martes, 19 de agosto de 2025

Un infierno abrasador. HELLFEST, Clisson, Francia. 19-22.06.2025. Crónica. Parte 3/4.

 

📝 Alejandro "Rochu", Anabel & Álex.
📷 Hellfest.


Sábado.

Sábado: (Anabel).

Otro día más en el infierno, y con este ya eran seis en Clisson bajo esta ola de calor que no daba tregua. El cansancio se acumulaba pero las ganas de festival estaban intactas. Además, era el cumpleaños de Anita, nuestra no-murciana favorita, así que, qué mejor ocasión para que unas veinte personas fueran todas vestidas de leopardo en cuadrilla. Aún sigo sin entender porqué la gente nos paraba para sacarse fotos con nosotras. Cosas como estas o el jamás oído “Where are you from?” son las que hacen que merezca la pena ir dando la nota por el festival, porque a fin de cuentas a qué vamos a un festival, ¿solo a escuchar música?

Conan: (Álex).

Haciendo un tremendo esfuerzo conseguí entrar a las cuatro de la tarde para ver a CONAN en el Valley Stage. Es cierto que ir con un vestido de leopardo ayudaba, pues era mucho más fresco y combatía mejor el calor, pero es que ni yendo en bolas podías dejar de sufrir ese calor abrasador. Sea como fuere ahí estábamos para disfrutar a los de Liverpool, con Jon Davis al mando y repartiendo cera como siempre. Es la tercera vez que los veo y nunca defraudan, su doom metal es de los que te hacen moverte, con esa distorsión tan macarra y efectiva, y con un King a la batería que es un auténtico animal; tiene pegada y más clase que un instituto. Pusieron a todo el mundo patas arriba en solo cuarenta minutos. Si no los has visto todavía no pierdas la ocasión.

Spectral Wound: (Anabel)

Los canadienses llegaban al Temple y había mucha expectación. Por desgracia no pude ver el concierto entero pero estuve lo suficiente como para sentir su black metal a cuchillo; no recuerdo donde leí que los definían como chacales, y la verdad es que les va que ni pintado, sobretodo por la ausencia de florituras, añadidos o accesorios que aporten atmósferas extras, como hacen otras bandas de su género. Solo están ellos cuatro con sus instrumentos, las pantallas detrás y el logo, lo que ves es lo que hay. Si bien tienen sus partes melódicas, la base de su sonido viene definido por un toque sucio, oscuro e intenso. En resumen fue una master class de black metal old school, y la gente los disfrutó como a pocos en este escenario.

Wheel: (Álex).

Tenía muchas ganas de ver a esta banda finlandesa de metal progresivo que descubrí este año gracias a que venían al Hellfest. Primero de todo quiero comentar que este día en el Altar el estilo de las bandas se acercaba a estos sonidos progresivos, o de post metal por primera vez en la historia, “robando” espacio al sonido habitual de este recinto, que siempre estaba dedicado al thrash y al death, asunto que generaba división de opiniones entre la gente. A mí personalmente me duele que pierdan peso los estilos más clásicos del Altar, pues hay otros escenarios más apropiados para diversificar, pero por desgracia cada vez están más ocupados por bandas que para mí no tienen cabida en un festival de metal. Sea como fuere agradezco siempre que haya progresivo, es un estilo que me enamora, y por lo menos eso me lo llevo para casa. Esta banda se acerca a sonidos tipo Karnivool, manejando partes muy melódicas con otras de gran intensidad en las guitarras. El sonido estuvo bien, muy limpio, aunque quizás un poquito bajo para meterse en el concierto como merece. Lo disfruté pero esperaba un setlist un poco más cañero, sobe todo estando en un festival y nada más y nada menos que en una de las carpas más cañeras del mundo. La propuesta no cuajó mucho entre el respetable, y como prueba no se llenó la carpa y mucha gente estaba más a resguardarse del sol que otra cosa.

Judas Priest

Grima: (Anabel).

El problema clásico del Helffest de tener que elegir grupos porque se solapan, de ser un grupo de personas grande y de tener compromisos que te hacen moverte de un escenario a otro, donde las distancias y las aglomeraciones te hacen perder bastante tiempo, obviamente estuvo presente, pero de todas formas pude ver algunos temas de Grima. Tenía mucha curiosidad de ver a los rusos, que con sus túnicas largas, sus máscaras de “madera con nudos” y su black metal atmosférico llenaron el Temple. Me resultaba especialmente hipnótico el juego de “colores”- si es que se puede llamarse precisamente así-, jugando con un fondo negro, igual que ellos, tanto sus túnicas como sus mascaras, combinado con formas e instrumentos en blanco, y una iluminación que solía usar tonos pálidos; se notaba que la escenografía estaba bien trabajada. Esa mismo cuidado en la escena pegaba perfectamente con su música fría y oscura bien traída desde su Siberia natal; las voces parecían que aullaban como lobos albinos. Llegué con la intro de las guitarras de “Giant’s eternal sleep” que me dejó muy buen sabor de boca, seguida de “Skull Gatherers” donde lanzaron algo similar a confeti blanco y que daba la sensación de que estuviera nevando sobre ellos mientras tocaban. Un grupo que merece mucho la pena tanto si amas el género como si no, pues la experiencia va mucho más allá de su música, bien Grima, bien.

Terror: (Anabel y Rochu).

