miércoles, 6 de septiembre de 2023

TSUNAMI XIXÓN 2023. Gijón, 27-29.07.2023. Crónica 3/3.


Texto: Julia Martínez-Lombó Testa.
Fotos: Jorge López Novales.

Sábado 29 de julio, hoy no se trabaja, con lo que podemos recuperar algo de la fuerza perdida en las dos jornadas anteriores.


Es complicado conjugar trabajo y festivales, más aún cuando sumas casa y peque… pero al menos había un pequeño respiro para afrontar la última jornada.

Llegamos al tercer y último día del Tsunami Gijón 2023. Jornada de clausura que nos dejaría alguno de los platos fuertes de la edición y en la que íbamos a asistir a la segunda parte del concierto de Lendakaris, que, recordad, iban a sustituir a Descendents tras la cancelación de última hora por el infarto que sufría su vocalista.

No pudimos asistir a la sesión vermut, donde Las Odio y Catalina Granda Pinón Pequeño iban a arrancar la fiesta del día. Eso sí, ya por la tarde pudimos ver bastantes camisetas de los leoneses con ese lema “Lo mejor de Madrid cuando vuelves a León” que mostraban cómo su punk festivalero o, como ellos dicen, punk fandanguero, atrae mucho público y seguidores.

La Urss

Nosotros nos sumamos a la fiesta ya en el recinto del festival, donde a las 16:15 y siguiendo la puntualidad que caracteriza al evento, comenzaron su intervención los vascos de Ezpalak. En esta jornada sí pudimos presenciar una notable ausencia de público en estos primeros acordes y los de Zestoa (Guipúzcoa) se enfrentaron a una audiencia que rondaba la cincuentena. El cansancio se hace notar tras dos intensas jornadas y las sesiones vermut de viernes y sábado. Además, el público se mostraba algo estático dificultando la labor como frontman de Juanjo Berasain (voz). Se presentaban en un escenario principal, Vibra Mahou, desnudo, pues no pusieron ningún tipo de telón o atrezzo en el mismo. Aún así, no dejan indiferente a la audiencia y consiguen ir conectando poco a poco con ella y haciendo que se sumerja en su propuesta post punk enérgica y directa, que no necesita grandes alardes ni complementos. Arrancan con “Kadsari Deika”, “Kontran” y “Tristura”. Los asistentes entran en su juego. Si ya es complicado ser la banda que abra una jornada de un festival, consiguiendo una buena respuesta del público, más lo es cuando esta situación se produce a las 4 de la tarde y en la tercera jornada de un festival en el que se superan las 12 horas diarias de conciertos ininterrumpidos. Lo consiguen gracias al buen hacer de los cuatro músicos que integran la formación, en temas como “Berdin Zait” o “Hauxe naiz ni”. Gran labor de Eñaut Gaztañaga a la guitarra y mucha energía de la base rítmica de Unai Eizaguirre (bajo) y Janardana Iglesias (batería). Siguen “Zu izan”, “Lehertu arte”, “Boterearen Dantza”, “Atarian”. 

Con Ezpalak vuelven la reivindicación entorno a la lengua, en las que aúnan tanto las relativas al euskera como a la llingua asturiana; sin olvidar ese grito por una Euskalerría y Asturias antifascista que ha marcado la edición 2023. “Banpiroak” es el tema elegido para adentrarse en la sección final del concierto. Tuvieron algunos problemas técnicos que obligaron a cambiar el cableado del micro y el bajo, circunstancia que no les hizo decaer, ni perder tiempo de su concierto. Terminan con dos temas enlazados, “Itzala” y “Zatoz”, sin sobrepasar la hora estipulada.

