miércoles, 13 de junio de 2018

GHOST: Prequelle (2018, Loma Vista Recordings) Suecia.


Por Diego Rodríguez Liébanas.

Ghost comienzan a ser conocidos alrededor de 2010 por la notoriedad que adquiere su primer disco “Opus Eponymous”, su trabajo más Heavy Metal. Posteriormente, en 2013, se publica “Infestissuman”, con el que pierden  parte de su público pero se abren las puertas de otro debido al cambio hacia sonidos más ligeros. Phil Anselmo, Dave Grohl y James Hetfield dan su apoyo público a una banda que crece exponencialmente en repercusión y en número de seguidores. Con “Meliora”, su tercer álbum, consiguen eso tan buscado y codiciado como es captar para tus intereses al público y mercado estadounidense. Llegamos a 2017. Lo que para algunos era un secreto a voces desde hace años se ha convertido en algo público y notorio en los últimos meses: Tobias Forge es la persona que se esconde detrás de los diferentes Papas que han liderado Ghost desde sus inicios.

El hechizo del anonimato se rompe de la manera más cruda con una denuncia por parte de varios miembros de la banda reclamando que no se les había pagado el dinero acordado. A partir de entonces se supo que gente como Simon Söderberg (Subvision), Gustaf Lindström (Crashdiet, Repugnant) o Henrik Palm (In Solitude) habían formado parte de los denominados “nameless ghouls”. Forge rompió por lo sano echando a la calle a todo bicho viviente y contratando a diferentes músicos para acometer los compromisos tanto en estudio como en directo por lo que a día de hoy él es el único miembro oficial.

Pero… ¿Quién es Tobias Forge? También conocido en su momento bajo el seudónimo de Mary Goore, se trata de un músico que antes de comenzar con Ghost encabezó dos proyectos muy diferentes: Subvision, inclinados hacia al Pop Rock, y Repugnant, en una onda más Thrash y Death Metal. Con ambos grupos publicó dos buenos discos en 2006 pero los resultados no debieron ser satisfactorios ya que decidió darles carpetazo poco después. Forge dejaba ya patente desde un principio ese amplio arco de influencias musicales que se ven reflejadas en cada disco de Ghost. Poco queda ya de las antiguas referencias a Black Sabbath, Mercyful Fate o King Diamond como influencias principales del sonido de la banda. Sin embargo, otros grandes nombres no dejan de aparecer cuando escuchas este "Prequelle": Ozzy Osbourne, Depeche Mode, Journey, Abba, The Doors, Queen, Pink Floyd… Dos cosas son ciertas y una no niega la otra: Forge no inventa nada pero es un gran compositor. Posee la habilidad de reciclar lo mejor de esas bandas y hacerlo suyo consiguiendo para Ghost un sonido único e intransferible. Tiene, además, una capacidad inagotable para crear melodías memorables combinándolas con riffs y ritmos más contundentes aunque, generalmente, poco agresivos. Mide muy bien lo que ofrece con su producto ya que no cabe duda que podría publicar trabajos mucho más duros sin perder un ápice de calidad pero parece que tiene entre ceja y ceja alzarse lo más alto posible dentro del mainstream.

La primera media hora del disco me parece impecable. Una vez llevas varias escuchas y comienzas a conocer las canciones te sorprendes cantando varios estribillos con ganas, reproduciendo diferentes solos de guitarra o teclado y moviendo el cuello en las partes más incisivas. Después de "Ashes", la intro en la que canta Minou, la hija de Tobias, la función comienza con “Rats”, un gran tema inicial en cuyo videoclip, que funcionó como adelanto del disco, podemos ver al Cardinal Copia marcándose unos pases de baile para nuestro regocijo. Qué decir de “Faith”, la siguiente… Riff demoledor y tema para la posteridad en lo que, sin duda, es el corte más duro del disco. “See The Light” es una de mis debilidades por su emotividad y por la inspiración de sus melodías. Una auténtica gozada. 

Usualmente se ha calificado, con razón, la interpretación vocal de Forge como de fría y distante pero en este disco tenemos varios momentos que rompen esa tendencia con un Cardinal que es capaz de llegarte con su interpretación. Seguimos con el momento Hollywood ya que la instrumental “Miasma” por momentos  parece la banda sonora de alguno de esos bombazos taquilleros de los ochenta. Memorable el momento en que entra el magnífico saxo de Gavin Fitzjohn que te sorprende por su fuerza y energía. “Dance Macabre” fue otro de los adelantos y ya dio que hablar en su momento por su calidad y por revisitar la mejor herencia AOR de grupos como Journey. Es un tema redondo y pegadizo que se te queda enganchado en la cabeza. He leído que “Dance Macabre” es el “He Is” de este disco, pero para mí la canción que pudiera tener más similitudes es “Pro Memoria” debido a ese rollo Simon & Garfunkel a lo inquietante que atesora. 


Con la llegada de las tres últimas canciones algo cambia para mí aunque no definitivamente. Es como si hubieras estado disfrutado de algo a pleno rendimiento y, de pronto, sigues disfrutando pero no con la misma intensidad. “Witch Image” no es para nada un mal tema ya que, aunque comienza un poco soso, es capaz de hacerte disfrutar según avanza gracias a un estribillo muy conseguido. La segunda instrumental, “Helvetesfönster”, es un corte especial que pulula por diferentes ambientes y atmósferas con un Salem Al Fakir pletórico al piano y teclados. Al igual que “Miasma”, tiene la capacidad de transportarte al mundo de las películas pero de forma más delicada. Y, sin abandonar ese punto íntimo y emotivo, el disco concluye con “Life Eternal”, que te devuelve de forma tranquila a la realidad mientras te susurra al oído “Can you hear me say your name forever?, Would you let me touch your soul forever?” No quiero concluir la reseña sin mencionar alguno de los otros músicos que colaboran en el disco como Michael Akerfeldt de Opeth toca la guitarra acústica en “Helvetesfönster” o Ludvig Kennberg que al igual que en “Opus Eponymous” y “Meliora” se encarga de la batería. También es de justicia, debido al impresionante trabajo que ha realizado en la ilustración de la portada, citar el nombre de Zbigniew Bielak que ha trabajado para grupos como Enslaved, Entombed AD, Paradise Lost, Mayhem, Dimmu Borgir o Watain. 

Si alguien tenía dudas ya es momento de que se vayan despejando ya que Ghost no aflojan. Ya son cuatro discos que se mueven en cotas muy altas y ya son muchas las canciones que tienen para conformar un set list de altura para sus actuaciones en cualquiera de esos grandes festivales en los que su nombre aparece cada vez más alto. Ghost son una realidad y serán citados en el futuro como una de las bandas más notorias de esta década.








© Diario de un Metalhead 2018. 

Más discos aquí.