martes, 17 de julio de 2018

RESURRECTION FEST 2018: Engrasando cuellos entre gaviotas y pulpos. Crónica Día 1: Warm-Up.


Texto: Sonia M.
Fotos: Unai Calleja y Resurrection Fest.

Un año más, y ya van 5, tocaba volver a Viveiro. Viaje eterno en bus pero mereciendo la pena. Salimos a las 10 de la noche de Pamplona, con paradas en Vitoria y Burgos llegando pasadas las 8 de la mañana, previa parada de la Guardia Civil y registro pertinente con amenaza de perro incluida que nunca llegó a aparecer.

Un año más, asentamos la tienda en el camping gratuito, al lado de las duchas y fuimos a por un buen desayuno para recuperar un poco las fuerzas y la dignidad. El día estaba nublado y daba cierto miedo. Las previsiones no eran muy favorables y veníamos convencidos de comernos alguna que otra buena tromba de agua. 


Sobre las 11 acudimos a las taquillas para que nos pusieran las pulseras, en total tres, lo cual provocó un buen “moreno camionero” en mi muñeca al volver a casa. Después acudimos al casco viejo  para llenar el estómago a base de un buen plato combinado para amenizar la larga tarde noche que se avecinaba. Peregrinación de nuevo por el puerto que a según qué horas de la noche se hace realmente eterno. A las 5 ya nos colocamos en la puerta esperando la apertura, que se retrasó unos 15 minutos. Ya dentro fuimos disfrutando con las diversas decoraciones, algunas ya conocidas del año pasado y otras nuevas como el ciervo o la guitarra con los nombres de algunas bandas que iban a tocar.


Disfrutando de la fresca y verde hierba nos acercamos al Ritual Stage para comenzar la jornada. La organización hizo bien tras el desastre del año cambiando la fiesta al Ritual, ampliando el espacio. Abrieron los gallegos GOLPE RADIKAL con una buena afluencia de gente. Se notaba en el ambiente que había ganas y desde los primeros acordes se formaron circle pits varios creando muy buen ambiente. 


TEKSUO cogieron el testigo. Una banda que admiro y me apasiona, a la cual tenía muchísimas ganas de ver de nuevo en directo y en estas condiciones. Mi gozo en un pozo. No sé por qué pero los primeros temas sonaron muy mal a mi parecer, no acaba de cuajar el sonido. Además, el pobre Diego creo que no oía muy bien los coros pregrabados que le acompañan voz y andaba un poco perdido lo que provocó situaciones extrañas donde las armonías sonaban muy raras en comparación con las que ya conozco del disco. Con el vozarrón que tiene este chico, ya sea melódico como gutural, me quedé frustrada de no verlo en su máximo esplendor. Habrá que esperar a la siguiente. Estos chavales merecen mucho más.


El recinto ya mostraba una riada de gente variopinta, cada una en su estilo, cuando THE QEMISTS apareció en escena y desbordó. Pude verlos hace un tiempo abriendo para ENTER SHIKARI en mi ciudad y de aquella guardo un recuerdo un poco frío. Sin embargo, en el festival me ganaron, además de que le dan una nota de color y fiesta muy interesante. Eso sí, el peso de la actuación recae sobre todo en Bruno Balanta, alma y culo inquieto de la banda que junto a Oliver Simmons y los efectos en su voz hacen de THE QEMISTS una fiesta. Su mezcla de drum and bass y electrónica con guitarras sentó de lujo y cuajó entre los presentes. 


Aprovechamos para descansar un poco e ir a la zona de comida para cenar algo mientras de lejos se oía a RIOT PROPAGANDA liarla. Desde mi perspectiva puedo asegurar que contaron con una buena cantidad de público, quienes en muchos de los temas coreaban los versos hasta quedarse afónicos. 

JELLO BIAFRA continuó la fiesta. Unas tímidas gotas de lluvia, si no recuerdo mal, nos amenazaron unos minutos, pero como vinieron, marcharon. No me gustó de primeras el rollo de JELLO BIAFRA, musicalmente hablando. Fue de menos a más, consiguiendo poco después meterme en su actuación, sobre todo por esa energía que desprende el propio JELLO que reanima a un muerto. Que derroche, que actitud. Así le puedes pedir lo que quieras a cualquiera. Te contagia.


MINISTRY tardaron unos 10 minutos en aparecer, ya dadas casi las 12. No estaba el horno para bollos. Mis ansias por verles eran demasiadas y tras rezar unos improperios propios de los delirios del cansancio me quedé embobada con la pantalla donde proyectaban una serie de imágenes e incluso letras de las canciones. Un “soporífero” repaso para empezar de su nuevo disco "Amerikkkan" me hizo bostezar. Pienso que es un error empezar así, sobre todo porque eran temas muy densos y lentos, diría que hasta pesados. Me dormía y eso debe de ser imperdonable con MINISTRY. La cosa mejoró a mitad de actuación, cuando aceleraron y metieron bien de caña, creando una buena maraña de gente en el medio. De diez. Eso sí, cerraron su actuación con un tema de nuevo que no pegaba mucho. Llamadme loca pero yo pienso en MINISTRY y además de la experimentación y la locura pienso en destrucción y en un coche a 300 por hora. Digamos que fue una montaña rusa de emociones. Aún así, a pesar de sus más y sus menos, de lo mejor del miércoles. Y de noche, todo un puntazo. Acabé comprándome hasta un parche suyo. El amor.


Finalizamos la jornada muy tarde ya, tras el retraso de MINISTRY con POWERFLO. Y aunque el cuerpo y la mente no daban para mucho más, me obligué a aguantar porque este superproyecto ha juntado a gente de la talla de Sen Dog de CYPRESS HILL, Billy Graziadei de BIOHAZARD o Christian Olde, ex FEAR FACTORY. Sus 50 minutos fueron muy correctos. En disco me gustan más pero en directo creo que aún está la cosa verde, o puede ser que no estuviese en mis facultades. Las horas no acompañaban, ni el cuerpo ni el tiempo que ya era bastante frío. Así que, hechos los deberes, peregrinamos para intentar dormir y descansar todo lo posible en la primera noche en Viveiro. La historia casi no había empezado ...

Continuará ...

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