jueves, 29 de marzo de 2018

SNAKEYES: Metal Monster (2017, Rock CD)


Por Larry Runner.

SNAKEYES es una banda de esas que tanta falta nos hacen. Un grupo de sonido tradicional, de las que velan por el espíritu de la vieja escuela. Una banda de heavy metal que suena a grande porque tres de sus músicos llevan tras de sí una trayectoria como para infundir respeto.

SNAKEYES es un cuarteto andaluz nacido de las cenizas de Sphinx. Tres de los ex de aquella formación de la que todo heavy que se precie tendrá algún disco en su estantería, están aquí. Cuentan con una base rítmica donde el doble bombo va a piñón cuando se precisa y que viene a cargo de Carlos Delgado a la batería. Jose Pineda completa la base al bajo. Igual que en Sphinx. La guitarra de Justi Bala, su compañero de siempre, manda en el sonido de este genial cuarteto que completa Cosmin Aionita, un rumano que aporta un grandioso trabajo vocal.

No es que sean los nuevos Saxon, tampoco es eso, pero sí que con este “Metal Monster” te lo puedes pasar en grande si eres de los que disfruta con el sonido más genuino del metal. Alguno me dirá que como ellos hay muchos más y quizás tenga razón. No soy yo de buscar grupos en un momento de mi vida en el que me llegan por decenas cada día sin falta de tener que currármelo. Quizás tú que lees estas líneas tengas más idea de lo que se cuece por ahí a nivel de heavy con sonido tradicional estatal. Yo escribo de lo que me llega y que además me gusta, y estos chavales del sur me encantan. Quizá alguno se rebote, pero me gustan más que Sphinx, con todos mis respetos.


“Metal Monster” es un muy buen disco repleto de grandes canciones, casi himnos en algunos casos, para regocijo de los más auténticos. El grupo lo hace bien, pero quizás haya algunos más que lo hacen así. Lo que distingue a SNAKEYES del resto es su frontman. Cosmin Aionita es muy grande y tiene el tono perfecto para adaptarse a la fórmula de la banda, que es especialista en fabricar estribillos para que los temas se te queden en mente. El cantante tiene en su buen hacer un poco de todos los grandes del género, consiguiendo ser al final bastante original en la forma de cantar, teniendo mucho de muchos sin llegar a parecerse a ninguno del todo, aunque Halford quizás fuese la referencia fundamental.

¿Canciones? El disco abre con dos cañonazos espectaculares como “Into the Inknown” y “Evolution”. Ambas son rápidas y directas. “Ciberkiller” es también asesina, directa e intensa. “Total Speed” también. Pero no son una banda que sólo se lo sepa hacer a toda pastilla. De vez en cuando bajan las revoluciones y son capaces de componer un temazo como “(Point of) No Return” que te hace darle al rewind.


Me atrevería a decir que no hay canción mala, no hay un corte que veas como flojo. En ese sentido mi percepción personal puede resultar extraña, pero quizás “Metal Monster” que da título al disco me parezca algo por debajo del nivel del resto, probablemente porque hayan ido a buscar el himno un poco de forma algo más forzada, en plan canción emblemática, aunque tiene unas armonías guitarreras preciosas.

Los temas transcurren, van entrando y llega un momento en que te lo pasas tan en grande que cuando no hay voz no sabes si lo que escuchas está hecho aquí o es lo nuevo de Primal Fear.

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© Diario de un Metalhead 2018.

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