miércoles, 24 de enero de 2018

MAGEC: Departure Island (2017 - 3DB Records).


Por Diego Rodríguez Liébanas.

Poco tiempo atrás, en la reseña del último disco de Leprous, hacíamos referencia a que Malina, su título, es la Diosa del Sol para los inuits, aborígenes de Groenlandia. Pues bien, poco después volvemos a toparnos con una situación similar ya que Magec, nombre de la banda canaria que nos ocupa, es un término utilizado por los guanches, antiguos habitantes de las Islas Canarias, para referirse al Sol. El grupo comienza a gestarse varios meses atrás cuando Luis de Sousa, Santiago Hernández, ambos guitarristas, y el batería Jonathan Daniel, deciden ensayar juntos sin mayor pretensión que experimentar y ver si podían encontrar una senda musical que transitar de forma conjunta. No debieron ser malas las sensaciones porque poco después cuentan con la incorporación al bajo de Manuel Pérez al bajo, siendo el cantante, Néstor Sanfiel, el último en unirse al proyecto.

Ser isleño tiene su propia peculiaridad y ellos no la rehúyen. Al contrario, sitúan esa cuestión en el centro del tapete ya que tanto en el título del disco, “Departure Island”, como en varias canciones como “Hills of Sand”, “Flavours Of The Stars”, “Touch the Light” o “The Limit” hacen alusión de una forma u otra a esa condición. Sin embargo, quieren dejar claro que la idea principal que quieren trasmitir es que, aunque afectan inevitablemente en la vida de cada insular, los límites físicos y geográficos no son tan importantes como los límites mentales y psicológicos que cada uno nos imponemos a nosotros mismos. 


Magec se expresan a través de un Doom Sludge que a veces se hace un poco más liviano acercándose a terreno Stoner. La producción, casi toda a cargo del propio Luis de Sousa, nos ofrece un sonido crudo, denso, y con un abanico de texturas y grosores variado. Esa densidad referida no es para nada agobiante ni angustiosa sino al contrario, ya que otra de las cualidades del sonido es que consigue una sensación de amplitud en la que cada instrumento se puede escuchar y disfrutar en cada momento. Éste es el caso del bajo, presente y protagonista a lo largo de cada una de las canciones y uno de los puntos fuertes del trabajo. Siguiendo en esa línea, las guitarras de De Sousa y Hernández podrían atronarnos y no lo hacen ya que han decidido que esa crudeza presente en cada riff se consiga de forma compartida con bajo y batería mostrándonos las canciones como fruto del trabajo coral y no de las individualidades. Tanto uno como otro ponen empeño en ofrecernos detalles y pinceladas no de forma continua pero sí puntual que vienen casi siempre a mejorar cada pasaje. 

Siguiendo con la percusión, a pesar de que la batería se ha grabado aparte en los estudios David Correa, está plenamente integrada en el conjunto y no tiene una excesiva notoriedad en la mezcla. Sin embargo, la notable labor de Jonathan Daniel destaca por contribuir de forma decisiva a que los temas dentro de su dureza y rocosidad respiren y gocen de cierta agilidad. Dejo para el final a Néstor Sanfiel, último en incorporarse pero pieza fundamental para que el proyecto haya levantado el vuelo. Encontrar un vocalista que se adapte a las necesidades del grupo añadiéndole la dificultad logística y cuantitativa de vivir en una isla puede ser tarea complicada. A pesar de ello, y haciendo honor al concepto del disco, nadie se ha puesto límites en Magec, teniendo esta actitud como recompensa la llegada de Néstor, un cantante cuya labor vocal se adapta muy bien a lo que necesitan las canciones elevándolas de nivel y dándoles un plus de dramatismo y expresividad. Ya en algunos matices de las guitarras me había parecido escuchar influencias de Gojira y en el caso de la entonación vocal, que no en la guturalidad, me recuerda el trabajo de Néstor a las formas de Joe Duplantier.


En definitiva se trata de un EP de 25 minutos en los que las cinco canciones tienen una duración similar, siguen una línea muy concreta, más allá de ciertos cambios de ritmo y de atmósfera, y se conectan entre sí con naturalidad funcionando como unidad. Creo que la banda ha tenido muy claro lo que quiere con esta publicación, no se ha ido por los cerros de Úbeda y ha querido jugar relativamente sobre seguro. Y me parece muy bien que lo hagan porque no es con tu primer EP el momento de experimentar e irte a la aventura sino la ocasión de darte a conocer, mostrar tus posibilidades, ofrecer buenos temas, asentar una base sólida en la que apoyarte en el futuro e impulsarte a retos mayores. Creo que todo esto lo han conseguido de forma notable.






© Diario de un Metalhead 20128.

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