “Instinct Suppressor” ya nos mete de lleno en su terreno: thrash old school con mensaje. Un “Fuck the System” en toda regla, que no duda en poner nombre y apellido a los males que aquejan este mundo.
Musicalmente, escenográficamente, tenemos a una banda que no tiene nada que envidiar a Crisix o Angelus Apatrida. Sí, ya sé que son palabras mayores, pero pocas veces he salido tan convencido de la Malecón. Le dan un nuevo aliento al thrash, con solo un EP y un larga duración que han dejado una marcada línea ascendente que seguir.
Como curiosidad, Edgar Beltri es también batería en The Lizards. En 2022 decidió meterse de lleno con su primer amor —el thrash— fundando Terminal Violence. Aquí le da al tema de la guitarra. Flipante cómo toca, y los demás no son mancos precisamente.
Un buen repaso nos dieron con la versión de Testament, “Into the Pit”, un tema que salió editado en el recopilatorio benéfico Hardcore Hits Cancer Vol. VII.
No hubo una respuesta muy allá del público. Eso deslució la sensación de peligro que hay en este tipo de conciertos. Y aun así hubo alguno de esos momentos cuando los músicos se mezclaron con el público en los compases finales.
Tolo destiló agresividad a granel como frontman; Héctor Rodríguez fue un gigante a la batería; Pal y Edgar manejaban riffs muy resultones; y Miquel daba más gordura al asunto. En conjunto, un chute de energía muy contagioso.
“Riddle of a Nightmap” cierra, dejándonos con ganas de más.
Lo dicho. Para mí, entre lo mejor de este año (el factor sorpresa jugó mucho a su favor).
Aprovecho para saludar a los Titos y las kabras.
Gracias a la sala, las bandas y a Fon por las facilidades.
© Diario de un Metalhead 2025.









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