martes, 12 de agosto de 2025

Un infierno abrasador. HELLFEST, Clisson, Francia. 19-22.06.2025. Crónica. Parte 1/4.


📝 Alejandro "Rochu" & Anabel.
📷 Hellfest.

Un año más hemos vuelto al Infierno de Clisson, y este año se ha ganado su sobrenombre a pulso. Un campamento de furgonetas de veinte colegas, y una ola de calor abrasadora que duró desde el lunes hasta el sábado, dando tregua tan sólo el domingo para la última jornada del festival, lo cual no permitió entrar al festival en algunos momentos del día, pues a ciertas horas era imposible negociar absolutamente nada con ese sol y esas temperaturas. 

A priori era el cartel menos atractivo de los últimos diez años, y así lo pensaba prácticamente la totalidad de la gente con la que lo comentábamos, pero aun así no dejaba de tener grandes atractivos, como siempre. Este año como novedad la crónica viene firmada por dos personas, con lo que hemos podido alcanzar más actuaciones que otros años. Por una parte yo mismo, Rochu, el que os escribe y que tendrá la labor de centralizar toda esta cantidad de información, y por otra parte Anabel, que se dedicará más a los conciertos de las carpas de metal extremo sin dejar otros conciertos de otros escenarios donde no hayamos coincidido, y donde haya buen material que transmitiros. Comenzamos con el jueves y será Anabel la que nos comente las novedades de este año y la recepción de esta nueva edición.

De nuevo otro año más, a 800 grados sobre el ya conocido camino de tierra, ponemos camino hacia el remodelado e imponente acceso al recinto. Está claro que cada edición hay expectativas sobre que novedades habrá, pero esta vez se me cayó la boca cuando vi que habían construido un bulevar para llegar a una entrada en forma de guitarra de ladrillos gigante donde estaba perfectamente ubicada “La guardiana de las tinieblas”, la figura animatronic de una mujer-escorpión que echa agua, humo y a veces fuego por la boca. No se queda para nada corto el nuevo restaurante “HellCity Brewpub & Restaurant”, el cual se puede disfrutar casi cualquier día del año más allá del propio festival. No sé que pensarían otras personas pero yo me sentía como un niña pequeña por una rato. La Hell City como siempre nunca defrauda, no es para menos, siempre es espectacular disfrutar de todos sus recovecos, y como no  el siempre y esperado acceso por la catedral, que este año nos parecía mas pequeña, quizás porque nos estemos anestesiando después de tantos años. Lo que no cabe duda es que lo que si eran más grandes eran las ganas de estar ya dentro disfrutando de esta nueva edición. Llevábamos 364 largos días esperando.

Misþyrming

Jueves.

Misthyrming/Misþyrming: (Anabel)

Tenía muchísimas ganas de ver a este grupo que conocí hace relativamente poco tiempo, pero que me ”acompañó” en mi viaje a Islandia y por ello tenía un toque más especial para mí. La intro “Haelig” sonó un poco a radio enlatada, y por desgracia la cosa no mejoró; la verdad es que el sonido no les hizo ni la más mínima justicia. Una auténtica pena porque esta banda de black metal, cuyo nombre significa “maltrato”, tiene un sonido potentísimo, violento, muy oscuro, crudo y primitivo, con riffs repentinos de guitarra, una melodía sombría que te atraviesa, una batería que retumba y voces explosivas que salen de las mismísimas entrañas, justo lo que te esperas ver cuando encaminas tus pies hacia el Temple Stage. Eso sí, los islandeses trajeron mucho de su fuego interno al Temple Stage para añadir aún más candela  a las altísimas temperaturas de esta edición. La banda, que comparte miembros con Naðra y Carpe Noctem, lo dieron todo y eso se nota y se agradece. Con “Med Hamri” estaba claro que el sumun llegaba y así lo demostramos los relativamente pocos asistentes considerando el tamaño de la carpa. Ellos dieron caña brutal y recibieron como recompensa a un público entregado. La verdad que la casi lipotimia que pillé a 37 grados para ir ver a Misthyrming mereció la pena por todos los lados. Ojalá poder verlos de nuevo con la calidad de sonido que se merecen.

Primer dilema del fin de semana Airbourne o Fit for an Autopsy.  En este caso optamos ambos por el deathcore de los Fit, ante una banda como Airbourne que aunque siempre es garantía de bolazo ya la habíamos disfrutado en varias ocasiones. Además, está el tema del clima, pues a estas horas, sobre las siete, todavía es difícil estar al aire libre con lo que las carpas son una buena opción.

