martes, 13 de agosto de 2019

Faster. WACKEN XXX. 31.07-03.08.2019. Crónica y fotos. 1/3.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Sergio Blanco/Larry Runner/W:O:A.

Antes de nada, vaya por delante que en la crónica que ahora comienzo faltan bandas. Sí, reconozco no haber visto a las 230. Wacken tiene 10 escenarios, 10, más de los que puedas imaginar si nunca has estado allí. Y ocupa la extensión más grande que cualquier otro recinto que hayas podido visitar, con algo así como 300 campos de fútbol. Es lo que hay. Así que cualquier comentario surgido en plan “no hablas de este” o “no hablas del otro”, tengo que decirte de antemano que me lo paso por la entrepierna. Sí, no soy Dios.

Los solapados son constantes y creo que, sinceramente, para cubrir el festival en condiciones, pudiendo hablar de todo lo que allí se celebra, necesitaríamos ser un equipo de unas 10 personas al menos. Sólo así podríamos estar frente a los 10 escenarios durante las agotadoras jornadas. Por tanto, sí, faltan muchas bandas en esta crónica. Muchísimas. Y puedes creerme, cada día, mientras las piernas nos responden, no paramos.

Una vez avisados y contada un poco nuestra vida, intentaremos narrar de forma decente lo que ha sido nuestra visita número 14 en quince años al mejor festival de metal del puto mundo.


Pasan los años y evidentemente el aguante no es el mismo. Con cada edición cuesta más ir de un lugar a otro y eso que teniendo pase de prensa accedes a unos privilegios que te facilitan a veces la transición entre escenarios si sabes qué atajos tomar. Pero aún así, cuatro días en Wacken son muy duros, cada año más, pues la extensión es cada vez mayor y eso influye en que los escenarios están más separados. Regresé a casa con más de cuarenta kilómetros sobre mis piernas y tengo la sensación de haber visto muy pocas bandas para el cansancio acumulado. 300 hectáreas son demasiadas.

Un año más, la Metal Battle marcó mi paso por el festival. Este año no figuraba como jurado, fueron Emma García y Maitane Fernández las encargadas de tales menesteres, pero era yo el que conducía el coche de Maitane y por tanto estaba obligado a estar bien temprano en el festival. Así que comenzando a caminar a las 11 de la mañana, cuando llegaban las 11 de la noche ya estaba muerto. Eso y que el miércoles tenía que estar con Drunken Buddha sí o sí, lo cual fue muy enriquecedor, una experiencia inolvidable, pero que me privó de ver a The Sweet. Alguno se echará las manos a la cabeza y otro dirá que para qué quería ver a tales dinosaurios. Ya no importa, lo vivido con los ganadores de Metal Battle Spain es irrepetible y nos sentimos afortunados todos de haberlo vivido. Pero ya te advierto, el jugar diferentes roles durante esta edición va a hacer que esta crónica sea única y distinta a cualquier otra que ta vayas a encontrar en otros medios, para bien y para mal.


Wacken XXX se presentaba con un cartel de poco brillo a primera vista. En los escenarios principales las figuras no eran deslumbrantes. A cambio de grandes nombres lo que ofreció el festival fue espectáculos únicos de grupos no tan deslumbrantes a nivel mediático y otros de bandas que sin ser aún mainstream cubrirán páginas en ésta y otras muchas webs y revistas muy pronto. De todos modos lo que para un español no es tan grande, para un alemán sí lo puede ser, y viceversa, teniendo claro que aquí en España vamos por detrás en todo. Eso es así y no admite discusión. Hay festivales que van por 15 ediciones aquí que están como allí cuando se hizo la tercera. Luego comentaré alguno de estos aspectos para que veáis la diferencia.

Donde sí que mejora el festival año tras año es en infraestructura. Este año se desplazó el Wasteland Stage, separándolo más del Wackinger Stage, lo cual fue todo un acierto, y es que hubo conciertos en el Wasteland que se abarrotaron de gente como nunca antes había sucedido. Angelus Apatrida y Crisix fueron claros ejemplos del crecimiento de audiencia frente a este escenario que el próximo año ha de crecer en infraestructura o menguar en el caché de las bandas.


