Este mes os traigo una de las cervezas más brutales que he probado. Llamémosla simplemente Odin, hecha por la cervecera noruega Haandbryggeriet.
Estamos ante una cerveza más negra que el futuro del reggaetón. Su densidad no deja que la luz la atraviese pero tampoco estamos hablando de aceite de motor. En cuanto tomamos el primer trago nos damos cuenta de la cantidad de matices y aromas que posee. Comienza con sabores a chocolate, café e incluso a frutos del bosque para terminar con un toque amargo que no hace más que mejorar la sensación final.
Los toques a chocolate y café no proceden de ninguno de estos elementos sino del tipo de malta, tostada por el propio Surtur en sus fuegos de tormento. El grado alcohólico es elevado (11º a la sombra) lo que convierte a Odin en una cerveza para paladear tranquilamente sin la pretensión de tomar más de una o dos. También podéis tomar diez en una noche, con lo que las valkirias de Odin recogerán vuestro cuerpo inerte de la cuneta más cercana y entonces si que veréis el Valhalla. Ambas opciones las veo bien.
Otro detalle que me gusta de Odin es su espuma. De un color beige oscuro y que no persiste demasiado tiempo y es esto último algo que me complace, pues no me gusta esperar por espumas pesadas que no quieren irse y al final mi impaciencia hace que levante la cabeza de la jarra con el hocico digno de un anuncio de leche entera. Así que otro punto a favor. Es una cerveza que va al grano.
Se recomienda beberla con dos lobos a vuestros pies, un par de cuervos en el hombro y una lanza apoyada en la barra para completar la experiencia.
En resumen: si os gustan las cervezas negras con fuertes y numerosos aromas, de alta graduación y muy bien hecha, Odin es vuestra cerveza.
Se recomienda beberla con dos lobos a vuestros pies, un par de cuervos en el hombro y una lanza apoyada en la barra para completar la experiencia.
© Larry Runner 2014