La URSS

La afluencia de público iba poquito a poco aumentando, pero no como para igualarse a los días anteriores. De nuevo La URSS, en el escenario dos, se encontró con menos público del esperado. “Euroorden” Y “Euforia”, temas extraídos de su último trabajo con los que inician su set, ya nos muestran qué nos vamos a encontrar con los andaluces. Casi dos décadas de andadura marcan su estilo, configurado en una simbiosis de punk londinense setentero, escena californiana de los ochenta y una personalidad propia. Una personalidad marcada por su vocalista, Áfrico, con un timbre de voz muy particular y aún más su puesta en escena, que nos recuerda por momentos la gestualidad de Freddy Mercury fusionado en otros instantes con Mick Jagger. Increíble, pero cierto. Cuarenta y cinco minutos de show que incluían “Curva de consumo”, “Meta”, “En verdad”, “Llorar cantando”, “Souvenires”, “Más allá”, “A distancia”, “Fe”, cambio de ritmo y de atmósfera, que se hace mucho más oscura, para seguir con “Non plus ultra” o “Cristal”. Denuncias del sistema, de la burocracia, el consumo, el totalitarismo, las prisiones, en definitiva, una crítica social mordaz que huye de los improperios. Ellos mismos nos lo presentaban como “testamento en acción, una oración”. Tuvieron algunos problemas técnicos ya que se soltó el cable del micro en varias ocasiones, obligando al cambio de este. Si algo hay que destacar en el sonido de La URSS es el empleo de recursos sonoros en los instrumentos que se alejan de la ejecución más clásica. Incluyen ritmos realizados con las baquetas sobre el marco de la caja de la batería que marca el ritmo de los jadeos de Áfrico en el micro, rompiendo la sonoridad imperante y generando sorpresa en la audiencia, entre la que podemos ver a las chicas de Viuda disfrutando del concierto. El cantante reconoce que, la juventud con la que compuso alguno de los temas (la banda lleva en activo desde 2006) hace que algunas canciones estén en tonos con los que va “un poco justo”. Chocante resuelta el acento andaluz en los speech que desaparece por completo a la hora de cantar, un contraste más dentro de la propuesta de la banda. Concluyen su intervención con “Olvido”, “Armonía” y “Post”.

Zoo

Regresamos al escenario principal con Zoo, en el que posiblemente sea el día más ecléctico del Tsunami 2023. Los valencianos se presentan con multitud de instrumentos sobre las tablas: guitarra, bajo, teclado, set de percusión, saxo. Y es que alguno de los instrumentistas iba a ir rotando por uno u otro en función del tema a interpretar. Tras una pequeña intro, comienzan su presentación con “Tir al ninot”, un tema de su último trabajo. Sigue “La del fútbol” y su “corre por la banda, una banda hermana”, continuando con “Vull” y sus arreglos techo, “Faena” o una versión ampliada de “Impresentables”. Combinan en su propuesta castellano y valenciano (ojo que el sábado no iban a ser pocas las lenguas que escuchásemos sobre las tablas), igual que combinan punk, techno o ritmos latinos (con palmeos incluidos), como en “Estiu”. De nuevo la lengua iba a centrar la reivindicación contra la censura y la prohibición a la que también se sumaron Zoo, principalmente con “Panya”, cuya letra refleja precisamente estas cuestiones. Nos hablan del País Valenciano, al cual llevan cantando diez años. “La nostra bota”, “Llepolies”, “Esbarzers” y “Abant” nos acercan a la recta final que comienza con “Corbelles”. Por el medio, petición de formar un círculo en el centro del pit para jugar una partida de palas de playa, y mucho baile. Sin duda habíamos llegado al clímax de su concierto, con varios amagos de pogo entre el público, al que Pantxo se va a acercar encaramándose a la valla para dejarnos con “Ventiladors” y “tobogán” dos de sus temas imprescindibles. Últimos cinco minutos frenéticos que ni el orballu quiso perderse, pues la amenaza de lluvia que llevaba sobrevolando el recinto un tiempo se convertía en esa fina lluvia tan típicamente del norte. 

Sandré

18:30, arranca sin retraso Sandré en el escenario Andrea Baladrón con su punk frenético que no dejaría para ni un segundo a la banda ni a la audiencia. Siguiendo el set que presentan en su gira actual, "Gestiones fáciles”, arrancan en Gijón con “Peor”, “Katalina”, “No” y “Potu”. Los catalanes, la cuarta de la tarde, nos acercaban a una nueva lengua, una nueva realidad y reivindicación. Una frontwoman imparable, Tere, enfundada en un mono amarillo que no dudó en bajar entre el público para cantar o para montar fiesta en forma de “saltar a la comba” o lo que denominaron un “comba of death” donde sustituía la cuerda con el propio cable del micro, eso sí, después de “yoga”, “Millones”, “Bullying” o “Miedo a la vida”. La cantante daba entonces gracias a los técnicos, diligentes al solucionar de forma rápida los problemas de sonido que hacían que no se oyese. Llegábamos al ecuador de sus cuarenta y cinco minutos, algo que no hizo que frenase en absoluto la energía de la banda, “Mucho mejor” y “Hade”, “Perro” o “Malas!” nos llevarían a “Lo tengo todo”, “Presión” y “Cosas”, con las que se despedirían de una audiencia completamente entregada con unos minutos de adelanto sobre el horario estipulado. 

