lunes, 30 de julio de 2018

MARDUK: Viktoria (2018, Century Media) Suecia.


Por Simón García López.

Marduk se han convertido en uno de los grupos más importantes del Black metal más crudo y directo. En realidad llevan muchos años siendo referencia innegable y creo que a día de hoy son los mayores exponentes de un estilo musical que en gran medida se ha visto invadido por influencias progresivas y sinfónicas que a ellos nunca les han afectado. Esto no es una crítica al resto, es una descripción creo bastante objetiva de lo que ha ocurrido en este estilo con los grupos que nacieron a principios de los 90 y que han tenido una actividad continua. 

Siempre he considerado que a partir del Black habían salido algunas de las ideas más innovadoras en lo que a metal en general se refiere de los últimos años. A este grupo de bandas pertenecen Ulver, Emperor o Enslaved por citar quizás a los más destacados, que supieron evolucionar aportando innovación y versatilidad a su música, algo de agradecer teniendo en cuenta la enorme incapacidad general desde hace unos 15 años para aportar algo diferente, fresco e innovador a una escena metalera que en general, no hablo solo del Black, se alimenta del pasado o repite esquemas hasta la saciedad. La originalidad se echa en falta y cuando aparece y viene acompañada de sentido y buen gusto se debería, y en general se hace, tratar con el respeto y dignidad que merece. 


En relación a estos temas, los géneros extremos, y el Black en concreto, siempre ha enfrentado a puristas y digamos "evolucionistas", aquellos que disfrutan de los primeros discos, del Black primigenio, pero también de las evoluciones e innovaciones musicales de los padres del estilo. Al contrario, los puristas defienden lo de siempre, el estatismo. Son reaccionarios y critican la experimentación y apertura, aunque esta mantenga el concepto y la intención, como han defendido Enslaved en más de una vez. Lo de siempre estará siempre ahí, se puede escuchar millones de veces y además, siempre habrá grupos que copien los principios más puros del estilo. Nunca entenderé porqué tanta ira hacia la evolución, al avance. En ningún ámbito de la vida lo he entendido y esto no es una excepción. A los que nos encanta y disfrutamos de la pureza de los estilos y además apreciamos la evolución nos encantan los trabajos de los grupos antes citados y los valoramos en la medida que merecen. 

Como último apunte al respecto, a lo largo de mi vida he conocido a muchos blackers puros que criticaban enardecidamente la apertura de grupos como Dissection, Emperor, Dimmu borgir, etc. Cuando uno es puro es muy puro y muy duro también. Muchos de ellos han desaparecido del mapa. Ni blackers ni metaleros ni nada. Gente que simplemente en algún momento de su vida necesitaban tenerla más grande que yo y dar lecciones de autenticidad. Un saludo a tod@s ell@s allá donde estéis. 

Volviendo al tema, los suecos no son un grupo de experimentaciones, pero sí es cierto que este último disco suena más limpio, lo que para algunos ya ha sido motivo de crítica, muy perfecto y contenido, y que juega más con atmósferas y silencios que en trabajos anteriores. Es un disco más accesible, más sutilmente simple que anteriores trabajos con riffs muy punkis como los de la canción que abre el disco "Werwolf", y más corto. Han reducido los temas y la duración de los mismos concentrando la intensidad y creando un disco de poco más de media hora que ni pesa ni sacia al oyente dejándole con ganas de volver a empezar. 

Hay otra cosa que he de reconocer y es el impulso que para mí ha dado el grupo, sobre todo en directo, con la incorporación hace unos años de Fredik Widigs a la batería. Perfecto su trabajo en este "Viktoria", y maravilloso su gusto a la hora de componer. El sonido es muy natural en todo el disco y las baterías son el instrumento que más se beneficia de esto pudiendo apreciarse la calidad técnica de Widigs quien ejecuta como nadie los blast beat. Mortuus sigue en su línea a las voces. Su voz es agresiva y descarnada, escupe con intensidad cada sílaba que pronuncia y arrastra su voz , perfecta para las necesidades del grupo.

