martes, 13 de diciembre de 2016

GRAJO: Grajo (2016- Nooirax)



Por Diego Rodríguez Liébanas.

El domingo 30 de octubre me pasé por la céntrica Sala Wurlitzer madrileña para asistir a la segunda jornada del Piedra Fest, evento en el que se celebraba el octavo aniversario del sello Nooirax. Esa noche también estuvieron bien El Altar del Holocausto pero fueron GRAJO quiénes me gustaron especialmente. Lo suyo es el Doom/Stoner ejecutado “lento y duro”, como dejaron claro a la hora de despedirse del personal. No les conocía de nada, pero después de este conciertazo y aprovechando que acaban de sacar disco a la luz, hubo que mover ficha para que me lo pasaran y, a día de hoy, puedo decir que este álbum es una de mis publicaciones favoritas de 2016.

Córdoba es la ciudad por la que pululan habitualmente las vidas de los cuatro integrantes de la banda. Fueron Josef, guitarrista, y Pistolo, bajista, quienes no hace mucho, a mediados de 2015, decidieron pasar a la acción iniciando un proyecto a través del cual se vieran satisfechas sus apetencias artísticas de expresarse a través de música pesada, repetitiva y demoledora. Para el puesto de cantante tenían en mente a Liz cuyo trabajo en la banda Órbita había llamado su atención de forma muy positiva hacía tiempo. A pesar de no proceder precisamente del mismo rollo musical que el que ellos tenían en mente para GRAJO entendieron que su voz funcionaría perfectamente como así se demostró cuando grabó una demo con el tema "Feeding Your Demons". Encajaba como anillo al dedo. Quedaba vacante el puesto de batería. Contaron puntualmente con la colaboración de Félix, miembro de Absenta, quien decidió pasar de la interinidad a involucrarse plenamente en la vida de la banda seguramente al ver que aquello estaba empezando a pintar muy bien.


Solía ser la excepción que una chica se pusiese al frente de una banda de Doom. En los últimos tiempos, sin ser la regla ni mucho menos, empezamos a acostumbrarnos a que surjan formaciones que apuestan por este formato con notable éxito. Aun así, partiendo del hecho de que no son rara avis, sí es la interpretación vocal de Liz la que le da a la banda ese punto especial y personal que toda agrupación musical quisiera para sí. Su voz es bonita, atractiva y versátil, sin duda, pero también decidida, poderosa y con un punto inquietante. ¿Es el único elemento a tener en cuenta? No, ni mucho menos. Son al menos tres los aspectos en los que la banda ha logrado un nivel sobresaliente: La composición, la interpretación y el sonido. Las ideas estaban claras desde el principio pero luego deben tomar cuerpo a través de los temas. ¿Qué podemos decir de las iniciales "I Am The Sea" o "Golden Cemetery"? Poco más que escuchar y disfrutar. Inicio de álbum prodigioso con dos temas largos que se pasan en un santiamén porque te hechizan y te agarran del pescuezo a través de la cadencia de los riffs y de un gancho innegable de los estribillos. Seguro que uno de los objetivos de la banda era crear un efecto atmosférico envolvente y pesado sin resultar denso ni recargar demasiado el panorama sónico del disco. Misión cumplida. Todos los efectos usados por Josef y Pistolo así como las diferentes texturas introducidas dejan su marca en cada momento pero de forma sutil sin asumir un protagonismo que no les toca.

Con "Magic Eye", quizá no tan maravillosa pero sí muy disfrutable, sube un poco el diapasón, desenterramos las raíces de zona puramente Doom para buscar un poco más del dinamismo que ofrece el Stoner. La comunión entre bajo y guitarra es uno de los secretos del éxito de este trabajo con una simbiosis fuera de toda duda cuya máxima expresión se puede disfrutar a través de otra de mis favoritas, "The Devil Rides Out", nombre que le viene como anillo al dedo a la canción más “veloz”, inquietante e hipnótica del disco. Seguimos con la casi instrumental, épica y cruda "Imperium" que desprende por momentos un aroma andaluz sutil pero palpable. Paradójicamente el disco concluye con "Feeding Your Demons", canción que dio el pistoletazo de salida a este proyecto. Se trata, para variar, de otro gran tema, en el que Liz no se mueve tanto por tonos altos dando mayor cabida a otros registros que demuestran su versatilidad.


¡Cómo suena el disco! ¿Verdad? No sería justo en absoluto dejar de mencionar La Mina, estudio situado en Torrequinto (Sevilla) en el que el reputado productor Raúl Pérez, quien ya había dejado su firma en discos de grupos acérrimos como Orthodox o Santo Rostro, ha puesto en marcha su magia contribuyendo de forma importante a que el producto sea de primera calidad. Tenían miedo de que el disco saturara a los oyentes por lo que tanto la duración del mismo, treinta y cinco minutos, como la elección de los temas y la disposición de los mismos han sido decisiones muy meditadas y, a la vista del resultado, acertadas. Se trata de una obra redonda. Cuatro temas antológicos y dos temas muy buenos. No sobra nada, tiene sustancia, te deja satisfecho y con ganas de más. I am the sea and you belong to me…







© Diario de un Metalhead 2016.

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