No podemos decir que era una obligación estar, porque nadie nos obligaba a ello, pero lo de estar presentes el día de la presentación del "Panzer" de Secta era algo que no nos podíamos perder.
Y es que por aquí no solemos llamar por teléfono a mucha gente, pero, la verdad, cuando lo hacemos, normalmente nos llevamos un chasco. De ahí que nos guste tan poco. Es triste decirlo, pero todo son buenas palabras cuando se trata de recibir, pero a la hora de dar, muchos sólo dan la espalda. Secta no. Estuvieron cuando otros nos fallaron. Por eso teníamos que estar en Avilés salvo que ocurriera una desgracia.
Así que nos plantamos el pasado viernes en la Factoría Cultural de Avilés, ese fantástico lugar para disfrutar del Rock con mayúsculas a cuyo escenario yo le daría medio metro más de altura para dejarlo perfecto. Un poco más de luz, un poco menos de humo y un espacio para que los fotógrafos hicieran su trabajo durante tres canciones, y sería perfecto. Es simplemente un apunte, por si alguien puede tomar nota y mejorar el lugar, porque todo es mejorable en la vida. Aún así, ya quisieran otros ayuntamientos disponer de un escenario similar y también apostar al menos un 10% por la buena música como hace el ayuntamiento de Avilés. Y no como otros, por ejemplo el de Oviedo, que parece tener sólo buenos detalles para la música de los corderos.
Una vez echada la bilis y dado nuestro aporte en modo de viejo rockero, vamos con lo que nos dieron Secta, que estuvieron deslumbrantes.
Hoy en día, que todo son movidas pregrabadas en los conciertos, disfruto el doble de las bandas que son totalmente naturales, sin trampas, sin historias salidas de ordenadores. Es estupendo que los shows suenen bien, pero estamos llegando a un punto en que a veces nos sentimos estafados. Con Secta jamás pasará eso.
Abrieron con "El Herrero", uno de los platos fuertes del "Panzer" que presentaban ante familia, amigos y fans, porque Secta los tiene. El logo al fondo lucía bien grande gracias al fantástico proyector con el que cuenta la sala. Espléndido, detalle muy de agradecer. Ojalá tomaran nota en todas las salas. Me parece cada día más cutre lo de andar con telones a día de hoy.
"C'Mon" llegó la segunda. Fue entonces cuando me di cuenta de que había niños correteando por la sala. Hay que controlar. Esto es para todos los públicos y todo el mundo se lo está pasando bien. Los calvos de la primera fila y la pequeñaja que corre a mi alrededor. Maravilloso.
"La Sueca" es la tercera tras el corto "que tal" de Michael Arthur Long, que salió luciendo chupa y gafas de sol. Una imagen que nada tendría que ver con la que luciría al final del show. Él también se da cuenta de la presencia de menores y se promete no decir palabrotas. Promesa que incumplió en la siguiente frase. Retándonos con un "¿vais a cantar hijos de p.?"
"Harto de ti", para mí una de las más flojas del repertorio, pasa a ser especial porque el vocalista monta el show por vez primera subiéndose por vez primera a una de las torres de PA para acabar saltando jugándose el físico. Pobres tobillos. Menos mal que no estamos en Alemania ... El cabrón no aprende.
Para "Caliente" el elemento ya no llevaba ni camiseta. Serían los fotos que daban calor. Llega "El Sueño Americano", el tema protestón del grupo, algo inédito hasta la fecha. La banda luce muy rodada, tocando todo muy de memoria. Disfrutando como nunca y transmitiendo la fiesta a la sala, que probablemente se corte un poco por el clima de local. Todo está tan limpio que tirar una cerveza al suelo te dejaría en mal lugar. No nos dejemos llevar demasiado por la euforia.
Si bien en los primeros conciertos que vimos de Secta, contemplábamos al cantante como un tanto distante del resto del grupo, como si fuera casi un extraño, ahora notamos al quinteto integrado, como si hubiese nacido así. Todo se advierte natural sobre las tablas y los cinco disfrutan. Llevan todo como muy bien preparado, no hay nada "Fuera de control", que dice su canción.
El sudor inunda al grupo y el agua empieza a correr por nuestra espalda. Mientras el vocalista se revuelca por el suelo. "La oveja negra" se muestra como la más exigente, pero no pasa nada. Todos aportan coros, salvo Gilsanz, claro, que bastante tiene con no fallar una en los solos y demostrarnos de qué va esto del Hard Rock.
Me gustaría alguna vez disfrutar como lo hacen Pelayo Vázquez (bajista) y Juanpa Cotera (guitarra rítmica). A pocos he visto yo pasarlo tan bien sobre un escenario. Pasarlo y hacerlo bien. No presumen de nada. No tienen falta de ello. No hacen falta virtuosismos para dar clases de rock n' roll. Sobra actitud, como sobra buen hacer en los tambores de Pablo Pravia.
Por el medio vino un momento de tomar aire con "La Casa del Blues" primero y "No quiero llorar" después. Lo justo para coger energías para la traca final, que nos trajo la sorpresa de "Vaya Huevos" una muy vieja canción aún no grabada.
"Nada nos va a parar" fue el mejor de los colofones, con un Michael Arthur Long, que tras moverse por toda la pista empezó a subir escaleras hasta que ya no había más. Si llega a estar lleno se nos tira abajo. ¿Habrá subido alguien allá arriba alguna vez? Locura total, todo un "Electroshock".
Y eso fue todo más o menos. Un show directo sin engaños, sin maquinaciones, sin trampas. Pura diversión y toda la esencia de la mejor música. Disfrutamos de lo lindo, y además al equipo de Diario de un Metalhead nos invitaron. Como para no ser de la Secta.
Que nadie los pare. Y a nosotros nosotros tampoco.
© Diario de un Metalhead 2024.
No hay comentarios:
Publicar un comentario