Otro que ha crecido en tamaño es el Wackinger. Adiós al pequeño escenario de antaño. El de este año era mucho mayor, pasando a ser un lugar digno para los grupos de folk metal que por allí se pasan. Por una u otra razón, este año no me digné a ver allí ninguna actuación. Había cosas mejores que ver.

Esta edición fue la del nacimiento de la carpa para el History Stage. Este escenario de 16 metros de ancho por 6 de fondo albergó toda la fase final de la W:O:A Metal Battle además de un buen montón de conciertos en la jornada del sábado. Dicho escenario estaba guardado en una nave hacía un buen montón de años y con motivo del XXX aniversario del festival, se decidió recuperarlo. Fue sobre sus tablas donde se celebró la primera edición de Wacken Open Air hace tres décadas. Ahora es el cuarto escenario más amplio de todo Wacken, incluso más que los escenarios del Bullhead y por supuesto mucho más grande que el Wasteland Stage.


Este año se colocaron nuevas señalizaciones para los más despistados y se unieron los escenarios por avenidas con suelo rígido, estando así preparados para un posible barro que por segundo año consecutivo no hizo acto de presencia para nuestro gozo. Las zonas de W.C. se ampliaron una vez más. Por contra, y a pesar de no llover más que cuatro tímidas gotas, por vez primera se tuvieron que suspender en un par de momentos las actividades y evacuar algunas zonas. La razón fue la amenaza de tormenta eléctrica, una modalidad de tormenta que yo jamás había visto. Rayos y truenos sin que la lluvia aparezca, vaya tela. 

Otra de las importantes ampliaciones ha sido la de la distribución de nuevas pantallas gigantes por todo el recinto. Si el Bullhead se llenaba podías seguir lo que allí acontecía desde fuera a través de un enorme video-wall. Lo mismo se aplicaba para la carpa del History Stage. Si en vez de sudar en el interior te apetecía verlo fuera tumbado en la pradera, no tenías problema. Porque las pantallas iban unidas a una torre de PA para que disfrutaras del espectáculo como si estuvieras dentro. Mención aparte tienen los 11 video-wall verticales del Infield, el recinto de los escenarios grandes. Espectaculares, ofrecieron una visión muy distinta a la de ningún otro festival del mundo. Las 11 verticales junto con la horizontal del centro hacían que vieses todo de forma perfecta independientemente de donde te colocases en el recinto incluso desde la zona de restauración. Es decir, más pantallas y el triple de altas. Si la imagen era horizontal la veías igual, si por el contrario era vertical, la veías el triple de grande. Podías ver los conciertos disfrutando de la comida a 300 metros de los escenarios teniendo además un excelente sonido de fondo. Brutal.

Este año además se creó el Wacken Future Factory, un lugar al que acudir y dejar tus quejas y también tus proposiciones de futuro para recoger todas las opiniones e intentar mejorar de cara a futuras ediciones, teniendo siempre factores como el de la sostenibilidad presentes. 


Un zona que no llegué a pisar y que personalmente no creo que lo hiciese jamás, es la carpa del Full Metal Gaming, donde los aficionados a los videojuegos se pasan las horas dándole al joystick. Sinceramente, creo que ir a un festival y pagar una entrada para ponerte a jugar me parece una chorrada. Pero ojo, se llena también. Este año era el segundo y Matt Heafy de Trivium ejerció de jefe de ceremonias. Parece ser que es bastante friki del tema.

Otro escenario ignorado por mi persona un año más fue el área del Movie Nights. Allí se proyectan varias películas diarias siempre entorno a la temática metalera. La exitosa “Lords of Chaos” fue una de ellas en una amplia oferta que incluía también cortometrajes.

