Por Simón García López
Para entender a grupos como Internal Bleeding tenemos que retroceder unos cuantos años, más o menos 30 y situarnos en un lugar como Nueva York lugar donde a principios de los 80 se generó una escena musical alrededor del Hardcore muy poderosa y que marcó el estilo de vida de una generación de jóvenes americanos, que se ha extendido con el tiempo no solo por EE.UU. Sino por todo el mundo. Sin ir más lejos, un festival como el Resurrection Fest tiene sus raíces en este estilo musical, lo que se conoce como New York Hardcore. Grupos como Madball, Cro-Mags, Agnostic Front, Sick of it all o Biohazard entre otros muchos formaron una escena ya histórica y que ha sobrevivido al tiempo con éxito.
Si a este movimiento unimos la explosión a finales de los 80 del Death metal americano, nos encontramos con la semilla perfecta para que en Nueva York algo más extremo y con raíces diferentes al Death metal de Florida, con una base más Thrash y técnica, viese la luz.
La unión de estas dos influencias y un concepto mucho más contundente del Death metal creo un subestilo que se llamó Brutal Death de la mano de bandas como Suffocation, Pyrexia o Internal bleeding, todas ellas neoyorkinas y con el mismo concepto musical. Posteriormente a esto, a todas estas bandas se les ha adjudicado el título de creadores del Slam, otro subgénero extremo que para ser sincero, a mí se me escapa en gran medida.
De estas 3 bandas, las más famosas de la escena neoyorkina de Brutal death, quizás Internal bleeding, los menos famosos quizás pero igual de legendarios en la escena underground, son los que más han mantenido el espíritu hardcore, fácilmente reconocible tanto en su música como actitud, llevando el concepto de familia y el espíritu neoyorkino del hardcore más puro allá por donde van y que evidencian subiendo al final de sus conciertos al público al escenario para que todos se sientan parte de ese espíritu en el que creen y pretenden transmitir.
“Corrupting influence” es un disco muy fresco y natural en composición y sonido que vuelve a los orígenes de su primer “Voracious contempt” sobre todo por la aportación de Joe Marchese que calca el estilo gutural de Frank Rini. No en disco tan pesado como aquel ni lo pretende, es mucho más dinámico pero al mismo tiempo encontramos esa misma intención demoledora en todo el disco pero sobre todo en canciones como el adelanto “Focus” o “Final Justice”. El disco tiene el groove hardcore pesado que sublimaron Dying fetus en “Killing on adrenaline” y que personalmente tanto me gusta porque hace que estés todo el rato moviendo la cabeza con la repetición de riffs bestiales y aplastantes. Otro punto destacable es el acompañamiento de Chris McCarthy en las voces, aportándole el toque Misery index, rompiendo la línea gutural y aportando dinamismo y matices geniales al conjunto.
Kyle Eddy ocupa el lugar del tristemente fallecido y fundador de la banda Bill Tolley cumpliendo con creces a la batería y haciendo que poco o nada se note musicalmente la ausencia de Bill. El puesto de bajista es en este caso ocupado por un muy reconocible por su puesta en escena e imagen Shaun Kennedy, quien actualmente también forma parte de Pyrexia.
Chris Pervelis es el único miembro fundador de Internal Bleeding, alma mater y compositor, una leyenda del estilo y con una energía y actitud a sus 50 años a prueba de bomba, viviendo cada concierto como el primero o como si el último fuera.
Un disco estupendo de Brutal death Neoyorkino. La vuelta de unas leyendas. Un chute de adrenalina directo al cerebro capaz de resucitar al muerto más seco que se encuentre en el cementerio. Uno de los discos que más me han entusiasmado en lo que va de año. Energía y buen rollo a través de la brutalidad. Internal Bleeding.
Y por cierto, no te los pierdas en directo si tocan dentro de un radio de 3000 km. de donde vivas. Hazme caso.
https://www.facebook.com/InternalBleeding/
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© Diario de un Metalhead 2018.