Sandré

Con esos minutos de margen entre bandas pudimos dirigirnos tranquilamente al escenario principal.

Cuando la tarde iba cediendo para al anochecer llegaba la segunda parte de Lendakaris Muertos. Como ya comentamos en la anterior entrega, en la tarde del viernes Descendents habían tenido que cancelar su gira. Eran una de las bandas más esperadas del cartel y ya desde el jueves pudimos oír comentarios sobre las ganas que muchos le tenían a su concierto, otros nos animaban a no dejar de presenciar su directo, pues era la agrupación que les había hecho viajar a Gijón. Sin embargo, yo, personalmente, no oí ningún tipo de queja sobre la cancelación, todos parecieron entenderlo y, aunque pesarosos, asumirlo, deseando simplemente pronta recuperación a Milo, vocalista, y pensando que en próximas ediciones se retome el concierto. 

Lendakaris Muertos

La decisión de la organización fue que una de las bandas del viernes ocupase el lugar de los californianos en el escenario principal el sábado. Hubo quien apuntó que ojalá fuese Bob Vylan el elegido. No sabemos si la decisión fue de la organización o fruto de las posibilidades o acuerdos al que se llegó con la banda en cuestión, pero finalmente fueron Lendakaris Muertos quienes repetirían en el Vibra Mahou, yo, personalmente, creo que fue una buena decisión que los navarros tomasen el testigo de The Descendents. 

Los de Pamplona salieron al escenario con una energía y fuerza arrolladoras, sin dejarse caer en lo “ya visto” ni amedrentar por el insistente orballu con el que arrancaron su set con “Drogopropulsado” y “Pastel de costo”, antecedidos, como siempre por esa pista lanzada desde la mesa con el himno de la URSS que da paso a los primeros compases marcados por la batería que van paso a la salida de los distintos músicos. 

Lendakaris Muertos

Tendrían una hora para ofrecernos todos los temas posibles y no iban a desperdiciar ni un minuto, soltando una canción tras otra, exprimiendo cada segundo. Más de 25 temas si nuestras notas no nos fallan, demuestran el propósito de la banda de ir a por todas y con todo lo posible, pese a que en un principio nos anunciaban un set reducido por el recorte de tiempo respecto a la anterior presentación. “Ni sí, ni no, ni todo lo contrario”, donde Aitor cede el micro a varias personas del público, “Chivato balcón” al grito de “Señora que sólo llevo un cuarto de hora con el colocón”, “Último Txakurra” y “Fuimos Ikastoleros” se sucedieron sin pausa. Se encontraron con un pit menos concurrido que la noche anterior, pero esto no hizo mella en la banda, es más, creo que les ayudó, sobre todo a Aitor, que desde el primer tema había bajado del escenario y se había encaramado a la valla. La lluvia dio tregua, justo cuando nos intentaban vender que ya habían tocado todos los temas nuevos respecto al día anterior, que lo siguiente iba a ser vivir un Día de la Marmota, o que podíamos ir perfectamente a tomar todo cuanto considerásemos necesario. No fue tal cosa y se sucedieron “Pasao de Rosca”, “Detector de gilipolleces”, “Violencia en acción”. Aitor ya había descubierto que la menor concurrencia de público y el horario diurno le permitían, adentrarse entre la gente para cantar, saltar, bailar… No dudo en hacerlo, regresando puntualmente con cada nuevo tema hacia el escenario. Así vio cómo Iván sufría un fallo en la guitarra sin que el público fuese consciente, algo que le llevó a bromear con la posibilidad de que se marchase al camerino, que ni se enterarían. “Cómeme la franja”, “Dame punk”, “Se habla español”, “Nuklearrik bai” y llegamos a “Héroes de la clase obrera”. Ecuador del concierto y sin bajar ni un punto el ritmo se suceden “Besos gaztetxeros”, “Húngara chúngara”, “Veteranos de la kale borroka”, “Cerveza sin alcohol”, “Gora España” con la ya clásica performance con la camiseta de la Selección Española, “Centro Comercial”, “El 4K” y llegamos a la recta final que se inicia con “Estamos en esto por las drogas”, reformulado con un “Estamos en esto por el Drogas”, en alusión a quien iba a protagonizar el siguiente concierto en el Vibra Mahou, D. Enrique Villarreal. “Eta deja alguna Discoteca”, “Modo Dios/Modo Diosa” comenzaron la traca final, con Iván a hombros del público paseándose por el pit. Para concluir, como es habitual, entró en escena su “mascota” peluda al que le cantaban “Oso Panda”.