En cuanto a los servicios que ofrece el festival a los visitantes, estaríamos aquí contando hasta mañana. Personalmente el que más me llama la atención es el llamado “Wheels of Steel Area”. Un lugar para la gente que se ve en la necesidad de moverse en silla de ruedas. Allí pueden cambiar la suya con una más preparada para el terreno y si por casualidad no tienen quién les acompañe, pueden allí solicitar un acompañante gratis. Eso además del servicio de reparación e incluso de masajes y fisioterapia para los castigados brazos. Un alucine en un lugar donde el mismo festival recoge donaciones de sangre e incluso de células madre.

Finalmente, antes de comenzar a hablar de lo musical, resaltar una vez más la política de reciclaje del festival. En cualquier verbena de las fiestas de mi pueblo se recogen más vasos de plástico del suelo que en todo el Wacken. Los vasos oficiales del festival sirven para que la gente no los tire, los reutilice o directamente se los guarde para coleccionar. Es difícil ver un vaso en el suelo cuando te dan un euro si lo llevas a cualquier barra. Siempre hay sobrados que los tiran, pero siempre hay gente con conciencia y dispuesta a apañarlos y entregarlos y ganarse además una pasta con ello. Es una pena que en España aún no se haya copiado el modelo en algunos festivales cuando yo allí lo conocí ya hace 15 años. Con las botellas pasa lo mismo. Un euro por casco. No dejé uno sin entregar. Te pasas una media de doce horas en el festival. Con una birra a la hora al final del evento una sola persona habría tirado medio centenar de vasos al suelo. Se calcula que se dejan de recoger alrededor de 40 millones de vasos entre los cuatro días. Hace falta ser idiota para no entenderlo. Pues en España aún pasa en algunos sitios. 

Burning Witches

MIÉRCOLES 31 DE JULIO.

Todo comenzó para mí el miércoles bien temprano, pues la reunión de promotores de Metal Battle ya era a las 11 de la mañana. La verdad que el esfuerzo se vio compensado. Fue genial ver a algunas caras conocidas, entre ellas la del promotor de USA Eric Dow, un buen amigo con el que me fundo en un abrazo cada vez que nos cruzamos. Este año además de traer a Monarch para representar a su país, él mismo actuaba el miércoles con su banda Helsott sobre el Wackinger Stage, show que desgraciadamente se vio recortado por la amenaza de tormenta del miércoles, desalojando el escenario un poco antes de lo que les correspondía. A esa hora tenía lugar en el History Stage también la actuación de los indonesios Taring. Por esas coincidencias el bueno de Eric este año no pudo ejercer de jurado. Una pena, pues sé que Drunken Buddha le gustaron y a buen seguro su voto habría hecho ascender a los asturianos hasta la segunda plaza, pues la diferencia de puntos entre el segundo y el tercero al final fue ridícula del todo y cualquier voto habría cambiado el resultado final. Tras esta larga introducción, llega el momento de ir contando un poco todo lo disfrutado de las actuaciones.

APRIL WEEPS fue el primero de mis grupos. En el History Stage los eslovacos mostraron una muy buena calidad instrumental. Su música es totalmente atmosférica, con amplios toques de progresivo y ejecutada a las mil maravillas. El pero lo puso su vocalista Marta. Si bien N en los growls estuvo espectacular, la fémina del grupo perdió el tono en más de una ocasión y la actuación quedó deslucida por ello. Una pena.

BURNING WITCHES vio recompensada su aparición con una buena cantidad de público que además se mostraba a esa hora de la mañana hambriento de heavy metal. Luego lo ofrecido no estuvo probablemente a la altura de lo esperado. La cola de entrada era tan numerosa como la de salida, aunque puede que el calor influyera. Falta de contundencia, de pegada, el light de su oferta... Hasta “We Eat Your Children” no parecieron despegar y solo el cumpleaños feliz cantado a su nueva vocalista Laura pareció conectar a las chicas con el público. Personalmente me llegaron a aburrir y antes de que terminaran me fui a buscar nuevas emociones. Esperaba mucho más. 

