📝 Larry Runner y Maitane Fernández.
📷 📝 Jorge López Novales.
La primera vez que pisé barro en un festival fue en Wacken en 2005. Desde entonces, muchas cosas han cambiado entorno al W:O:A, que se ha convertido en un enorme monstruo, pero el barro no se ha ido nunca.
Hemos tenido algunas ediciones muy buenas y soleadas. De esos años salen los momentos mágicos que ves en los videos y que tanto te llaman la atención, que hacen que la gente se vuelva loca por pisar la holy ground y agote las entradas en minutos, pero la realidad es que en estas dos décadas hemos tenido más lluvia que sol. En dos décadas que llevo acudiendo ha habido una edición soleada de cada tres. Esa es la realidad. No vale llamarse a engaños, lo que pasa que viene un año nuevo y se olvida todo lo malo.
2005 fue un año de lluvia total, sin descanso, pero entonces era todo mucho más llevadero. Wacken apenas vendían 40000 abonos, y el terreno de juego era más corto. Lo que hoy es el Infield era todo el festival. El Faster y el Harder eran el True Metal Stage y el Black Metal Stage. A la derecha y un poco más alejado estaba el Party Stage, convertido en Louder con el paso de los años. Por último estaba la pequeña carpa del Wet Stage, que calculo tendría capacidad para algo así como 1500 personas. Se dice que l nombre de Wet viene de la condensación que allí se formaba, que humedecía tanto el terreno que lo dejaba tan húmedo que llegaba a embarrarse. Años más tarde lo desplazarían a lo que ahora es el Bullhead y le añadirían a la derecha el Headbangers Stage. Ambos escenarios se situaban dentro de una inmensa carpa que la pandemia se llevó por delante para nunca volver. Luego llegaron el Wackinger y más tarde el Wasteland, el Welcome to the Jungle, etc, junto con el desplazamiento del Louder, el antiguo Party, hasta la posición actual mucho más alejada
Desde 2015 se venden 85.000 tickets, 60.000 más que cuando pisé Alemania por vez primera, las dimensiones del festival nada tienen que ver con lo que era en 2005.
El barro no se ha ido en los cuatro días.
El barro ...
Fue un año de mucho barro en la zona del festival, pero en ningún momento se produjo el caos de 2023. ¿La razón? La implementación de un nuevo programa de llegada. No hubo grandes atascos el miércoles, que es cuando acampa la mayoría de la gente. Y el mérito es enorme si tenemos en cuenta que sólo ese día cayeron lluvias de casi 40 litros por metro cuadrado. El que la gente pudiera acampar desde el domingo fue sin duda un enorme acierto. Pero es que además se instalaron con antelación unos 49.000 m² de carreteras móviles y posteriormente se utilizaron 3.500 m³ de virutas de madera y bombas de alto rendimiento en zonas críticas para aliviar la humedad. Aún así, algunas imágenes dejan bien a las claras que hubo algunos problemas en la zona de conciertos, pero es que los recursos no son ilimitados. El que no dejara de llover ningún día lo hizo imposible del todo.
Con una cuarta parte de lo que ha llovido en esta edición se cancelaría en España cualquiera de nuestros grandes festivales. Aquí la fiesta no se detiene. Eso sí, los recursos se destinaron más a la zona de producción. El terreno de juego se encharca y se embarra, y paga los platos rotos. Tractores, palas y cubas extractoras no se detienen, pero no están de cara al público, se mueven arriba y abajo para que las más de 200 bandas estén en hora sobre los escenarios. Las zonas de conciertos se tratan a la noche, pero si cae otra tormenta todo vuelve al principio. Tras las vallas la vida es un no parar de vehículos remolcados, extracción de barro, limpieza de las zonas más anegadas, etc. Si la gente del público se siente abandonada, puede que tenga en parte algo de razón. Cuando las condiciones atmosféricas castigan tanto, los recursos no llegan para todo. En 2018 la extensión ya equivalía a 400 campos de fútbol. Fijaos en la de cualquier festival español, comparadlo y pensad. Ojo, hablo de hace 7 años. Hoy en día es aún mayor, aunque no tengo el dato concreto.
Vamos con las bandas, que es lo que muchos estáis esperando, aunque el tema narros seguro que vuelve a aflorar de nuevo.
Mi jornada comenzaba frente al Louder Stage al mediodía. Con las piernas descansadas no importaba aún ir hasta el fondo del festival. Las chicas de Dogma nos esperaban.