Authority Zero

La llovizna volvía a hacer aparición y pensamos que esto afectaría al directo de Authority Zero. No fue el caso, al contrario, el público abarrotaba el Andrea Baladrón. La banda conjuga casi todo tipo de estilos musicales en su propuesta sobre una base rock y punk a la que añaden elementos raggae, ska, surf, metal.... Los de Arizona llegaban a Gijón inmersos en el tour europeo estival. ¿Sobre las tablas? Energía a raudales, que se contagió al público desde los primeros segundos con “12:34” y “No Regrets”. Continuos circle pit y varios amagos de pogo se sucedían en cada tema. “Undivided”, “Bayside” no dejaron impasible al público. El vocalista, Jason DeVore es un frontman de libro, con un carisma que le permite ganarse a la audiencia. “Ollie”, “Sipens” o “Get iT” arrancaron, instigados por Jason, los primeros wall of death del concierto. Con “Big Bad world” el vocalista se colgó la guitarra al hombro para acompañar la melodía suave del tema. “Taking on The world”, “When we rule the world” nos iban acercando al final de su intervención que iba a ser una apoteosis de energía en la banda y de respuesta en el público. Pudimos contar hasta una decena de crowdsurfing en la recta final con  “Liberated”, “Back ning”, “Revolution”, “Litf I”. Sin tiempo si quiera para el respiro, pues parece que a Authority se le fueron algo los tiempos, comenzamos a oír los primeros acordes del concierto de El Drogas. Menos mal que Jorge, como es habitual, se había adelantado varios minutos para acceder al foso. 

El Drogas

Comenzaba D. Enrique con “En la silla eléctrica”, “Esperando en un billar”, “Barrio conflictivo”. En estos primeros minutos, y principalmente en este tercer tema, el Sr. Villareal sufrió con el sonido, no tanto por cuestiones técnicas sino por “pelear” contra las continuas pasadas del Eurofighter en los entrenamientos para el Festival Aéreo de Gijón. Los horarios no deberían haber coincidido, según los publicados por el propio Festival, pero las condiciones meteorológicas que ya os hemos mencionado parece debieron alterar todo. Aquí, la organización, seguro tiene más datos que nosotros desconocemos. Nos ceñimos a lo que vivimos in situ. Fueron unos minutos en los que sólo se podía escuchar el concierto a pie de valla, pero que no deslucieron la intervención de El Drogas, que bajaba continuamente la escalinata para acercarse al público con sus característicos bastones. Siguieron cayendo clásicos uno tras toros, “A toda velocidad”, “No sé qué hacer contigo”, “Rojo”, “Víctima”. “Esta es una noche de rock & roll” nos iba conduciendo a la recta final de su actuación, 60 minutos que se le quedaron escasos, alargándose unos 10 más en su intervención. “Okupación”, “Todos mirando”, “No hay tregua”, “En blanco y negro” despedían al de Pamplona del Tsunami 2023.

El Drogas

Tras 28 bandas y más 26 horas de música en tres días a la espalda, despedimos el Tsunami 2023 esperando desde ya ver qué nos depara la edición 2024.

FIN.


Foto portada: Brigi, batería de El Drogas.

© Diario de un Metalhead 2023.


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