📝 Alejandro "Rochu" & Anabel.
📷 Hellfest.
Viernes.
Viernes: (Anabel).
A día de hoy, me cabrea no haber ido a ver a Burning Witches pero es que de verdad, quienes estábamos “burning” éramos nosotras. Literalmente era imposible estar bajo el sol y malamente incluso a la sombra, no se movía ni el aire. Otros años tuvimos algún día de estos, pero a estas alturas ya llevábamos cuatro días seguidos, y empezaba a ser un problema tanto calor. Llegado a cierto punto, no te quedaba otra que obligarte a levantarte, darte una ducha que se convertiría en sudor en los siguientes cinco minutos, ponerte el outfit de la jornada, que bien podría haber sido ir en pelotas (de hecho alguno en el recinto toma ese camino) y poner pies en polvorosa hacia la entrada del festival.
3 Inches of Blood: (Anabel y Rochu).
Tocaban 3 Inches of Blood y el heavy metal clásico nos llamaba desde el ALTAR STAGE. Diez años después de su separación, los canadienses volvían a Europa con una gira extensa en su calendario. Llegamos para escuchar “Night Marauders” y poco después, la archifamosa “Deadly Sinners”. Como curiosidad cabe decir que Cam Pipes a la voz es el único miembro original de la banda, porque después del primer disco el resto de la banda decidió abandonar el barco. Aún así desde el 2004 la nueva formación ha seguido estable durante los trece años que han estado en activo. Así todo Pipes, junto con el guitarra Justin Hagberg con las voces más rasgadas, recordaron al Hellfest que más allá de cualquier polémica, incomprensión hacia la banda y demás opiniones en cuanto a la definición del estilo del grupo, es un grupo que ha vuelto pisando fuerte y esperemos, que sea para largo. De mano se vio un cambio para bien en el sonido del ALTAR, con lo que aparentemente debieron encontrar el problema que causó tantos disgustos en la jornada inaugural. Por fin escuchamos un concierto con esa fuerza que siempre caracteriza a las carpas del HELLFEST, y aunque empezó con un poco de bola pronto se convirtió en un sonidazo limpio, crujiente y definido que hizo que moviéramos el cuello como animales.
Sowulo: (Anabel).
La atmósfera más anglosajona llegaba al escenario del Temple, desde sus vestuarios tradicionales, el dúo de voces, guturales en la masculina y dulces en la femenina, hasta la mezcla de instrumentos tradicionales y contemporáneos. Todo ello te hacía sentir algo muy profundo dentro de ti misma, y así nos hicieron vibrar a toda la gente que casi en silencio disfrutábamos de cada canción, hasta llegar el momento de aplaudir. “Brego in Breoste”, “Stercoast Stearla” sonaron de forma armoniosa y potente. De repente llegaba el momento del “Carnyx Solo”, es un instrumento ritualístico celta muy muy antiguo, largo, con figura zoomorfa en la parte superior donde sale el sonido. Un instrumento de guerra cuyo sonido se podría asemejar a una especie de rugido animal y que se utilizaba para infundir miedo en las tropas enemigas; fue un momento increíble. Para mí, la música además de entretener y hacerte bailar, también tiene que atravesarte por dentro, y este fue uno de esos momentos, donde creo que puedo afirmar que gran parte de las personas que estábamos allí, estábamos en carne y hueso mirando el concierto, pero de pensamiento nos fuimos muy muy lejos. Sowulo, que significa sol en protogermánico, brillaron en el Hellfest con luz propia.
Tankard: (Rochu y Anabel).
Hoy era el día con el Thrash metal por bandera en el Altar Stage, lo que solía ser una constante hasta hace un par de años junto con lo mejor del death metal, pero que ha ido cambiando por desgracia estos dos años, donde han ido entrando jornadas con otros sonidos que no es que disgusten, pero es que hace que al final sean muy pocos los huecos disponibles para esos grupos que eran el sello de este escenario. Para encima por culpa del calor nos tuvimos que perder a Burning Witches y Nervosa, con lo que no íbamos a dejar escapar ninguna más de las joyas que nos deparaba el día. La primera era la visita era la de los alemanes TANKARD, los reyes de la birra, uno de los cuatro grandes del thrash alemán. Siempre me ha gustado hacer una analogía comparándolos con Anthrax, pues ambos son los más divertidos de los “ocho grandes”. Los de Andreas Gerre y Frank Thorwarth salieron con muchas ganas, pero con un sonido quizás sucio en exceso; por suerte los técnicos no tardaron en dejarlo mucho mejor. El setlist recorrió todas las épocas de su extensa trayectoria, con lo que no hubo tiempo más que para cuatro “clasicazos”: "The morning after", "Chemical Invasion", 2Zombie attack" y "Empty Tankard". Sea como fuere el sonido acabó contundente y rasgado, con un Gerre que es un comediante y que estuvo todo el rato dándole a la cerveza y movilizando al personal como solo este entrañable bufón sabe hacer. Casi una hora de diversión, thrash del de escupir balas después de la actuación, y mucho mucho movimiento.