Set-list:
Executed
Metal Demons
We Eat Your Children
Bloody Rose
Hexenhammer
Black Widow
Open Your Mind
Jawbreaker (Judas Priest cover)
Wings of Steel
Holy Diver (Dio cover)
Burning Witches

Koma

Llevaba dos bandas vistas y ninguna de las dos me había encandilado. No hay dos sin tres. Regresé al History a ver a los rusos KOMA, sí, con el nombre como los de Brigi. Aún peor. Probablemente una de las bandas más raras que haya yo visto nunca. Formada por dos tríos, que no seis miembros. Me explico. Guitarra, bajo y batería conforman un trío sensacional, que cuando se lo curraba en base de thrash era una auténtica pasada. Lo malo es que eso no era de continuo, y de repente te salían con un rollo grunge o cualquier otra historia que nada tenía que ver y ahí se iba todo al carajo. Por otra parte les acompañaba una sección de viento formada por tres miembros que además de tener una puesta en escena infame cada vez que entraban en acción sonaban a polka chunga. En fin, algo muy ridículo que, evidentemente, fue ignorado por el jurado de la Metal Battle. No sé a qué cojones jugaron en Rusia este año con su elección, pero desde luego a mí me parecieron nefastos. 

Vane

Por fin una banda de las marcadas en rojo en mi running order personal. Turno para los polacos VANE. La carpa del History Stage se llena de gente para ver a una banda que sin duda alguna te podría recordar a Iced Earth, aunque VANE son más brutos, más contundentes. Guitarras rítmicas melódicas, solos intensos para lucirse sin miedo y sobre todo ello la grave voz solista que le da la capa de brillo necesaria para disfrutar a tope de ellos. Me encantaron y no me decepcionaron en absoluto. Ya los descubrí hace un par de años, cuando me mandaron su ep “The Prologue’ y ahora por fin les pude ver en vivo. Al final quedaron quintos en la Metal Battle. Un grupo que promete, sin duda, y del que oiremos hablar en el futuro.

Tras Vane, desplazamiento hasta la otra punta para ver en el Wasteland Stage a Gama Bomb. Se quedó pequeño. Una zona sin duda a mejorar para próximas ediciones. El sonido del Wasteland no está a la altura de las bandas que allí se dan cita. Faltan watios y al estar situado en la zona final del Wackinger hay puestos de comida y de bebidas varias, pero solo uno muy pequeño donde beban cerveza. Para los que pasamos olímpicamente de hidromiel, sangre de vikingo y todos los licores que por allí se ofrecen y que solo queremos una simple birra, una condena. Un lugar a mejorar sin duda alguna.

Gama Bomb

GAMA BOMB ofreció lo de siempre, simpatía, chistes y cera a tope, sin descanso bajo un sol de castigo. Disfruté de lo lindo con lo que para mí son ya auténticos himnos de los irlandeses como “Bring Out The Monster”, la buenísima y “666teem”, “Mussolini Mosh” y por supuesto de “OCP”, con la que no cansamos de seguirle el juego de gritos a su vocalista Philly Byrne y cantar aquello de “Dick Jones, Dick Jones”. Angelus Apatrida, que iban detrás, les dejaron pasarse del tiempo y tocaron una de más. Bien. 

Angelus Apatrida

Todo listo para Angelus Apatrida. Había amenaza de tormenta, pero aquí no caía una gota. De repente apareció el agua, apenas cuatro gotas, nada preocupante para los que estamos acostumbrados a pisar barro en la Holy Land. Cuando ya parecía que iban a arrancar, aparece un tío en el escenario con un papel que lee un comunicado en el que se nos pide que por seguridad abandonemos el recinto y vayamos a un lugar seguro. En mi caso escapé hasta la Press Tent. No llovió casi nada, pero la tormenta era eléctrica, así que los horarios se vieron trastocados. Eso sí, en la aplicación de móvil del festival te iban avisando de todo y los cambios de los horarios venían reflejados. Pasado el percance, de nuevo vuelta al Wasteland Stage.