Fit for an Autopsy: (Anabel y Rochu)

Acabamos de empezar el festival y ya estamos mirando todo el rato el line-up. Da igual cuantas veces lo hayas mirado antes de entrar, siempre te haces un lio con los grupos. Para varias elecciones se simplifica, como era el caso, pues el cambio de escenario está cerca, a unos treinta metros cuando hablamos de conciertos que permutan entre el TEMPLE y el ALTAR. Primera vez que los estadounidenses pisaban el Hellfest. Inicio con petardeos en las pantallas de nuevo y un sonido bastante embarullado. Empezaba a sonar “A higher level of hate” y la verdad que no me quedaba otra que cabrearme ante otro concierto que no sonaba como debería, y eso ya de por sí es extraño en las carpas del Hellfest, donde lo habitual es todo lo contrario. De cualquier forma, a medida que iban pasando las canciones, se empezaban a diferenciar mejor las guitarras y la voz tomaba cada vez más intensidad. Con “Black Mammoth” el sonido pesado y los break-downs potentes hacían que ya se formaran los primeros circle pits y que le gente empezara a volar por encima de las cabezas. Es destacable la voz de Joe Badolato que es constante y potente, incluso en las voces limpias de "Savior Of None / Ashes Of All", que hacían un gran efecto al mismo tiempo que el público se entregaba. La verdad que en el último tercio de concierto ya si que se pudo decir que el sonido era del nivel esperado, y se disfrutó a lo grande; ahora si que estaba empezando lo bueno... 

Ihsahn

Ihsahn: (Anabel y Rochu)

Había ganas de volver a ver a Ihsahn después del bolazo que dio en ese mismo escenario hace un par de años, pero por desgracia hay que decir que hubo de nuevo un sonido decepcionante para este festival: sonidos graves muy saturados y unas ráfagas de guitarra que no permitían percibir de verdad el toque que tiene realmente este grupo. Fea sensación la de quedarse a medias de nuevo en el Temple, y es que no estaba siendo el mejor inicio de festival en este sentido. Está claro que ver un concierto en directo es más que la música en si misma y que la presencia en el escenario, sobre todo de un artista de la talla de Vegard Tveitan, hacen mucho. El sonido fue mejorando a medida que avanzaban las canciones y se sintió notoriamente  en “The Eyes of Millenia”. Lo que personalmente más me gusto del setlist es que estuvo más orientado hacia el black metal que hacia su lado progresivo, al contrario que en la última ocasión. Eso no impidió escuchar algunas de sus canciones más melódicas, si bien no cuajaron como en 2023 seguramente por la diferencia de calidad de sonido, que fue muy inferior en esta ocasión. Lo que queda claro tanto por su presencia como por su influencia en el público asistente es que el ex-guitarra de Emperor sigue demostrando que es un nombre clave en la escena del metal extremo.

Jinjer: (Rochu)

De nuevo nos movimos al escenario contiguo, el ALTAR, para disfrutar una vez más de los reyes europeos del groove progresivo, los ucranianos JINJER. Como siempre salieron a por todas con Tatiana a la cabeza y con Roman haciendo viguerías con la guitarra. El sonido siguió con la tónica habitual del día, se ve que habia algún problema general, porque en los monitores seguían sonando petardos de vez en cuando. De todas maneras fue notablemente mejor que el resto del día y es que la banda también tendrá algo que ver en esa mejoría. Sólo disfrutamos de medio concierto pero fue suficiente para disfrutar de sus impresionantes cambios, de esa maravilla de base rítmica de Eugene y Vlad, y sobre todo de la capacidad vocal de Tatiana, que nunca deja de sorprender. De ahí a ver el final de Rise of the North Star y a pillar sitio a la zona más alejada del festival, donde nos esperaban varios conciertos.

Jinjer

Rise of the Northstar: (Anabel)

La temperatura empezaba a dar tregua, y el recinto se iba llenando esperando los platos fuertes del día. De hecho, se apreciaba demasiada para ser jueves, cuando en los años anteriores solía ser el día mas “flojo de afluencia” por ser día semanal. Parecía que este año, el petazo iba a ser también épico. 

Nuestro primer concierto del Mainstage 2, donde los parisinos “Rise of the Northstar” aparecieron para reventarlo todo en sustitución de los caídos Ultra Vomit. No es que sean especialmente de mi gusto y creo que conozco un par de canciones pero por motivos que no vienen al caso, acabé entre una multitud que hacían que moverse fuera tarea complicada, que no imposible. Lo que puedo decir es que a los franceses les gusta mucho esa mezcla de groove y nu metal, porque hasta yo sentía la energía sin que me motivase demasiado. “Here comes the Boom” arrasó, se puede decir que fueron profetas es su tierra.

