By Diego Rodríguez Líebanas.
Tres eran las
bandas que íbamos a disfrutar esta noche y la primera procedía de Estambul. Los
turcos VENGEFUL GHOUL lograron sacar a la luz por sus propios medios su primer
LP titulado Timeless Warfare a principios de este año.
Salen a escena capitaneados por su vocalista Emre Kasapoglu y dejando claro que quieren realizar de forma competente la labor de abrir el espectáculo. Ante no más de 40 personas van dejando claro que sus influencias proceden del Power Metal alemán aunque sin abusar del doble bombo. Las guitarras de Ozgur Nair y Senem Undemir suenan agresivas aunque algo saturadas para mi gusto. La batería de Gorkem Buyukesmeli queda en segundo plano sonando algo mejor los platos que el bombo mientras que el bajo de Gorkem Buyukesmeli no logra sobresalir dejando el peso de la labor rítmica para Senem Undemir y su guitarra Flying V. Lo que sí se escucha muy bien y de forma nítida es al cantante Emre, que se desenvuelve con un inglés muy accesible en la presentación de los temas e interacciones con el público llevándose casi toda la atención de las miradas puesto que tiene un chorro de voz a destacar y sabe lo que se hace encima del escenario.
La banda
desgranó los temas más representativos de su mencionado primer LP destacando el
tema homónimo Timeless Warfare. Buen comienzo de tarde con los VENGEFUL GHOUL,
que si bien no tuvieron un gran sonido, sí convencieron a la concurrencia allí
reunida.
Los siguientes en aparecer en escena son los
irlandeses SANDSTONE que tienen cuatro LPs publicados a lo largo de sus más de diez
años de existencia. Son los dos miembros fundadores de la banda, el cantante
Sean McBay y el lead guitar Stevie Maclaughlin, los que llevan el peso de la
actuación. El primero tiene una forma de moverse y de vestirse “tipo Axl” que
es bastante cachonda y alejada del “cantante tipo” powermetalero lo que
contribuye a que la banda gane en presencia escénica. El segundo es un gran
guitarrista que se gana la atención por su buen hacer y por unos solos que
llaman realmente la atención.
Estos irlandeses de la ciudad norteña de Derry
tuvieron mejor sonido que VENGEFUL GHOUL
aunque tampoco llegó a sonar aquello a las mil maravillas siendo otra
vez la batería, comandada por Eamon McNaught, la que salió peor parada. La
banda apuesta por un Power Metal europeo al que suman contenidos progresivos en
muchas ocasiones. También ofrecen temas en los que mezclan el citado Power
Metal con aspectos más Hard Rock “Made in USA” lo cual tiene como resultado una
curiosa mezcla muy atractiva.
El número de asistentes había subido por lo que el
ambiente ganó en cantidad y calidad lo que permitió un punto más de lucidez al
espectáculo. La pareja de rubios que se sitúan a la derecha del escenario, Dee
Kivlehan a la guitarra rítmica y Tom Alford al bajo, cumplieron perfectamente
con su cometido demostrando que rara vez hay ocasión de ver un músico mediocre
salido de tierras irlandesas. ¿Conclusión? Un concierto de 45 minutos muy
entretenido, variado musicalmente y que invita a escuchar los discos que tienen
grabados así como a seguir su trayectoria a partir de ahora.
TIM RIPPER OWENS
Vamos ya con la
tercera y última banda de la noche además de plato fuerte absoluto: TIM RIPPER
OWENS. La primera vez que asistí a un concierto de los JUDAS PRIEST, Ripper Owens
era el cantante de la banda. Fue en 2002 y venían presentando Demolition el
peor álbum de la historia de los ingleses. Altísimo nivel del cantante y
conciertazo en general. Hoy podríamos estar hablando de algo parecido con
respecto a lo acontecido en el concierto de Ripper si no fuera porque el sonido
no fue todo lo bueno que todos hubiéramos deseado. La cercanía del concierto
fue una disculpa perfecta para volver a escuchar el Jugulator y ponerlo a tope
de volumen. Este disco de los JUDAS, quizá el más agresivo de toda su carrera,
fue el gran protagonista del concierto ya que se interpretaron siete de los
diez temas que lo componen.
La cosa empezó pletórica: Jugulator y The Ripper y
la sala patas arriba (aunque la entrada se quedó alrededor del centenar). What´s
my name? WHAT´S MY NAME…?? La interpretación que nos ofreció Ripper del
Diamonds and Rust fue para quitarse el sombrero. Con la boca abierta nos
quedamos algunos. Dead Meat y Cathedral Spires continuaron con un listón muy
alto. Ripper sigue cantando muchísimo. No es sólo el chorro de voz sino el
carisma y los matices de la interpretación. Puede pegarte una berrida alocada y
justo después cambiar tranquila y elegantemente a otro tono sin despeinarse.
Todo parecía estar preparado para que el Painkiller nos rompiera los cuellos
pero en este tema hubo algún problema de sonido que lo hizo deslucir bastante.
Una pena ya que es una oportunidad única para disfrutar de la interpretación de
ese tema de una forma correcta. Que, por cierto, menudo tema más cabrón, hasta
a Ripper le costaba cantarlo… Los problemas de sonido ya no se solucionaron en
los temas más agresivos. No es que fuera un absoluto desastre pero sí que te
quitaban un punto y medio de disfrute sobre todo cuando ves que la banda en
otros temas más calmados como Green Manalishi volvía la magia al escenario. Ripper
estaba comodísimo y exultante.
La banda que le acampañó sobre las tablas fueron
los miembros de SANDSTONE menos su cantante, por supuesto. Stevie
Maclaughlin brilló con luz propia haciendo suyas las partes principales y los
solos de gente como Downing, Tipton o Schaffer que no es moco de pavo.
Un
momento especial se lo llevó la única canción ajena a Ripper de la noche que no
fue otra que Abigail de KING DIAMOND que tuvo una acogida atronadora por parte
de los asistentes. Después de Ten Thousand Strong, la cita ineludible con Iced
Earth, Ripper presentó Lost and Found dejando claro que para él esa era una
canción muy especial y su interpretación fue acorde con sus palabras. Le siguió
Scream Machine, tema que abre su único disco con la banda BEYOND FEAR para
encadenar dos temones apabullantes como fueron Metal Gods y Bullet Train. La
siguiente descarga fue Starting Over, único tema que interpretó en este
concierto de su disco en solitario Play My Game que sirvió como preámbulo al
combo Blood Stained y Burn In Hell con un Ripper desatado y la gente dándolo
todo.
Un rato para descansar ellos y nosotros antes de finalizar el concierto
con el trío Death Row, One on One y Living After Midnight que ya dejó
satisfecho al personal consciente de que había asistido a una gran tarde-noche
de Heavy Metal. Se veía a Mr. Ripper Owens muy contento antes de abandonar el
escenario. No era para menos después del concierto que se había calcado. Sólo
habría que pedirle un poco más de regularidad en su carrera y en su producción discográfica.
Este hecho supondría que la asistencia a la Sala Caracol se hubiera doblado
presumiblemente porque estamos hablando uno de los cantantes más talentosos que
tiene el Heavy Metal. Ojalá pueda encauzar su carrera con una serie de
victorias seguidas en forma de discos publicados y giras por todo el mundo.
Tiene el talento necesario para ello.
© Diario de un Metalhead 2014