No cabía duda que el escenario Warzone se iba a quedar pequeño cuando aparecieran Terror, aunque también es cierto que ese escenario lleva años quedándose pequeño para los tremendos grupazos que tocan en él. O se les ocurre como ampliar espacio en esa “cárcel oxidada con alambre de espinos y fuego” o muchísimas personas nos seguiremos perdiendo muchos grupos si no estamos cogiendo sitio desde antes que comience el concierto, implicando no poder hacer el “mitad de un concierto y mitad de otro” cuando estos se solapen, cosa que pasa muy a menudo por desgracia. Por otro lado hay grupos que se merecen escenarios mucho mas grandes que este, y es una pena que no podamos disfrutarlos como se merecen. Los californianos hicieron lo que Terror sabe hacer, sin incluir cosas nuevas, sin innovar pero dando la caña que saben dar porque siempre funciona. Ya desde el principio con “One with the underdogs” y hasta el final con el “Keepers of the faith”  hubo un mar de personas volando, salvajes circle pits y algún que otro “baile violento” que arrasó con todo hasta dejarnos a todas exhaustas y aún más sudadas si cabe. Al fin y al cabo lo que esperas cuando vas a ver unos de los reyes del west coast hardcore. 

Judas Priest

Judas Priest: (Rochu y Anabel).

En este momento yo (Rochu), me debatía entre Terror, Judas y el partido del ascenso del Real Oviedo, con lo que la mezcla de emociones fue tremenda. En Terror me marché corriendo durante la última canción para llegar a ver casi tres cuartos de concierto de los Judas. Está claro que siguen siendo reyes en esto de hacer buena música pero no nos vamos a engañar, a Rob se le nota cada vez más que tiene una vida emocionante a las espaldas, esto no es ni mucho menos una mala crítica, faltaría más, sobretodo teniendo en cuenta que tiene casi setenta y cuatro años y que no para de girar y dar conciertos, pero obviamente la energía y el chorro chillón de voz se resiente. El concierto tenía el aliciente de que tocaban el "Painkiller" casi en su totalidad, y aunque volvería a verlos en Viveiro la semana siguiente no se puede despreciar ver cuantas más veces a los amos del heavy metal más afilado, pues nunca se sabe cuando será la última. La banda sigue a tope, con un Ian Hill y un Scott Travis que siguen llevando la base al mismo ritmo de siempre, y con Faulkner y Sneap a las guitarras, haciendo ni más ni menos que lo que harían los buenos de Tipton y Downing. El sonido fue poderoso, y salvando algún momento donde Rob sufrió más, se puede decir que el resultado fue notable. Terminaban los Judas y el Oviedo se iba a la prórroga con el 2-1, el corazón no me cabía en el pecho. 

Defeater: (Rochu).

Llegado este momento me acerqué a la Warzone a ver a los de Boston con su hardcore melódico, pero me fue imposible estar pendiente de otra cosa que no fuera la prórroga de mi equipo, que por fin consiguió el ascenso a Primera División veinticuatro años después, y que provocó que no solo no pudiera mirar para el concierto, sino que la emoción fuera tal, que parar de llorar me fue imposible durante mucho tiempo. Todo esto hasta el punto que tuve que irme solo a tranquilizarme a las furgonetas; ya sé que algunos no lo entenderán, pero son muchas las vivencias, los recuerdos, y cada uno sentimos de una manera. ¡HALA OVIEDO, JODER!

Judas Priest

Blood, Fire, Death: (Anabel).

Pues aquí estamos el Humanoide, el bichón maltés y yo misma para ver que hacían Blood, Fire and Death, este tribute a Quorthon con media escena del black metal escandinavo: Erik de Watain, Ivar Bjornson de Enslaved, Apollion de Aura Noir y Faust de Emperor como miembros constantes, y un montón de cambios más en diversas canciones, como la aparición de Ghaals Wyrd entre otros. No sé muy bien qué decir en general. Por una parte a nivel musical había un poco de batiburrillo, ya que el sonido no era el mejor para un concierto de estas características, sobretodo pensando que era el cierre del día. También es cierto que el cambio constante de personas en el escenario lo pueda complicar pero me quedé con una sensación agridulce. Extrañamente no es que el concierto estuviera muy lleno, pero el público que estaba adelante del todo lo vivió al máximo, aunque creo más por la presencia de tantos nombres del black Metal que por el espectáculo en sí mismo. También es cierto que no tenía ninguna gran expectativa, y que el hecho de estar viendo tocar la batería a un hombre que asesinó a otro por ser homosexual me revolvía bastante las tripas. Sin más, tres o cuatro canciones como mucho para ver el panorama y nos fuimos a descansar, que faltaba la jornada final.

Turnstile: (Rochu).

Una vez repuesto más o menos de la emoción vivida con el ascenso, regresé al recinto enfundado ya con mi camiseta de Cazorla y dispuesto a testear a una banda que aunque no me gusten en exceso tenía muchas ganas de ver, pues sus críticas son siempre espectaculares. Me refiero a Turnstile, la banda de Baltimore, que inició su andadura como hardcore punk, haciendo un discazo como el "Time and space" y parte del "Glow on", pero que poco a poco está tornando en un post hardcore que roza a veces géneros más lejanos a la caña, casi acercándose a sonidos Indie rock. La verdad que sonaron acojonantes de principio a fin, y pocas veces se ha visto la Warzone tan revolucionada como este día. Toquen lo que toquen, antiguo o nuevo, consiguen darle un aura punk y una atmósfera de caña que hace que sea imposible no estar saltando durante toda la actuación. Son unos auténticos musicazos, ojito con el batería como le pega, y su frontman Brendan Yates es un auténtico animal escénico. Que energía tienen y como la transmiten, es una gozada encontrarte con bandas que gozan tanto lo que hacen y que hacen que te reencuentres con tu yo más joven, cuando todavía te sorprendías con multitud de bandas en los festivales, cosa que cada vez cuesta más. No les puedo poner otra cosa que no sea un diez, uno de los conciertos del festival, si no el mejor. Con esto dábamos por finalizado un día de fuertes emociones y nos íbamos a descansar para lo que sería el último dia de festival.

Continuará ...

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