Por Larry Runner.
Art Gates nos hace llegar el quinto álbum de los californianos ALMOST DEAD. “Brutal Onslaught” es el título de esta obra que el sello valenciano nos acerca con doce cortes en su interior y que puede hacer que disfrutes si lo tuyo es el groove made in USA.
Y es que es eso lo que encontramos en “Brutal Onslaught” para amantes de sonido Pantera o de los más recientes Lamb of God.
Tras una cuidada producción la banda americana ofrece unos temas donde reina el groove, aunque bien es verdad que lo combinas con partes thrash, lo cual convierte el disco en un álbum interesante, entretenido, en el que no falta la influencia Bay Area cuando te meten los pildorazos thrash, casi hardcore por momentos, cuando se aceleran y se alejan del groove sureño.
Tony Rolandelli es la voz de esta banda que nos guía entre los dos estilos adaptándose a los cambios de sonido con sus variaciones en la voz. No es fácil ir gestionando esos cambios continuos del thrash al groove. Él se adapta poniendo una voz más chillona en los momentos thrash cuando el grupo te puede recordar a bandas del palo Lich King, y volviéndose más oscuro y gruñón cuando entra en juego el sonido groove.
Sobre una contundente sección rítmica donde no falta el doble bombo, quizás un tanto suavizada por la cuidada producción, se asientan las guitarras que lo son absolutamente todo en el sonido del grupo. Los temas pasan de continuo de la rapidez thrash a la lentitud y pesadez del grove. Cuando se meten en la primera piel, cuando se pasan a la segunda, quizás menos.
Al final lo que se nos ofrece es “Brutal Onslaught” es una obra sin altibajos, bien trabajada aunque quizás repitiendo demasiado la fórmula. Quizás le falte al disco algún hit que llamase más la atención. Pero yo no lo encuentro. No veo profundos destellos que ve vuelvan loco, solo una fórmula bien llevada para acabar dando un resultado bastante bueno y cuidado, sin mediocridades pero sin tampoco llegar a deslumbrar. Quizás "Lost My Way" es el tema que más me guste, probablemente porque suene un tanto distinto al resto, más moderno, menos groove y trabajando coros y melodías un tanto influenciadas por la NWOBHM, con guitarras dobladas y todo. Ahí sí que son una banda más grande, incluyendo incluso un buen solo que fluye en el tema. Pero no refleja en realidad lo que es la banda en sí, es como una excepción que por cierto han elegido como segundo single. Si fuesen siempre en esa onda sin duda valoraría este álbum mucho más alto, pero no, el tema es casi como un oasis en un mundo de arenas thrash-groove, donde temas como "Cage Fighter" o "Turn to Stone" te harán disfrutar, pero quizás con una fórmula demasiado repetitiva.
Sencillamente correcto. Lo que sí me gusta es su futurista portada.
Zach Weed – Guitarras
Logan Shackleton – Bajo
Ryan Glick – Batería
© Diario de un Metalhead 2021.
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