By Diego Rodríguez Liébanas.
Roma, 2010. Una serie de músicos que comparten amistad
y gustos se juntan para pasárselo bien rindiendo tributo a Spiritual Beggars. Poco
a poco, la idea de componer música propia comienza a rondarles la cabeza por lo
que Vikk y Richard, bajista y guitarrista, deciden apartar a un lado su
devoción por Amott and Cía. para buscar su propio camino musical. Finalmente, la
entrada de Marco a la batería en 2014 propicia la primera formación estable que
se completa con Randy a la guitarra y Simone como vocalista.
No deja de ser sorprendente que una banda italiana sin
publicación discográfica alguna logre dar salida a su primera obra a través de
un sello estadounidense como es Sliptrick Records. De todas maneras la sorpresa
se diluye al comprobar que son más dos decenas las bandas transalpinas que funcionan
desde hace tiempo con esa discográfica y que una de ellas es Witches Of Doom,
muy amigos de Funeral Mantra, y otra Helligators, con quienes también canta
Simone.
En cuanto al funcionamiento de la banda, para ellos es
muy importante la idea de comunidad por lo que todos contribuyen tanto en el
plano musical como en el lírico. De ahí que tengamos ante nosotros un álbum con
múltiples influencias pero no deslavazado ya que después de escucharlo uno se
da cuenta de que todos los fragmentos encajan perfectamente en el puzzle
Afterglow obteniendo como resultado una obra coherente en el que la pieza
fundamental es el Stoner Metal pero en la que también tenemos Doom, Heavy
Metal, Sludge, momentos setenteros y detalles psicodélicos.
Los miembros del grupo han tenido que ver en las decisiones tomadas a nivel de estudio y sonido aunque el que ha llevado la voz cantante ha sido el productor Luciano Chessa, responsable de los discos de Helligators. El resultado es un sonido muy particular pero no rebuscado. No suena especialmente retro pero tampoco moderno. Tiene un toque primitivo y sucio siendo en general muy rocoso y agresivo. Llama la atención como la batería adopta un papel relativamente secundario mientras que el bajo está muy presente y no ofrece ese papel habitual de dar grosor y sustento a las canciones sino que tiene acometida y pegada.
La voz de Simone arrasa como una fuerza de la
naturaleza en sus momentos más agresivos, incluso guturales, y te recuerda a
Phil Anselmo, Matt Pike, Ben Ward o Zakk Wylde según el momento, aunque a lo
largo del disco se te puede hacer monótona ya que abusa del mismo tono lo cual
no quita para que de vez en cuando nos abra la ventana de sus posibilidades a otros
registros más limpios y delicados. No se muestran especialmente interesados en
explorar texturas, crear ambientes densos o atmósferas oscuras. Los solos son
correctos, gustosos y muy dados a usar el wah-wah pero mantienen generalmente un
tono discreto mientras que los riffs son sencillos, efectivos y poco
grandilocuentes predominando el interés por dotar de dinamismo a las diferentes
partes para que fluyan con agilidad, cosa que consiguen.
Para el inicio nos han planteado dos temas variados y
potentes como Dimension Onward y Gravestone Reveries y también tenemos
otros que se caracterizan por su crudeza como Brainlost e In This Eyes.
Pero tres son los cortes que destacan por encima del resto y están situados en
la parte media y final del disco. Funeral
Mantra, que sí tiene un punto oscuro y varios cambios de velocidad muy
interesantes. Parsec, tema muy
enérgico que trasmite inmediatamente las ganas de mover el cuello a través de
un riff principal muy juguetón que pasa
a formar parte de ti de manera instantánea. Afterglow,
por su parte, tiene un toque más épico y combina de forma acertada parte
melódicas con otras más rudas.
Un poco más de diversidad en la interpretación vocal y
de temperamento en los solos de guitarra le hubiera dado al trabajo un lustre
mayor pero este se eleva debido al trabajo de composición. Los temas están
construidos de manera notable dándole consistencia y personalidad a una obra
que podemos considerar como una buena primera piedra de toque a partir de la
cual la banda pueda crecer.
© Diario de un Metalhead 2016.
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