Aparte de esos pequeños matices, el disco mantiene la línea Marduk y no creo que vaya a defraudar a en exceso a sus seguidores más acérrimos. Canciones como "June 44" o "Narva" son trallazos que conjungan a las mil maravillas con temas lentos como "Tiger I" que contiene al final una de las mejores partes del disco gracias a Widigs y su ya mencionada capacidad para entender las necesidades de los temas. Misiles y sirenas suenan a lo largo del disco recordando los tiempos de "Panzer division" y uniéndose a la temática y concepto del disco, la II Guerra mundial y la crudeza de la guerra desde diferentes puntos de vista. 


Dejo de lado los debates sobre las filias o intenciones políticas del grupo ya que como en muchos casos son motivo siempre de interpretación. Si personalmente, alguno de sus miembros se siente identificado en algún caso con el nazismo o las políticas antisemitas o supremacistas merece mi repulsa total, pero cuando hablamos de música y concepto musical, mezclar lo personal con lo artístico siempre termina por sumergirnos en terrenos pantanosos donde la interpretación del oyente y sus prejuicios siempre juegan un papel fundamental. Personalmente y ciñéndome a este último disco, tras repasar las letras y no lo suelo hacer, yo no veo nada que no sean historias de la II Guerra Mundial desde diferentes puntos de vista. Otra cosa y es innegable es que coqueteen con la simbología y estética nazi. Esto tampoco tiene que hacernos poner el grito en el cielo. Por ejemplo Slayer siempre lo han hecho y a Lemmy le encantaba coleccionar objetos relacionados con el III Reich, pero de ahí a ser nazi hay un trecho. La mayoría de los grupos de metal extremo han utilizado una estética satánica sin serlo (Marduk también en ciertos momentos de su carrera), o una estética violenta o gore sin ser psicópatas o asesinos en serie. Algún caso tenemos de grupos que se hacían llamar cristianos y después algún integrante intentó asesinar cristianamente a sus parejas. Hay de todo. Lo que vemos de un grupo no revela lo que ellos son a nivel personal. Además, si tuviésemos que escuchar música o no por lo que cada uno es o hace con su vida privada, creo que nuestras discografías se reducirían notablemente. Mezclar arte con cuestiones personales o políticas nunca ha conducido a nada bueno. Si el músico lo hace y mezcla música con mensaje político dando vía libre para la crítica desde ese punto de vista, critiquémoslo entonces si lo merece. Si no lo hace, no, porque nos está mandando otro mensaje. Todas las cazas de brujas sobre el metal que han existido en EE.UU. a lo largo de los años, han venido fomentadas por gente que mezclaba música y estética con política, ética y religión, intentando imponer su criterio. Todas se revelaron como inútiles y estériles. Este tipo de personas son las mismas que no entienden que Nabokov no era pederasta por escribir "Lolita", ni Tarantino un sádico por "Reservoir dogs". Igual los dos son unos hijos de puta, pero no, ni pederastas ni sádicos. Por desgracia, durante toda su vida tuvieron que sufrir que fanáticos de toda índole les persiguiesen por no saber interpretar adecuadamente un concepto básico como es la separación de la realidad para crear. Marduk igual también son unos hijos de puta, creo sinceramente que alguno lo es, pero como grupo no creo que sean ni satánicos ni nazis. Lo que sean en su vida privada pues pertenece a su vida privada y ni la conozco ni estoy aquí para reseñarla. Creo que se me entiende. No me iba a meter y me he metido. Es un tema interesante y recurrente este. 

Sobre el tema que nos atañe y en resumen, buen disco de Marduk. A mí me ha encantado. No perdáis la oportunidad de escucharlo y crear vuestra propia opinión sobre el mismo. 







© Diario de un Metalhead 2018.