Ya estamos en septiembre. Todavía quedan los últimos coletazos de festivales en Asturias, y se aproxima una nueva temporada de salas.
El Rockvera se ha convertido en uno de los eventos fijos que visito año a año, y que encadeno después de Wacken, Unirock y Rock Nalón. El festival lleva unas envidiables veintiséis ediciones y no tiene síntomas de agotamiento. Es más, aspira a seguir creciendo con una necesaria ambición.
¿Qué nos pedían? Lo mínimo en estos casos: ceñirnos al consumo en sus barras y, en la medida de lo posible comprar su merch. No se cobra entrada y, por añadido, disfrutamos de las instalaciones del Llar y un buen ambiente.
Es llegar allí y empezar a socializar (mi fuerte). Por suerte, el tiempo fue benévolo con los que esperamos fuera la apertura de puertas. A una mala, alguna de las carpas nos habría dado cobijo.
El Llar se queda pequeño. Ya lo hemos visto. ¿Soluciones? Se ha buscado variedad en el cartel, con lo que el público entra a ver lo que le apetece y se ajuste a sus gustos. Aunque este año, en líneas generales, ha quedado un cartel muy contundente. Se notó más este año el contraste de las dos primeras bandas y las demás.
Saliéndose por la tangente teníamos a Los Gatos de Chernobyl. Que siguen la línea de otros años: banda local (asturiana) con un estilo más basado en el rock con influencias blues, punk...
De esta banda tenía muy pocas referencias (sólo me sonaba el nombre) porque se alejan de nuestra línea editorial. Cuentan con una larga duración, el primero, llamado “Enfermo”, que sacaron este año.
La banda salió a por todas con “No hay nada que pensar”. Un tema que ya vio la luz con su Demo1: Los gatos de Chernobyl. A penar de tener sólo un disco, cuentan con mucha artillería y pudieron meter diez canciones.
Sonaron bien y cumplieron.
Easy Rider |
Los cambios esta noche iban a ser ágiles. En la mesa de sonido teníamos a Pablo Viña, apoyado por Gus Bocanegra y Sergio Saavedra, Rodri. Por lo general, la noche iba a tener buen sonido. La única excepción fue Easy Rider y fue corregido.
No se evitó que el comienzo de la banda fuera un poco caótico. Hasta que no tocaron por segunda vez el estribillo de “Lord of the Storm” no sabía lo qué estaban tocando. A medio tema ya conseguí centrarme, y la bola de sonido se convirtió en algo nítido. Algunos acoples quisieron aguarnos en algún momento la fiesta.
Con todo, se esforzaron por convencer al público, y lo consiguieron. Excelente rendimiento de Dess y el resto Se agradece (yo por lo menos) este paréntesis power metal en el Rockvera.
Easy Rider |
Llevaba desde el 96 sin ver a la banda. Ha llovido bastante desde entonces. Han pasado tres años desde los últimos cambios de la formación: la entrada de su vocalista Dess Díaz y el batería José Roldan. Un año después entrarían a regrabar sus clásicos con la nueva formación para darles un nuevo aire. Ahora, siguen trabajando en nuevo material para octavo disco. Vimos un par de muestras como son “The Deal” o “Maniphesto” sobre el escenario. Es difícil competir con clásicos como son “Stranger”, “Seven”, “Evilution”… y, evidentemente, no tuvieron la misma acogida en su interpretación.
Encadenaron, cómo no, “Vampire Prelude” y “Stranger”, para cerrar su actuación.
Sound of Silence |
El público volvió a salir en tropel fuera a buscar bebida. Hoy hacía un calor terrible en el interior del Llar. Tampoco se podía ir uno se podía despistar… la primera fila empezaba a estar cotizada.
Llegó el turno de “Sound of Silence”. Fue la tercera banda y la “otra” banda local de la noche. No sorprendieron porque lo dan todo siempre en sus directos.
Sobre su setlist…. Ya hemos dicho, en alguna ocasión, que el “Primvs Capite” da una nueva dimensión a su sonido, y que enriquece su death metal melódico, con matices más propios del black con lo que dan un aire renovado a sus conciertos.
Sound of Silence |
Dieron un buen repaso a su EP y a algunos clásicos como “Felices bajo tierra” o “Un nuevo anochecer”.
Tras unos temas, y de ver de primera mano cómo Jorge Rodríguez machacaba su batería, me fui atrás. Desde los asientos (una de las ventajas del Llar) vi el resto de concierto y tomé fuerzas para lo que vendría atrás. Desde aquí, supe apreciar la buena presencia del público y fui testigo de cómo un multitudinario wall of death tomó forma a requerimiento de Nefta.
Muy consistente la labor de Rubo y David a las guitarras.
Hamlet |
Llegó el turno de Hamlet. Sin desviarse del horario la organización preparó todo. Era la tercera vez que los vi… y la vez que más me gustaron. ¿Groove, nu, hardcore…? Se mueven con tanta naturalidad por esos estilos que es difícil catalogarlos con rotundidad.
Tuvieron un sonido mayúsculo; un poco por encima de la tónica de la noche.
Mucha gente había venido esta noche a verlos, como demostró la locura que contagió a los presentes que nos llevó a Jose (Heavy Metal Brigade) por delante en un par de ocasiones
Ya me gustaría ver esa energía en bandas, después de cuarenta años en activo. Incluso en las que llevan mucho menos. En la gira Revolu-Insomnio-Infierno 2023 repasan temas de esos tres discos. Van añadiendo discos (en esta gira “El Infierno”) a sus giras, lo que hace las delicias de sus fans. Aunque, anteriormente, ya se usaba material de este disco (hay clásicos que nunca pueden faltar).
Hamlet |
El comienzo no es muy diferente a otros conciertos: “Denuncio a Dios” abre las hostilidades, siguen con “Vivir es una ilusión”, Tortura Visión… Tampoco cambia el final con unos potentes bises como son “Antes y después”, “Tu medicina” y “J.F”. Nadie querría otra cosa.
Molly estuvo muy agradecido y arrastró todo el peso como frontman para enardecer al público. Es complicado hacer lo mismo con una guitarra, como hace Luis Tárraga, es todo un espectáculo aéreo.
Gracias Rockvera.
© Diario de un Metalhead 2023.
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