lunes, 11 de junio de 2018

LIONE - CONTI: Lione - Conti (2018, Frontiers Music) Italia.


Por Larry Runner.

Los fans de bandas como Rhapsody, Rhapsody Of Fire, Luca Turilli, Trick Or Treat, Allen/Lande tienen que estar encantados con esta obra, un álbum imprescindibles en sus estanterías, porque este se lo deberían comprar, no andar pirateando en plan rata. Para los de Kamelot es obligado.

Alessandro Conti es el cantante de Trick or Treat y de los Luca Turilli’s RHAPSODY aquella historia nacida cuando los dos miembros de la mítica banda italiana Luca Turilli y Alex Staropoli decidieron montar su propia versión de la banda. A Fabio Lione ya no hace falta presentarlo. Si no te suena, vete a la wikipedia, que ya te vale. 

Escrito, producido, grabado, mezclado y masterizado por Simone Mularoni de DGM, que además es el responsable de las guitarras y del bajo, casi podríamos decir que es un disco suyo, aunque evidentemente, tener a un par de vocalistas del nivel de Conti y Leone le quite de la portada y le excluya de los focos.

Es fácil que se pueda comparar este disco con las obras de Allen/Lande, aunque esta versión italiana es mucho más Power Metal y una auténtica gozada para los amantes del estilo, alejado de las horteradas cansinas que últimamente nos invaden. Lione-Conti nos ofrece diez buenas composiciones donde la labor instrumental se nos antoja sobresaliente. Dicha labor la han sacado adelante Marco Lanciotti, batería de Elvenking; Filippo Martignano a las teclas y el propio Simone Mularoni con todo lo anteriormente citado.


Sí, el álbum entra solo y a diferencia del 90% de discos de Power Metal que llegan a esta casa, no me agota, no me provoca cansancio auditivo, probablemente porque ambos vocalistas son tan sumamente grandes como para que eso no ocurra. Trabajan unas sobresalientes líneas vocales que evidentemente centran toda la atención de un álbum que suena hiperproducido, realmente fantástico, cristalino, pero nunca artificial.

Todo parece ir bien dirigido, con una guitarra potente que no estridente de solos cortos pero naturales y sumamente adecuados para lo que las canciones necesita, con además un buen trabajo en la sección rítmica. Los teclados, que están casi al nivel de las guitarras, son la guinda perfecta a un pastel donde las voces acaparan casi toda la atención por lo mágico de sus protagonistas y cuando hay velocidad las cosas no se desmadran.


Siendo crítico, he de decir que me suena demasiado a Kamelot, fíjate en "Gravity" y dime si no es un "Forever 2.0".  Por otra parte, las canciones no están nada mal, pero no hay ninguna que me vuele la cabeza, no hay un hit auténtico que me vuelva loco, le falta algo más para ser un gran disco.

En resumen, es Power Metal, pero del bueno, no empalaga, no agota los oídos. Quizás no sea un álbum histórico, pero al menos es un buen trabajo y no es cansino, lo cual, para el estilo más quemado del metal, ya es mucho. Sí que personalmente esperaba más, por las referencias y por los protagonistas. Me voy un tanto decepcionado.



© Diario de un Metalhead 2018.

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