Sin duda su puesta en escena es lo más atractivo cuando no conoces a la banda. Ver a cinco monjas sexy llama la atención te pongas como te pongas. Luego la música, si te gusta el metal melódico, a la fuerza te ha de encandilar.
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Dogma |
Atacaron con “Forbidden Zone” sonando fatal con el foso lleno de fotógrafos que a empujones buscaban los mejores planos, fotos de esas que dan visitas a las webs. El hit que abre su hasta el momento único disco no brilló a la altura. Creo que no fue hasta “Carnal Liberation” cuando empezaron a sonar razonablemente bien. El público parecía no desperezarse, como dormido. Era muy temprano, los cañeros (a 5,80 la cerveza) no acababan de entrar en calor. Entonces llegó el cover del “Like a Prayer” de Madonna y todo empezó a cambiar. La canción, censurada en su momento, alcanza una nueva dimensión en su versión metalizada. La banda sudamericana la ha hecho propia, video incluido, y en vivo funciona de maravilla. Poco más tarde llegó un popurrí de versiones, con tributo a Ozzy incluido, y definitivamente nos vinimos arriba. Cerraron con “The Dark Messiah” entre una buena ovación.
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Dogma |
Decir que son metal melódico sería lo más acertado. En vivo me recordaron por momentos a bandas tan dispares como Ghost o Stratovarius por sus teclados de fondo que aparecen durante algunos pasajes. Suelo ser desconfiado con las bandas de imagen demasiado llamativa al menos hasta verlas en vivo. Con Dogma dejé de serlo. Me encantaron.
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Enemy Inside |
A Enemy Inside los había visto en directo hace seis años en el Morgana Festival de Oviedo y no me gustaron absolutamente nada. Se presentaron sin bajista y me parecieron una broma, una banda muy del montón, como muchas de las de nuestra escena estatal. En Wacken fue otra cosa.
Al menos llevaron el show muy preparado, y aunque cada día soy más reticente a las bandas que inundan su show con samplers, bien es verdad que viéndoles tuve sensación de directo a pesar de los coros y algunas orquestaciones artificiales que les acompañan.
Quizás el que su concierto fuera tan dinámico, por la variedad de sonidos y ritmos que ofrecen, hizo que me gustaran mucho más de lo esperado desde el arranque con “Venom”. La nave está capitaneada con destreza Nastassja Giulia, inconmensurable a la voz, con voces limpias, guturales, rapeadas ... todo un repertorio que completan con una puesta en escena a la altura, porque tan importante como la música es la imagen. Hay que saber salir a un escenario. Musicalmente no están muy lejos de nuestros Ankor, banda que gusta mucho en Alemania. Sin duda canciones como “Sayonara” son más que efectivas. Ver a Evan K (Mystic Prophecy) en este otro contexto más moderno también me gustó. Se fueron con “Phoenix”. Mejor de lo esperado. La lluvia empezó a castigar.
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Presentación del libro de Rage. |
Nos escapamos hasta el Press Tent para la presentación de un libro sobre Rage, con Peavy Wagner presente en la misma. La charla era en alemán, así que hicimos la foto y nos fuimos.
Para el que esto escribe, ver a Lita Ford era una cuenta pendiente desde hace más de 40 años. Así que en mi personal running order la tenía remarcada con rotulador naranja. No me lo podía perder. Ni la tormenta me detuvo.
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Lita Ford |
La lluvia nos empezó a castigar por momentos de forma torrencial. Nada que no pudieran aliviar un chubasquero y un buen poncho. Hubo que dejar de tomar notas para que el cuaderno no se empapara y dejarlo todo confiado a la memoria.
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Lita Ford |
Lita, toda de rojo, refleja en su rostro más años de los que realmente tiene, pero mientras otras de su generación ocultan el paso del tiempo a base de cirugías, la ex-Runaways parece no darle ningún tipo de importancia al tema.
Musicalmente brilla a una gran altura, acompañada de una banda impresionante en la que juega un papel más que especial el guitarrista Patrick Kennison.
