By Leónidas Trismegisto.
En esta sección siempre os he
recomendado una cerveza al mes que deberíais probar. En esta ocasión no es una
recomendación. Es un aviso para que huyáis, sin mirar atrás, de la peor pócima
que haya llegado a mis manos.
En cuanto a la parte técnica seré
breve. Estamos ante una cerveza rubia, poco carbonatada de espuma blanca muy
aireada. La presencia es la standard de una rubia mala (la Courtney Love de las
cervezas) y el sabor es lo más parecido a un vómito de rata pasteurizado. 4’8%
de alcohol. Si es que encima vas a tener que sufrir mucho bebiendo este
calostro infecto si te quieres tostar.
el sudor debajo de las tetas de Danzig
ha de estar más rico que este veneno ninja
Os preguntaréis: ¿cómo ha llegado
a tus manos tan infecto meado? Pues todo ocurrió este verano en Wacken.
Habiendo enviado una patrulla de recolectores al ultramarinos del pueblo, se
observó con grandes esperanzas la épica etiqueta de estas oscuras botellas.
Hombre barbudo y armadura completa nos dio a entender que el brebaje que
preservaba debería ser lo que daba fuerza y vigor a los alemanes. El primer
trago fue suficiente para torcer el hocico y fruncir el ojete. Ni que decir
tiene que no se bebieron. Fue una pérdida de dinero absolutamente inútil.
Como arconte del lúpulo,
ayatollah del malteado y paladín a la taza de la cebada, me sentí engañado en esa
tierra que se jacta de cervecera. El sudor debajo de las tetas de Danzig ha de
estar más rico que este veneno ninja.
Habréis comprobado que mi odio
hacia esta cerveza es infinito y por eso le dedico una entrada. Ha sido la
única que no he podido acabar. Verano, 35ºC a la sombra y te llevas un trago no
muy frío de esta cosa. Los tumultos son inevitables.
Mi sacrificado trabajo de catador
a veces conlleva riesgos como este. Es peligroso, pero lo hago por vosotros.
Maridaje: no hay marido para
ésta. Es más fea que pedir matrimonio a tu novia mientras caga.
© Diario de un Metalhead 2014.