Por Larry Runner.
WHITE WIDDOW son una banda nacida en Australia hace ya una década. Surgió como una idea de los hermanos Millis, Jules, vocalista (ex-Tigertailz) y Xavier, teclista. Ellos y el guitarrista Enzo Almanzi fueron los padres de la idea de esta formación AOR que parece haber viajado en el tiempo.
Y es que el sonido del quinteto australiano -Ben Webster, bajista y Gavin Hill, batería, completan la formación- parece haber nacido en aquella gloriosa época de pelos cardados, en aquellos años en los que grupos como Survivor, Foreigner, Journey, Night Ranger, Starship eran multiventas millonarias.
WHITE WIDDOW nos llegan ahora con “Victory”, su quinto disco, un buen álbum de AOR de manual en el que la forma de tratar los coros sin duda alguna te recordará a la forma en la que lo hacían aquellos magníficos Chicago.
Voz melódica y coros a porrillo en diez temas donde los teclados son el colchón pero también el alma del álbum, ganando la partida a las guitarras por lo poco estridentes de las mismas. Sí, el trabajo de las seis cuerdas de Enzo Almanzi es más que correcto, pero siempre al servicio de la canción, con pocos lucimientos virtuosos, trabajando mucho y bien las rítmicas y con pocos solos donde realmente deslumbre.
La segunda parte del álbum, lo que sería la cara b del vinilo se me antoja mejor que la primera, aunque bien es verdad que “Victory”, el tema que da título al disco y que lo abre es probablemente el hit de este disco melódico hasta la extenuación.
Destacaría “Danced in the Moonlight” y quizás “Love and hate” además de la citada “Victory” como lo mejor del disco. También “Second Hand Heart” por el solo. Ahí sí.
Si lo tuyo son los sonidos edulcorados, te encantarán. Muy pronto andarán por aquí de gira, si te va el rollo no te los pierdas porque seguro que te encantarán.
Todo sobre la gira de WHITE WIDDOW aquí.
© Diario de un Metalhead 2018.