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Lita Ford |
El seis cuerdas se encarga de gran parte de los solos, acompaña en los coros e incluso jugó el papel de Ozzy en “Close My Eyes Forever”, imitando incluso la voz del homenajeado Madman al final del tema. Sin duda es el compañero ideal de la norteamericana, que entre algunos temas propios coló un buen taco de versiones, entre ellas el “Cherry Bomb” de sus The Runaways, algo que personalmente me encantó. Tras disfrutar del “Black Leather” de Sex Pistols bien tocado y del “Only Women Bleed” de Alice Cooper entre otras, se fueron con el hit “Kiss Me Deadly”. Inolvidable.
Os dejo con Jorge, que os cuenta de Wind Rose. Uno no puede estar en todas partes.
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Wind Rose |
Tras escuchar a Tina Guo, tocar “The Trooper” con su violonchelo, inaugurar en el Infield. Tenía curiosidad por ver al primer grupo que abriría la veda, Wind Rose, para tener una dosis power. Sonaron muy bien, pero sospechosamente demasiado bien. Visualmente buenos, con un sonido que me pareció artificial.
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Maschine |
Mientras todo esto y más sucedía en el Louder, en el Bullhead, con dos escenarios para ello, se dilucidaba la final de la Metal Battenl. Un tema afectivo con aquel país me llevó a acercarme para ver a los húngaros Nefalem.
Son un potente quinteto de Melodic Death, con más de Death que de melódico sobre las tablas. Y es que si bien en disco suenan más melódicos, en vivo fueron atronadores, sumamente agresivos, mucho más bestias de lo que había escuchado en su bandcamp.
En un concurso en el que dominó el Thrash Metal, con ocho bandas de 30 de ese estilo, el Death Metal no tuvo tanta presencia como en ediciones anteriores. Comandados por Ádám Forczek al micro, el quinteto dejó vislumbrar alguna mínima influencia moderna e incluso Black, aunque en esencia son Death Metal con mucho de old school No salí fan del todo, pero no me disgustaron.
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Radity |
Hacía muchos años que España no presentaba una banda de thrash en Wacken. La última había sido Trallery, pero el sonido de los mallorquines bebe de demasiadas fuentes como para colocarle la etiqueta. Así que, siendo serios, habría que irse hasta 2009, cuando Crisix ganó el concurso.
Indudablemente los vecinos de Igualada con una clara referencia para Radity, como lo son también Angelus Apatrida. Es genial ver que bandas consagradas relativamente jóvenes empujan a que salgan nuevos grupos a relucir. Poco se puede inventar en el Thrash y Radity de momento no lo han hecho, pero a cambio tienen esa arrogancia de las bandas jóvenes que empiezan, esa furia y esa agresividad que tanto se agradece sobre un escenario y que ellos dejaron aflorar.
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Radity |
Difícil dejar salir todo en cuatro temas cuando vas pensando en que te juegas mucho. No les había visto antes, pero los que sí lo hicieron me contaron que habían tenido tardes mejores. Probablemente ellos mismos se metieran demasiada presión encima, saliendo más a ganar que a disfrutar, algo que el jurado, conformado por gente que sabe mucho de esto, intuye enseguida.
El mítico Maschine los presentó. ¿Sabrían quién era? Fueron veinte minutos de energía que arrancaron con “World of Violence” de ese EP “Fire at Will” que yo descubrí gracias a bandcamp y que me compré en físico inmediatamente.
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Radity |
Mis ojos se fueron nada más verles a Pau Grané, que obviamente me recordó de inmediato al amigo Requena de los de la Cuenca del Ódena. Ataviado con un pantalón de los de Igualada, y con la guitarra casi a la misma altura, enseguida me encandiló. Mientras, Carla Rodríguez al bajo era todo actitud. A las chicas jóvenes que sueñan con tocar un instrumento les pondría el video de su actuación. Un huracán en el escenario. En el micro Daniel Carmona intentaba mover a una audiencia que chapoteaba sobre el barro sin poder moverse a gusto. De haber estado bien el terreno todos nos habríamos liado a dar vueltas sin control en el circle pit. La lucha por mantener el equilibrio quedó en manos de unos pocos, alguno de los cuales acabó en el charco como no podía ser de otra formar. Saúl Carmona en la parte de atrás aporreaba como si el mundo se fuera a acabar.
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Radity |
Estuvieron bien y sé de buena tinta que a nada de hacer podio. Quizá en otra edición hubieran sacado premio, pero este año había hasta ocho bandas de thrash, lo cual siempre complica las cosas. Les faltan detalles por pulir y ganar en personalidad, pero mimbres hay de sobra. Si logran continuidad y aprovechan el momento actual, en nada pueden ser una referencia más. Que aprovechen para bien la bendita insolencia de su juventud. Eso sí, necesitan hits, himnos que nos pongan patas arriba.
