miércoles, 15 de noviembre de 2017

SONS OF APOLLO: Psychotic Symphony (2017, Inside Out) USA.


Por James McNulty.

Pues cuenta la leyenda, que un buen día Mike Portnoy se despertó en su cama y pensó para sí… Hoy no tengo concierto con Neal Morse, ni en Transatlantic, ni el Flying Colors, ni en la Neal Morse Band, ni toco en el Morse Fest, y me coincide que tengo unos días por delante hasta empezar a grabar el disco de villancicos navideños de Neal Morse… 

Y se preguntó: ¿Y qué podría hacer yo ahora cuando acabe la última temporada de Juego de Tronos…? ¡Coño! ¡Metal Progresivo!

¡Bienvenido de vuelta Mike! ¡Te echábamos de menos!

Y he aquí que vuelve el autentico Mike Portnoy como líder y mánager absoluto de cada detalle de su nueva banda SONS OF APOLLO, con miembros de entre los más reputados de la escena musical virtuosa. A excepción de Bumblefoot, más conocido por ser el Slash de los Guns de Axl Rose, Sherinian, Sheehan o Soto se encuentran entre el elenco de grandes músicos llamados a estar en un proyecto que inevitablemente mira de reojo al pasado de Mike.

Sin duda, reunir a este tipo de monstruos de la técnica y el virtuosismo, es una apuesta realmente alta que busca reencontrar el camino del éxito que en su día encumbró a Mike Portnoy como el mejor batería de la historia del metal progresivo. Un increíble elenco de músicos que probablemente, permítanme la maldad, solo podría haber sido superado si hubiese llamado a Petrucci, Myung, Ruddes y James Labrie…


El disco en líneas generales es acorde al planteamiento inicial de la banda. Derek Sherinian capitaneando junto a Mike las composiciones, ateniéndose al resto de ingredientes con los que cuenta. Dicho esto, Derek Sherinian es como los mejillones en la cocina. Lo pongas a lo que se lo pongas, todo sabe al final a mejillón. Y así a lo largo del disco nos vamos a encontrar a Sherinian y sus cálidos sonidos  Hammonds, así como sus gustos por los sonidos gruesos con ruidinos, siempre acompañado por los fills de Mike Portnoy, a los que se van sumando el resto de virtuosos.

A su vez, nos encontramos con un montón de momentos enfocados a dejar espacio a la voz de Soto entre tanta competición de escalas y arritmias métricas, que nos deja reminiscencias al Hard Rock más clásico de grupos como Deep Purple. Y es que el problema de juntar en un estudio a tantos musicazos con un estilo tan definido y tanta personalidad, sumado a la dificultad de hacerlo en un tiempo tan limitado, es conseguir que suenen a banda conjuntada y conseguir sacar un disco redondo con atención a los detalles. 

Y eso, a excepción de algunos momentos de conjunción en las tres canciones centrales del disco (“Labyrinth”, “Alive” y “Lost in oblivion”) está lejos de conseguirse. Tal parece por momentos estar escuchando extractos de discos en solitario de Derek o Soto, o de bandas como Adrenaline Mob
(“I´m alive” está hecha para ser cantada por Russell Allen!), a los que Bumblefoot y Billy acuden como ejecutores.


Sobre estos dos últimos, Bumblefoot demuestra ser un auténtico shredder capaz de interpretar cualquier cosa, pero también que llegó al estudio con el libro del metal progresivo recién estudiado bajo el brazo, con sus escalas, progresiones y estándares de solos progs, homologados y estandarizados. Le falta alma a sus momentos álgidos y sin duda mucho metal en sus riffs.

Sheehan, ya curtido en estas lides, no destaca como se puede esperar en su ámbito natural (los sonidos más rockeros), pero sin duda aporta muchos momentos tanto sosteniendo las canciones, como desmarcando sus característicos sonidos más agudos. Sin duda de lo mejorcito del disco.

Haciendo un resumen corto de las canciones.

“God of The Sun”: En sí misma resume todo el disco. Están todos los elementos antes mencionados sin conjuntar. Inicia con un Sherinian inundándolo todo deja paso a un Soto que firmaría esas líneas vocales sobre ese riff en el Rising Force, y la canción se parte a los cinco minutos tras un interludio de bajo tiempo, para dar paso a los duelos de escalas y arritmias.

“Coming Home”. Es el single de la banda. Casi poco que ver con el resto, más un hard rock en el que Sherinian solo aparece para abrir y cerrar con unas notas basadas en los estándares prog. El resto de la canción se basa en un riff un tanto pobre para mi gusto, y está más enfocado a los puentes y estribillos melódicos de Soto acompañados de lo más pentatónico de Sheehan y Bumblefoot.



“Signs of the time”. Arranca con un riff pesado apoyado sobre los ruidinos preferidos de Sherinian que deja paso a las voces de Soto, llegando hasta un estribillo de lo más hard rockero muy efectivo. La canción vuelve a partirse en dos, para dejar las partes instrumentales batirse en duelo y retornar al estribillo para acabar.

“Labyrinth”. Nos muestra la canción probablemente que más suene a lo que podría ser el sonido de la banda en el futuro, buena combinación de partes instrumentales, donde todos brillan con acierto, eficacia y musicalidad. 

“I´m alive”. Es un medio tiempo tirando a balada, realmente bien ejecutado y con unas líneas melódicas muy acertadas, muy bien acompañadas por los coros, y donde el sonido frettless de Bumblefoot destaca en el solo. Buen tema que encaja bien en el disco.

“Lost in oblivion”. Es posiblemente la mejor canción del disco. Gran inicio a base de riffs marca Sherinian, que desemboca rápidamente en las líneas de voz más rasgadas y oscuras, buen estribillo, y un juego instrumental bien incorporado a la canción donde Sheehan destaca ampliamente.

“Figaro´s Whore”. Aquí solo agradecer que los tres acordes de ruptura iniciales hayan sido hechos con distorsión y no con una plaza de toros gritando ole! Probad a hacerlo en casa. En fin… La chuminada del disco.

“Divine Addiction”. Aquí volvemos al Hard Rock pentatónico, al Hammond y al sonido Purple, en una canción muy cortita y muy alejada del prog metal. Bien para un disco en solitario de Jeff.

“Opus Maximus”.Y con Opus se acaba el disco, si bien Portnoy y Sherinian en sus entrevistas promocionales nos prometían una autentica locura de instrumental, estamos un tanto lejos de lo prometido. 10:39 minutos de instrumental. Un primer minuto a presentarnos el riff base, seguido de un buen arranque de riff prog desarrollado en su plenitud durante el siguiente minuto da paso a un medio tiempo melódico y épico que nos enfoca hacia el meollo de la canción. Seis minutos de prog metal instrumental de nivel donde Billy Sheehan se lleva el premio indiscutiblemente a lo más destacado, para rematar la canción volviendo a las partes melódicas iniciales. Dentro de la grandeza y maestría de la ejecución, no deja de ser en esencia una composición cohibida de Derek Sherinian en Planet X, sólo que sin las aberraciones rítmicas de Virgil Donnatti.

Conclusión: Un buen disco para empezar de unos músicos de estudio llamados a cotas mayores en un futuro cercano. Estándares prog metaleros y hard rock, pero faltos de originalidad y frescura. Y es que si estos musicazos se sientan a hacer un disco conceptual basado en sus sonidos rectales, su mierda va a estar mejor armonizada que la del 90% de la música existente en el planeta tierra. Ese es mi criterio.







© Diario de un Metalhead 2017.

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