lunes, 22 de octubre de 2018

SURU: Purgatory (2018, Autoproducido / Deadman Producciones )


Por Larry Runner.

Hacía mucho que no sabíamos de SURU. En realidad no teníamos claro si existían como banda. “Catharsis”, su anterior disco ya data de 2012, seis añazos, casi nada, como para no tener dudas sobre su continuidad.

Me imagino que tendrían muy buenas razones para estar desaparecidos tanto tiempo. El grupo ha sufrido cambios en el line-up, razón suficiente para retrasar el trabajo de cualquier formación. Pero la espera ha dado sus frutos y “Purgatory” es un buen disco, sin duda alguna.


Dividido en dos partes “Purgatory” nos muestra a unos SURU de 2018 que personalmente encuentro más duros que los de hace seis años, con una producción cristalina que les hace crecer. Grabaron en los Sadman Studios (Hamlet, Vita Imana) con Carlos Santos y posteriormente quisieron que las masterización se hiciera en Fastination Street con Jens Bogren encargándose de la labor. El resultado es un sonido de banda grande, al nivel de los mejores. El sueco ha trabajado antes con bandas como Amon Amarth, Paradise Lost, Moonspell, Arch Enemy o Dark Tranquillity, por citar a algunos de los más importantes, así que no iba a dejar ahora un manchón en el currículum.

No puedo evitar que la música de SURU, me recuerde a Dark Tranquillity, aunque los nuestros le dan un punto más de dureza, suenan menos edulcorados que los actuales DT. De todas formas las composiciones son directas, entran bien, con la melodía saliendo victoriosa y viniendo la dureza más por las voces que por otra cosa. Y es que en realidad SURU parece sonar según el momento a esta o aquella banda. En “Catharsis” casi podíamos decir que eran unos DT a la española. Ahora suenan más variados, más contundentes, y en “Purgatory” no es todo tan igual. “Invincible” por ejemplo es más cercana a Amon Amarth que no a DT. 

Siendo el trabajo en las guitarras lo mejor del disco, sonando la batería demasiado producida para mi gusto, habría que destacar sin duda el trabajo a la voz de Álvaro Malta, jugando entre limpias y guturales, encajándolas con la música de forma natural y como aplicando cada tono en el momento ideal.


En el apartado de colaboraciones encontramos los nombres de Carlos Vivas (Hiranya) y Rocío “Diva Satánica” Vázquez. Del fabuloso artwork se ha vuelto a encargar, como en anteriores ocasiones, Pilar Baldominos.

Es un álbum más duro y las composiciones están más trabajadas, cuentan con más cambios, han complicado todo un poco más, es más variado. Han dado un paso adelante, evolucionado a mejor, y se agradece. Eso sí, ojalá me equivoque, pero sigo sin verles triunfar en nuestro país. Esto suena a guiri y por tanto, aquí muchos seguirán dándole la espalda. Ya sabéis como funciona esto. Así que suerte con la exportación. Buen disco. Me encanta ese punto gótico siempre presente.








© Diario de un Metalhead 2018.