The Hellacopters: (Rochu)

Había ganas de volver a ver a los de estocolmo después de unos añitos y no defraudaron. Además volvían, en este caso al WARZONE, con el regreso de Dregen (cofundador de la banda con Nicke y Kenny) a la guitarra después del fallecimiento del carismático Strings en 2017. El sonido sin ser todo lo potente que puede ser en ese escenario fue definido, todo lo que permite su estilo garaje y macarra. Cumplieron con todas las expectativas, la gente se lo pasó en grande bailando y saltando, y además de una manera cómoda, porque mientras tocaban empezaba Korn en el main 1, concierto que decidimos dejar para el Resurrection Fest, con lo que la mayoría del festival se fue hacia allí, una maravilla. Si vas con ganas de pasarlo bien Hellacopters son siempre un valor seguro, rock en estado puro, de ese tan mágico que solo saben regalarnos las bandas suecas.


Orange Goblin y White Chapel: (Rochu)

En este punto opté por dividir mi tiempo, primera mitad de concierto en el VALLEY para ver a Orange Goblin, la banda británica de Stoner, que dio una exhibición. Los de Ben Ward siguen en un estado de forma increíble, son capaces de absorber a toda la audiencia y ponerla a viajar con sus riffs y sus atmósferas a su antojo. Primero quiero decir que este año por fin pude disfrutar de este escenario, quizás porque decidieron no saturarlo con grandes bandas que hacen que en ese espacio, situado a lo ancho del escenario en vez de a lo largo, se convierta en una odisea el hecho de acceder para tener una buena posición tanto para ver como para escuchar. El sonido fue de lo mejor del día, y el resto del festival igual, fue una de las grandes alegrías de esta edición. Espero que algún año reconsideren la posición de ese escenario, mientras tanto es lo que hay. En la segunda mitad me acerqué a White Chapel, banda que no había visto nunca y a la que tenía bastantes ganas. Debo decir que la banda de Phil Bozeman y Ben Savage son un cañón, se nota que llevan tantos años con una formación salvo en la batería, pero es que Brandon Zackey, el actual, es una máquina, Deathcore con cambios constantes y unos riffs que destrozan el cuello. También debo decir que aun con mejoría, el sonido del ALTAR nunca llegó a ser en todo el día lo debía ser, y es que en esa carpa hemos asistido a grandes exhibiciones. A ver si el viernes tendríamos más suerte...

Electric Callboy

Electric Callboy: (Anabel)

En este momento hubo división, parte del grupo se fue a ver a Turbonegro en el Warzone, y el resto optamos por despedir el día en el main 2. Hace tiempo me enteré que hay una cosa llamada “Guilty Pleasures”, que aplicado a la música viene a ser algo así como “canciones que escuchas pero que nunca dirías a nadie por vergüenza”, pero como la vergüenza a veces se queda perdida por el camino, me fui a ver a Electric Callboy. Será por los ritmos facilones que no te sacas de la cabeza todo el rato o por las ganas de hacer el idiota, pero a mi es que me hacen mucha gracia – por un rato- y todo lo que sea pasarlo bien rodeada de amigos, es algo que no puedo evitar. No hay mucho mas que decir, una intro visual interesante para caldear el ambiente, vestuario “ridículo” y chillón y ver como miles y miles de personas saltaban sin parar gritando “Hypa, Hypa”, el famoso “lo-lo,lo,lo,lo” de “ We got the Moves” o “Ratatatata”... sé que Rochu me odia por esto pero que le vamos a hacer. Venimos al Hellfest por las bandas pero también para pasarlo bien, reírnos con amigos y hacer sentadillas mientras escuchamos Electric Callboy, por ejemplo.

Turbonegro: (Rochu)

Terminamos la jornada viendo a otras leyendas de lo más macarra y animado que existen, y es que se puede bailar y pasarlo bien con amigos escuchando música, y no basura vomitada desde una mesa con miles de efectos. No Anabel, no te odio, odio a Electric Callboy y a esas bandas que solo hacen un producto sin alma para poner a bailar a gente que se supone que va a otra cosa. Si fuera al Aquasella disfrutaría de la electrónica, aquí están quitando espacio a bandas de verdad, y cerrando el festival encima... y eso me revienta. Para bailar todo lo que se quiera está la metal corner después del festival...XD. Dicho esto no fue el mejor concierto de Turbonegro que recuerde, el sonido estuvo flojito, pero  como había bastante espacio pudimos avanzar lineas y bailar todo lo escrito y más. Lo bueno de Turbonegro es que como se prodigan tan poco en los últimos años siempre los disfrutas. Su colección de canciones hace mucho que alcanzaron el nivel de clásicos y sus fans que son acérrimos hacen que todos sus conciertos sean una fiesta. Ese es el resumen siempre con ellos Rock & Roll y diversión por toneladas. Seguimos con el viernes!!! 

© Diario de un Metalhead 2025.

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