Exodus: (Rochu y Anabel).
Aprovechamos para hacer nuestra visita a la noria de cada año mientras sonaban las profundas atmósferas de THE HU en el Main 1, y es que es sorprendente lo rápido que han llegado a lo alto esta banda. Personalmente, a parte del toque exótico no me dan más, puedo verlos y disfrutarlos por momentos, pero se me hace raro verles en esa posición en el main 1 en un festival como Hellfest, en una prueba más de que este año el cartel fue bastante más flojo que en anteriores ediciones. Acabado el pase por la noria nos fuimos como alma que lleva el diablo a por otra dosis de thrash, esta vez de la mano de los norteamericanos EXODUS. Si hacía una semana los había visto en el Z! Live y habían estado correctos sin más, aunque divertidos como siempre, en Francia la película iba a ser otra. Posiblemente el concierto del fin de semana en el ALTAR, esa auténtica hostia a mano abierta que siempre reparte alguien cada año en ese escenario, y que en este caso le tocaba hacerlo a los de Gary Holt y Tom Hunting. Y eso a pesar que durante casi dos canciones enteras, "Bonded by blood" y "War is my Shepherd", la guitarra de Holt no sonaba y no daban con el fallo. Pero en estas que se solucionó, y a partir de "Brain dead" se desató el infierno, transmitiendo violencia en cada riff, en uno de esos bolos que la música te envuelve y no te queda más que mover todo el cuerpo y gozarlo. Rob Dukes animó el cotarro como siempre, y el público empezó a volar por todas las esquinas. Cortísimos se nos hizo el concierto, pero menos mal que no duró más, porque el dolor de cuello que arrastré el resto de la jornada fue de aúpa.
Muse: (Rochu).
Un poco como Anabel, que os contará después, decidí dar una opción a Muse, aunque no sea un grupo que me dé más, pues todo el mundo que conozco me ha dicho que sus directos merecen mucho la pena, tanto en lo visual como sobre todo en lo sonoro, donde siempre suelen dar auténticas exhibiciones. Conseguimos llegar bastante adelante, y el nivel de afluencia de gente era ya sobredimensionado; si bien es cierto que siempre se puede avanzar hasta unos ochenta o cien metros del escenario sin problemas, llegado este momento ya era imposible aspirar a acercarse más sin agobiarse. Sea como fuere estábamos en un sitio muy bueno desde donde hemos visto más actuaciones del Main 1 y desde donde se asegura buena visibilidad y buen sonido. Pues nada, no era nuestro día de suerte, el sonido fue pésimo, prácticamente solo se oían las maravillosas líneas de bajo de Chris Wolstenholme, pero es que por desgracia nada más era distinguible. La guitarra de Matt Bellamy estaba bajísima, y cuando intentaban subirla lo que desaparecía era su voz, una auténtica jodienda, porque tenía realmente ganas de conocer a Muse en directo. Decidí esperar cuarenta minutos más de actuación y cuando vi que no había mejoría tome la decisión de huir para el Altar. Hay días que las cosas se tuercen, que se la va a hacer. Teníamos compañeras que vieron la actuación completa y que confirmaron que todo siguió igual durante todo el concierto, una pena.
Sacred Reich: (Rochu).
