Por Larry Runner.
Hacía tiempo que no me ponía yo con un disco de folk. Si bien hace años fuí un gran seguidor del género, tengo que decir que quizás por el exceso y la poca mesura acabé un tanto saturado, lo que ha hecho que en los últimos tiempos ignorase bastante el tema.
También es verdad que lo que fue llegando a mis oídos sinceramente no despertaba en mí nada especial, con lo cual, normalmente, o pasaba a otro redactor o simplemente terminaba en la papelera para no perder tiempo en algo que si no me llegaba a mí, actuando de forma honesta tampoco podía hacerlo llegar a nadie más.
Cuando te pones con un disco y una reseña has de creer en lo que estás haciendo. Es imposible escribir nada decente ni honesto si lo que escuchas te parece o más de lo mismo, o peor, una puta mierda. Si estoy escribiendo ahora esta reseña es que CELTIAN algo me han aportado.
Nacidos hace ya algunos años, no demasiados de la mano del flautista ex-Mägo de Oz Diego Palacio (a alguno le sangrarán los ojos por esto, que se joda) la banda viene apadrinada por Txus di Fellatio. El criticado batería cierra bocas cuando se pone a componer o como en este caso a arreglar y producir. Él les ayudó con este “En Tierra de Hadas”, álbum que les va poner a buen seguro en el top de las principales referencias del género.
Su sonido evidentemente recuerda al de Mago de Oz, con una fusión fantástica de la música celta tradicional con el hard rock donde no faltan influencias más pop que dotan a “En Tierra de Hadas” de un tono marcadamente comercial.
Que la voz solista sea femenina ayuda aún más a ello. Xana Lavey es ángel del micro de un proyecto que a la fuerza va a ir hacia arriba. ¿Mägo de Oz con chica? Eso sería simplicarlo mucho, pero podría hacer que te dieses una idea de rollo que se lleva esta banda. Eso sí, todo es mucho más alegórico, más de mundo de fantasía, más de bosque y alejado del mundo de depravación, el mal y el puticlub y la chabacanería de la que suele hacer alegoría los de Txus, cosa que confieso también me encanta.
Y es que CELTIAN suenan de la hostia, pero son demasiado caramelo y los más duros probablemente les tachen de su lista. Alberto Seara, productor de Mägo de Oz (sí, otra vez salen), se ha encargado en los Cube de Madrid de la grabación, mezcla y masterización del un disco cristalino. Producción sobresaliente para unas canciones que transpiran “buenismo”, buen rollo y fiesta sin excesos. Ritmos bailongos de puro folk que nos habrían encantado en las noches folk que hace una década reinaban en las fiestas de todos los pueblos de Asturias y que la crisis borró de un plumazo para hoy en día apostar por la mierda de las orquestas y los ritmos de mediocres raperos y basureros de trap.
Y es que CELTIAN suenan de la hostia, pero son demasiado caramelo y los más duros probablemente les tachen de su lista. Alberto Seara, productor de Mägo de Oz (sí, otra vez salen), se ha encargado en los Cube de Madrid de la grabación, mezcla y masterización del un disco cristalino. Producción sobresaliente para unas canciones que transpiran “buenismo”, buen rollo y fiesta sin excesos. Ritmos bailongos de puro folk que nos habrían encantado en las noches folk que hace una década reinaban en las fiestas de todos los pueblos de Asturias y que la crisis borró de un plumazo para hoy en día apostar por la mierda de las orquestas y los ritmos de mediocres raperos y basureros de trap.
Musicalmente tienen el punto idea 50-50 entre folk y hard rock. Las melodías están trabajadas de forma sobresaliente y todo tiene el punto justo de dureza para que nada suene en exceso y casi me atrevería que su música es para todos los públicos. Las flautas de Diego y el violín de Txus Borao tienen mucho que ver en ello.
No faltan las colaboraciones. Muchas. Michalina Malisz (Eluveitie) colabora con su zanfona en "El Sueño de Deirdre"como también Dani Fuentes (Débler) con su violín. Todos los Debler andan por ahí metidos. Antón Davila (la flauta de Celtas Cortos) es otro de los destacados. Y por supuesto el fundamental Javi Díez (Mägo de Oz, Arwen), que además de poner el teclado en la balada "El mar sabe tu nombre", se ha encargado de los arreglos orquestales y teclados del disco.
“En Tierra de Hadas” es una oda al buen gusto, a la composición brillante, a la melodía, a la musicalidad y una buena forma de escaparse por un momento de las estridencias que cada día nos invaden sin descanso. La mejor forma de huir de la saturación sónica. Un disco genial al que yo le habría dado un poco más de punch, pero porque soy un cafre y muy “true”. Quizá por eso el tema que da título al disco es mi favorito. Por cierto, ahí colabora Patricia Tapia.
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© Diario de un Metalhead 2019.
