viernes, 9 de diciembre de 2016

KORN: “The serenity of suffering” (2016- Roadrunner) USA.


Por Simón García López.

Está claro que KORN con Head son más KORN, o simplemente KORN. Los 4 discos del grupo sin él fueron claramente más experimentales excepto “III”, intentando profundizar y expandir los registros musicales del grupo, cosa por otra parte que les vino muy bien para que discos como este último “The serenity of reason” y su anterior “The paradigm shift” sigan sonando a día de hoy frescos cual lechuga recién cogida. 

Y es que KORN son un grupo de calidad inagotable. Los creadores del Nu Metal y los únicos que dentro de los cánones del estilo que ellos inventaron sobreviven tras 22 años de existencia. Mucha gente quiere quitarle mérito a su estilo, al estilo en general, pero por si alguien tiene duda de que el Nu Metal puede ser un estilo eterno, ahí están ellos para demostrarlo disco tras disco, sobre todo tras el impulso como decía que supuso la entrada de Head de nuevo en el grupo. Por cierto, Head en solitario editó un par de discos, uno de ellos “Save me from myself” excelente y muy recomendable para todos aquellos que estéis leyendo esta reseña. 

“The serenity of reason” es un disco de puro y duro talento. Podría ser la continuación de “Untochables” tranquilamente. Sonido ultrabrutal, pesado y oscuro, lleno de los matices que dos de los guitarras más creativos de la historia pueden aportar, un bajo más controlado que de costumbre, una batería contundente aportando a la música única y exclusivamente lo que precisa con un gusto exquisito, lleno de matices también y un Jonathan Davis que como todos sus compañeros tiene la capacidad inagotable de crear estribillos maravillosos llenos de emotividad y belleza que se pegan al cerebro como una sanguijuela sedienta de sangre. 


Jonathan Davis nunca fue un cantante excelente curiosamente. Su voz, y permitidme el atrevimiento, tiene un tono hasta cierto punto desagradable, pero su talento creativo es espectacular y la emoción que transmite a la hora de interpretar sus canciones es lo que lo convierte en único. A base de eso ha roto el filtro del tiempo. Mucha gente lo ha copiado, intentado mejor dicho, sobre todo en los 90 con la efervescencia del estilo, intentando hacer lo que él hacía. La mayoría lo único que consiguieron fue quedar en ridículo por su histrionismo vacío y superficial. A día de hoy todo el mundo reconoce su estilo y capacidad, pero cuando a mediados de los 90 lloraba en los discos, muchos fueron los que rieron aquella extrema muestra de sentimiento, la misma que la madurez de la edad le ha llevado a convertirse en un genio de la interpretación musical. Y para que nos entendamos: esa muestra extrema de sentimiento fue la misma que motivaba el comportamiento reivindicativo del Punk, o más tarde del Grind. La misma que hizo del Thrash o el Hardcore de los 80 estilos reivindicativos que luchaban contra el control y la manipulación política. Sentimientos que movían a millones de personas y que daban incluso sentido a la vida de muchos. Hablo de mensaje, pero hablo también de la influencia que la música y los sentimientos que transmite puede generar en la gente. En masas. Ahora todo está controlado y medido, incluso el metal, cualquier forma de metal. Todo se ha convertido en pan y circo.

Me habían avisado que “The serenity of reason” era un discazo y la verdad después de varios años de altibajos no sabía qué me iba a encontrar, sin embargo me entró a la primera y varias veces he de reconocer que en algunas partes inconscientemente eché las manos a la cabeza literalmente. La reseña se podría resumir en “qué buenos sois joder”.


Es un disco de singles, temazos, hits. Todos los son. Hasta el par de bonus que vienen en la edición especial. Empezando por la primera y terminando por la última canción. Sirvan de ejemplo por citar un par de ellos “Rotting in vain” o “Everything falls apart” que se desarrollan sobre las bases clásicas de sus dos primeros discos pero con el toque de madurez de los discos posteriores. 

Fuente inagotable de calidad musical. En cada escucha se encuentra un matiz nuevo por debajo de la base. Los samplers y los scratches le dan un ambiente y un empuje brutal, es una característica básica del Nu metal que ellos curiosamente no trabajaron nunca en exceso. Limp Bizkit, Incubus o Slipknot sí eran de Dj, pero no ellos y sin embargo en este disco tienen una presencia genial en temas como “Insane” que cuenta con un estupendo videoclip para no variar en KORN, o “Next in line”. Se hace muy difícil destacar un tema porque todos son muy buenos, pero mi preferido es el último corte “Please come for me” y lo es entre otras cosas por el riff en 39:30 y la parte posterior. No hay volumen suficiente para escuchar ese riff. En el disco también encontramos la colaboración de Corey de Slipknot en el quinto tema titulado “A different world” y que personalmente me parece el menos bueno, pero con el tirón comercial de Corey, canción que también tiene videoclip. 

KORN son un grupazo. Poco más puedo decir. Me descubro ante ellos nuevamente. Su fuente creativa no se agota nunca. 12 discos ya. 22 años y siguen haciendo discos impresionantes. Pocos casos conozco yo en el mundo que estén a esta altura, a este nivel. Impresionantes.







© Diario de un Metalhead 2016.

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