lunes, 2 de julio de 2018

ANGELUS APATRIDA: Cabaret de la Guillotine (2018, Century Media)


Por Larry Runner.

ANGELUS APATRIDA llevan los suficientes discos y conciertos a sus espaldas como para condiderarlos desde ya hace unos años una de nuestras bandas clásicas. Con su trabajo, su inconformismo ante el estancamiento de otros, su facilidad para conseguir componer auténticos hits y su trabajo incansable les han llevado a obtener el respeto y el cariño de la mayoría de metalheads del país. Es así hasta el punto de que a día de hoy les podemos considerar la banda cabeza de la tercera generación de bandas de aquí, considerando como primera a la de Obús y Barón y como segunda a la de Avalanch, Warcry y Mago de Oz.

Una tercera generación mucho más preparada, para la que el inglés es algo normal y la tecnología algo natural, una gente más estudiada y que ha tenido la suerte que no tuvieron otros de poder acceder de forma más sencilla a los medios tecnológicos que sirviesen para dar forma a su música. A cambio cuentan con una competencia mucho más encarnizada de la que tuvieron generaciones anteriores.


Con este panorama, funcionando más o menos bien, contando ya con una buena base de fans, normalmente uno se relaja, compone por inercia y cae en la repetición y con ello el aburrimiento. Pues bien, el cuarteto de Albacete está muy lejos de todo eso. Lejos de autoplagiarse una vez más evolucionan, casi se reinventan, y nos ofrecen otro disco de altísimo nivel no ya técnico, a nivel de ejecución, que también, si no a nivel de composición, sin miedos que les puedan amarrar al pasado.

Vale que hay canciones en este “Cabaret de la Guillotine” que te van a recordar a discos pasados, no hay más que pinchar “Betrayed” o "The Hum" para ver similitud con temas de atrás, pero hay otras en las que arriesgan de lo lindo, y es ahí hacia donde debemos fijar un poco nuestra mirada para percibir el trabajo de pleno y no pensar que es un disco más.

“Cabaret de la Guillotine” es el trabajo más maduro de la banda. Es este un tópico utilizado habitualmente, pero en el caso de los manchegos es la verdad. Es un disco arriesgado, más variado en el que encontramos incluso cambios en la forma de cantar del mismísimo Guillermo Izquierdo. Y es que el pelirrojo juega con sus registros, llegando incluso en ocasiones a despistarnos, hacernos dudar de que pueda ser él el que canta. Ahí está “Farewell” para mostrar lo que digo.


Los tres temas que nos ofrecieron en su momento como adelanto ya reflejaban hasta donde puede llegar el punto camaleónico del grupo. El primero “Sharpen the guillotine” era totalmente Angelus Apatrida, digamos que su sonido thrash de siempre. Típico, casi tópico, con ese comienzo acústico detrás del cual sabes que van a llegar hostias como panes. Como ella hay unas cuantas más, algunas realmente para volverse loco como "The Die is Cast". Después nos ofrecieron “Dawnfall of the nation” y encontramos unos Angelus más oscuros, más enfadados, más groove, más macarras y a un Guillermo acorde al tema con un registro distinto, como también lo está en "Witching Our". El tercero de los adelantos fue “Farewell” una balada, con una voz otra vez muy distinta a la de los otros dos temas. Arriesgada como ninguna otra canción antes. Un registro muy diferente a lo que nos tenían acostumbrados y lo que sin duda para algunos será una auténtica castaña para nosotros es uno de los mejores temas de su historia, una canción sublime.


Es sin duda el disco más variado pero también el más arriesgado, no estamos acostumbrados a tanto cambio en la música de Angelus Apatrida, aunque es verdad que siempre les ha gustado innovar, evolucionar, nunca habían llegado tan allá. Han experimentado con su sonido aunque todo ello ha transcurrido sin forzar, de forma natural, surgido fruto de la inspiración del momento, de los cambios que se suceden en el día a día. Viene de la música que se escucha, de las posibles influencias e ideas que se puedan percibir, aunque a buen seguro que en algún momento se habrán preguntado para sus adentros si no era ir un poco allá y si sería entendido por el oyente. Pero lo hacen bien, y ante un tema como “Ministry of God” luego continúan con una más acorde a su pasado como “The Hum” y ni te enteras. Nunca se hace repetitivo, te lo pinchas y se te va sin que te enteres. Canciones como “The Die is Cast” o “One of Us” se presentan como auténticos nuevos hits que se antojan irrechazables al repertorio de directo. 

Y es que estos cuatro han bebido mucho de la bay area, del thrash alemán y de la NWOBHM, pero también de otros estilos, sin hacerle ascos a casi nada, de ahí que una evolución sea entendible. No son unos burros con orejeras que no vean más allá de lo que se hacía en los 80, y eso les mantiene vivos y logra que suenen nuevos sin dejar de ser auténticos como los clásicos.

El álbum viene cargado de potentes riffs, cuidados, cercanos, pegadizos, que penetran en tu cabeza para no irse. Los solos son frenéticos y naturales y la sección rítmica sigue contundente, aunque esta vez me parece menos enrevesada que en discos anteriores. El disco es duro, muy duro, pero con un enorme espacio para la melodía que personalmente ha hecho que me enganche y me vuelva loco si me calzo unos auriculares. 

Pero sin duda alguna lo mejor son las voces, el trabajo de Guillermo Izquierdo al micro es de matrícula de honor. Ha jugado como nunca con los tonos y tras haber dejado de fumar hace algún tiempo, su voz parece más limpia y en mejor estado, lo cual hace que se atreva a arriesgar como cualquier cantante no guitarrista podría hacer. Por momentos ha llevado esa modulación tan lejos que hasta parece difícil creer que pueda ser él el vocalista. Enorme trabajo.


Grabado por ellos mismos y pasado luego por el colador de Daniel Cardoso, que lo mezcló y lo masterizó, suena estupendamente, mostrando también un punto de madurez en esta función que no habían desarrollado antes. 

Fruto de toda la mierda actual que nos rodea, de la corrupción, los abusos de poder, el neo-fascismo encubierto tras una falsa democracia, la injusticia, etc, nacen unas canciones que suenan a cabreadas, como hasta ahora, aunque hay excepciones. “Farewell” es la gran novedad. Dedicada a un fan fallecido de cáncer se presenta heavy, melódica y emocionante, siendo como ya dije antes, una auténtica joya.  

Me encanta la portada, con una ilustración bestial en la que se observa una plaza repleta de gente expectante ante una guillotina. Una de esas en cada plaza durante una temporada y viviríamos mucho mejor.

Angelus Apatrida están aquí con un disco nuevo y rompiendo barreras. Han llegado para quedarse en nuestras vidas y espero que sea por muchos años. O mejor, para siempre. ¿El disco del año?

http://www.angelusapatrida.com/








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