Mucho ha llovido desde que los brasileños Torture Squad vencieran en la Metal Battle de 2007. Sí, sé lo que estás pensando, en Wacken más. Ni te cuento la tormenta que se nos vino encima durante la actuación del cuarteto que adora lidera la fantástica Mayara Puertas a la voz. El Wasteland ya era un lodazal impresionante cuando llegamos hasta allí. Al término del show era impracticable. Tanto es así que juré no volver a pisar la zona. Así fue.
Y es que el Wasteland es el escenario más apartado del festival, situado ya incluso fuera del recinto digamos oficial. Puedes acceder al Wasteland directamente desde el camping, sin pasar ningún control. Su apocalíptico aspecto ganó aún más en enteros con la lluvia y el barro. Allí estuvimos un par de centenares de locos aguantando el chaparrón para disfrutar de un grupo que ha hecho historia ya en más de una ocasión. Ellos fueron los ganadores de la primera edición internacional del concurso (que hasta entonces era solo para bandas alemanas) y han vuelto a escribir su nombre con letras de oro al ser la primera formación brasileña que actúa por cuarta vez en Wacken.
Con un René Simionato inconmensurable en la guitarra luciendo camiseta de Nervosa, nos hicieron disfrutar de lo lindo, haciendo que lo del agua llegara a no importarnos. Las mismísima Prika Amaral les acompañó en “Horror and Torture”. Tuvieron el recuerdo para Ozzy y su “Hell is Coming” se convirtió en el "Hell está Aquí" con tantísima agua.
Jorge os habla de Apocalyptica y Tarja.
A Apocalyptica tenía muchas ganas de verlos en acción en directo en un escenario como en el que nos encontrábamos, pues mi única cita con la banda había sido en Gijón, en el teatro de La Laboral. Los finlandeses no defraudaron y con un sonido impecable y una técnica instrumental perfecta abordaron alguno de los temas más representativos de su carrera, tanto propios como con las versiones de Metallica con las que empezaron.
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Apocalyptica |
El ahora trío de violonchelos no perdió el tiempo y nos regalaron un show en el que pudimos disfrutar y mucho. Ya en la recta final, contaron con la colaboración de Tina Guo en la nueva versión de “Seek and Destroy”, que con su violonchelo eléctrico puso el broche final, haciendo que todos percibiésemos ese juego de entre lo eléctrico del instrumento de Guo y el sonido puro del violonchelo “clásico”. Memorable concierto en el Faster.
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Tarja |
Tarja & Marko Hietala (en enero tendrán gira estatal, con parada en Asturias) se encargaron de actuar a las 18:45 en el Louder. Poco pudimos ver de Hietala porque hasta pasado el ecuador del concierto no se planta en el escenario. Frustrante para los fotógrafos, pero qué le vamos a hacer.
Con Tarja se nota a una persona que no busca el protagonismo en el escenario, aunque es inevitable que todas las miradas vayan hacia ella. Busca a sus músicos y les otorga protagonismo.
Su setlist se basa en su carrera en solitario, y solo con Hietala echa un vistazo atrás. Os dejo de nuevo con Larry.
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Tarja |
Descubría a Beyond the Black en 2015, en la carpa de prensa del festival cuando presentaron ante los medios su “Songs of Love and Death”. Allí me enamoré de aquella menudita y tímida en la cercanía Jennifer Haben. Una década después, aquí estaban de nuevo con aquel disco convertido en multiventas en Alemania y en uno de mis álbumes favoritos del metal sinfónico.
Arrancaron con “In the Shadows”, y siguieron con “When Angels Fall” todo un acierto, porque se metieron en el bolsillo a todos los que les conocieron en el arranque pero que luego quizás no les hayan seguido tanto, como es mi caso.
Entre hits el concierto contó con un par de momentos especiales. El de la interpretación en vivo por vez primera de “Break the Silence” y la aparición en escena de la chelista de origen chino Tina Guio en “Free Me”. No fue el único highlight de la norteamericana de adopción a lo largo del festival.
Cerraron con “Running to the Edge” y “Hallelujah”, volviendo a sus orígenes y a aquel maravilloso “Songs of Love and Death”. Perfectos.
Continuará ...
© Diario de un Metalhead 2025.


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