lunes, 13 de enero de 2020

La muerte de un sueño. WARCRY, A Coruña, 11.01.2020. Crónica y fotos.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Jorge López Novales.

Me daba igual. Me daba igual el repertorio, la puesta en escena o la duración del concierto. Al final sabía que iba a ser triste. Y sí, lo fue.

Viajé a La Coruña con una pena interior difícil de explicar. Iba dispuesto a pasarlo bien y con una compañía inmejorable, pero el regreso iba a ser triste de todas formas. Días antes anunciaban su parón indefinido. Eso que algunas veces por desgracia pasa a ser definitivo. Evidentemente, no nos lo podíamos perder.

Quisieron estar también presentes una muy nutrida representación del Club Oficial "Iberia Warcry Fans-España" que incluso estrenaban camisetas para la ocasión. Se dejaron ver durante todo el día por las calles de la ciudad. 


“Luz del Norte” fue la primera. Con ella empezó todo allá por 2012 y con ella iban a abrir su último concierto tirando de pirotecnia. Un buen arreón para empezar.


“Contra el viento” fue la segunda y la primera en la que vi borroso. Para “Alma de Conquistador”, con su comienzo para despistar, la Pelícano ya estaba patas arriba. La preciosa sala presentaba un magnífico aspecto -sin llegar al lleno- pero casi mejor para estar más tranquilos y no sufrir hasta para acercarse al baño o a por una cerveza. 


Como es habitual en sus conciertos, el karaoke fue constante; con el video-world ayudando en la tarea, siendo la reacción más intensa cuanto más añejas eran las canciones. Los himnos de la primera época parecen hacer disfrutar más que los temazos de los últimos discos. A veces menos es más y en los conciertos de Warcry parece que así es. 


Seis temas y el "Austra" que no saluda. Pero sí, por fin lo hizo con un sonoro “buenas noches, hermanos”. Saludos a todos y mensaje especial para los chicos de Baja California, banda hardrockera ovetense que viajó cargada de bandera y mensaje para sus amigos melenudos.

El sonido era fantástico y de poner algún "pero",  sería a la luz. Y es que la Pelícano no soltó toda su artillería lumínica. Si todo lo que hay en el techo de esa sala no es de adorno nos habría cegado, pero no fue así. 


Momento para Santi Novoa en solitario aunque sin alargarse demasiado y ligando con la intro de “Ardo por Dentro”. Pablo García también tuvo su habitual oportunidad de míticos riffs. Quizás le vi menos alegre que en otras ocasiones. Más de una vez he sido crítico y hasta duro con él por pasarlo demasiado bien sobre el escenario. Por dejar escapar algún baile cuando quizás la letra de la canción no lo pedía. La vida me castigará ahora sin ver al "mago" sobre las tablas hasta saber cuándo y cómo. "Duru", esto va a ser muy jodido. 


Más Novoa, esta vez en plan Survivor para la introducción en “Huelo el Miedo”. El teclas y Víctor García comenzando un tema que sonó realmente bestial o al menos así me lo pareció a mí. Vino detrás un “Perdido” que a saber si es autobiográfico, pero que en cualquier caso fue un trámite para llegar a uno de los momentos álgidos y sin duda de los más épicos de la noche:  “Muerte o Victoria”. La audiencia cantaba puños en alto y a pleno pulmón.


Más miradas al pasado y la nostalgia con “Devorando el corazón” y “La vida en un Beso” antes de volver a ponerse en modo guerrero puño en alto con otro de los himnos: “Así Soy”.

El concierto agonizaba. Rober García parecía estar a punto de saltar a la pista en “Tú Mismo”. Fue antes de que sonase “Capitan Lawrence” y viniesen ya a la mente los recuerdos del pasado. Aquel primer concierto en la Quattro de Avilés, los alucinantes llenazos de Madrid, la mojadura de Bilbao, la de la Plaza de la Catedral de Oviedo, el calor de los Leyendas, el concierto en el Niemeyer... Maldita nostalgia y maldito Víctor García y su banda que nos dejan abandonados. Nos sentimos huérfanos.


Para el bis se quedó la que probablemente sea la canción más especial para el vocalista. Un “No te abandonaré” donde se quedó a solas con Santi Novoa y que sin duda fue uno de los momentos de la noche. “El Guardián de Troya” encendió la mecha para la explosión final, que fue, como siempre “Hoy Gano Yo”.


El 15 de febrero estarán en Madrid pero ya no será solo su noche... Allí compartirán cartel. No será lo mismo. Fueron unas dos horas y media y se quedaron tantas y tantas buenas canciones fuera ...


No fue un adiós, tan solo un hasta luego. Eso quiero pensar, es lo que necesito creer. Con el paso de los años uno recibe cada vez menos alegrías, la música es vital en mi vida y que Warcry se pare es como si fuese a faltarme algo. Deja una herida sin cura si no hubiese un regreso. 


Sé que se vienen nuevas emociones con un Víctor García al frente que seguro lo hará motivado como hacía años que no le ocurría. El “león” necesita sentirse vivo, explorar nuevos caminos y nada le va a detener. Como dice su canción busca: "un nuevo reto, donde pocos quedan ya”. Es el rey y es su ley, es su futuro y su presente. Ojalá le vaya bien en su nuevo camino, pero aún así, ojalá vuelva como le queremos, con Warcry. Si al final no es así, habremos acudido al final de una gran banda y al comienzo de una nueva leyenda.


Solo me queda decir que, pase lo que pase, suerte con todo Víctor García, Pablo García, Santi Novoa, Rafa Yugueros y Robert García. Y gracias infinitas por tantos conciertos pero sobre todo por esos nueve mágicos discos de estudio, recopilatorios y videos que siempre ocuparán un lugar especial en mi estantería. Siempre que se nos va una banda la echamos de menos. Pero esta vez, incluso, a su crew.

Como rezaba aquella canción de "Alfa" ... La muerte de un sueño.


© Diario de un Metalhead 2020.

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