Una vez me escapé de Muse tenía la duda de ver a HERMANO o a SACRED REICH, y finalmente opté por poner la guinda del pastel a esta jornada tan marcada por el buen thrash. No me arrepiento en absoluto, y eso que sé que Hermano también dieron un bolazo, pero tenía ganas de ver a la banda de Phil Rind y Wiley Arnett y la verdad que sin ser la exhibición de Exodus la cosa no se quedó corta. Setlist de doce temas donde sólo tres fueron de su "Awakening" de 2019, siendo el resto clasicazos de la banda. Se marcaron también esa buena versión del "War pigs" de los SABBATH (DEP OZZY) y pusieron todos a saltar y repartir en el final con la brutalísima "Surf Nicaragua". El sonido por momentos fue hasta excesivo, empezando un poco sucio pero acabando de una manera notable. Dicho esto qué queréis que os diga, prefiero que el sonido sufra por exceso que por defecto, y más en una banda así. La gente que ya empezaba a sufrir el cansancio de los días y el calor empezó el concierto más tímida, salvo en las primeras filas, pero al final el contagio de la energía fue general, siendo un fin de fiesta apoteósico en este día tan marcado por el género más macarra del metal.
Wind Rose: (Anabel).
Partiendo de la base de que Muse no es un grupo que de primeras me llame mucho, y si a eso le sumas los momentos donde apenas te puedes mover ni respirar de la barbaridad de gente que hay, pues entonces cabe la posibilidad de que me agobie (esto que acabo de escribir no sirve para cuando decido meterme en el pogo adelante del todo pegándome con gente, obviamente). Así que si ya no iba muy convencida caminando hacia el concierto de Muse porque “es que hay que verlo, Anabel”, pues no tarde más de cinco minutos en irme a respirar. Supongo que la cara de angustia que tenía y que tampoco era “el grupo”, hizo que mi fiel escudero del Temple, el humanoide, viniera conmigo. Una vez en el Temple acabamos fuera, muy fuera, porque estaba literalmente hasta arriba mientras estaban tocando Wind Rose. Solo puedo decir que flipé con la cantidad de gente que había, con el fiestón que tenían montado con gente volando por todos lados y multitud de picos hinchables que se podían ver por la pantalla instalada fuera de la carpa, inesperado totalmente. Y sí, aunque no escuche a Wind Rose habitualmente, claro que conozco la canción de “Diggy Hole”, no nos vamos a engañar. Así que de rebote podemos decir que medio danzamos cavando hoyos en el Hellfest.
Heilung: (Anabel).
Un rato antes de que empezaran, ya empecé a buscar sitio para ver a mis queridos Heilung. Tocaron en el Temple en la edición de 2023 y dieron un bolazo que desbordó la carpa, así que las expectativas estaban bien altas para este concierto, y es que eran el cierre del día en el MainStage 2. Siempre que puedo recomiendo a cualquier persona ver este concierto aunque la música de Heilung no sea santo de su devoción, porque no es “sólo” un concierto en directo, es una obra en vivo con diferentes capítulos que avanzan a medida que las canciones van sonando; literalmente es un ritual sobre las tablas, en vivo. El escenario lleno de instrumentos, de tambores chamánicos, de huesos de animales, entramados nórdicos y humo. Todo empieza con las personas integrantes en circulo cogidas de las manos, un ritual y un canto común; me fascina la solemnidad del evento y como la inmensa mayoría de las personas presentes guardamos silencio durante este proceso. Es música, sí, pero no es sólo un concierto, definitivamente. “In Maidjan” entra con fuerza, el público literalmente empieza a aullar, las voces guturales y la increíble y virtuosa voz de Maria te atraviesan poderosamente ya desde bien pronto. Inmediatamente seguida de “Alfadhirhaiti” con la artillería pesada de las guerreras con lanzas y escudos haciendo cantos de batalla con un muy buen juego de luces. El ritmo es frenético con una mezcla de voces ancestrales masculinas y femeninas. No hay tiempo casi para respirar entre canción y canción pero no porque el tiempo fuera ajustado, sino porque la fuerza te arrastraba. El sonido absolutamente impecable. Si ya de por si, la cancion “Anoana” es magia al escucharla grabada, en directo con la performance y el coro de voces femeninas, hizo que sintiera escalofríos desde los pies hasta más allá de la cabeza. Me pongo mística con Heilung, lo sé. Eché de menos, como una de mis canciones favoritas, la magica “Norupo” pero el set-list y las nuevas actuaciones de este nueva gira estuvieron muy muy bien elegidas. El escenario no se les quedó grande en absoluto y no sólo porque sean tropecientas personas sobre él. Salí del concierto con la adrenalina bien arriba y preparada para invadir algún lugar, como el campamento donde estaba el resto de la jauría que nos juntamos este año. Seguiremos con el sábado!!!
continuará ...
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