Ahora sí, ANGELUS APATRIDA. Descarga brutal, sonando muy bien para el escenario que era. Llenazo de gente con el paso de los minutos. Bien pensé que el parón les iba a perjudicar. Para nada. Yo creo que la gente se lo tomó aún con más ganas. Fue alucinante verse rodeado de muchos compatriotas, pero también de muchos guiris que cantaban las canciones mucho mejor que nosotros. Verte rodeado de extranjeros que sienten como tú los temas desde la inicial “Sharpen the Guillotine” fue un alucine. Locura en el pit, empujones, headbanging y toda clase de excelencias conciertiles acompañadas de la brutal descarga de los de Albacete. “Of Men and Tyrants”, “End Man” ... descarga sin piedad entre el coreado nombre de la ciudad manchega del cuarteto. Cerraron con “You’re Next” felices y con un Guillermo Izquierdo diciendo emocionado aquello de “dreams come true”. Bestiales. Corto pero intenso. Orgullo infinito. 

Set-list:
Sharpen the Guillotine
One of Us
Of Men and Tyrants
End Man
Downfall of the Nation
Violent Dawn
Give'Em War
You Are Next

Tras la descarga manchega me fui para el Artist Village. Quedaba poco tiempo para que Drunken Buddha actuaran en el History Stage, dentro del marco de la final internacional de la W:O:A Metal Battle. 

Druken Buddha

DRUNKEN BUDDHA dieron el concierto de su vida, sin errores y sin que se notase que iban sin el que será su bajista fijo en el futuro, con el Lazarus/Crudo Luis Melero ayudándoles en esa tarea. El grupo estuvo confiado, serio y muy entregado, como el público que abarrotó el History Stage para su actuación, algo que sucedió con muy pocos grupos del concurso. Los nuestros lo dieron todo, con un Mike estelar, que no dudó en bajar y tirarse en plancha al público que le aupó por todo lo alto, permitiéndose el frontman incluso hacer el pino sobre la audiencia. Muy bien Jose a la batería, magistral Mario a los teclados y un Diego crecido a la guitarra, clavando los solos y encandilando a las primeras filas logrando aplausos de admiración. Gustaron mucho al público y también al jurado del concurso, que les concedió el tercer premio. No fueron segundos por apenas dos puntos. Estelares. Bolazo.

Estaba siendo una jornada de emociones y aún quedaba una más y muy gorda. Salí disparado del History rumbo, de nuevo, al Wasteland Stage. Era el turno de Crisix.

Crisix

Lo de CRISIX en el Wasteland se puede calificar de histórico. No se veía el fondo. El escenario se quedó pequeño, como había sucedido con Angelus Apatrida por la tarde. Los de Igualada vieron su show acompañado de una intensa pirotecnia que bien pensamos nos iba a depilar a los que estábamos apoyados en las vallas. “Leech Bleeder” para arrancar. El pit una batalla con la gente muy loca. Una vez más la parroquia española no faltó a la cita, estuvieron en todas. Gente de todos los puntos de España. Amigos de Mallorca, de Andalucía, de todas partes. “Conspiranoia”, “G.M.M. (The Great Metal Motherfucker)” y a zurrarse. Hubo tiempo para presentar a Arnau, batería de Bellako que sustituía para la ocasión a Javi Carry, lesionado en un brazo y en pleno proceso de recuperación. Aún así pudimos disfrutar de Javi en “Get Out of My Head” y se colgó la guitarra para su habitual medley de clásicos versionados. Fue antes de que saliera flotando sobre una plataforma sobre el público sentado a la batería. Ultrathrash en estado puro. La fiesta de las fiestas. Triunfantes en su, recordemos, tercera actuación en Wacken.

En mi intención estaba pasarme aún por el Bullhead, pero estaba abarrotado y no tenía muchas ganas de ponerme a la cola. Tras tanta emoción lo mejor era ir retirando, no coger mucha cola en el autobús y escapar pronto del recinto. Quedaban tres días por delante con aún muchas emociones por vivir, pero la tarde-noche del 31 de julio de 2019 será para siempre la más especial. Una jornada inolvidable.

La 2ª parte aquí.

© Diario de un Metalhead 2019.