Por Larry Runner.
A Orion Saiph les descubrí tarde, bastante tarde, cuando me llegó su “Seven Stages of Grief”, disco autoeditado en 2018 que yo mismo reseñé el pasado mes de febrero. Un álbum denso, sin duda, como buen disco de metal progresivo que se precie, de esos a los que hay que darles vueltas para llegar a exprimirlo. Ahora, la banda de origen cántabro está de vuelta.
“The Forest Within the Trees” es un CD single de dos temas con duración de EP. Y es que entre las dos canciones del disco, el minutaje sube a los doce minutos, más que algunos discos categorizados como EP’s.
Dos canciones que merecen la pena, sobre todo “Trees”, la primera, de poco más de siete minutos. Tiempo que se hace corto, por el temazo que es. Cuando le di la primera pasada al disco, encontré la canción como digna de los mismísimos Dream Theater. Luego escuchándola más veces no me lo parece tanto. La banda tiene personalidad y si bien te puede en algún momento recordar a esta o aquella referencia que puedas tener en tu cabeza, es verdad que la atmósfera que producen no es un calco de nada, o si lo es, a mí me la han clavado. No sería difícil, no soy yo una persona con tiempo a enfrentarme a obras progresivas que normalmente tienen una duración obscena.
“Primitives” es el segundo de los temas, y como pas con “Trees” la banda encuentra el equilibrio entre las demostraciones virtuosas, las melodías y la caña. Porque ambas canciones tienen todo eso. Caña potente, mucha musicalidad y buen hacer a nivel compositivo, siendo este “The forest Within the Trees” de dos canciones, no de dos temas, que hay diferencia. Uno puede escuchar un disco y que dar igual que estaba porque los temas no le transmiten nada, o puede ponerlo una y otra vez porque sus canciones le enganchan. A mí con este single me ha pasado lo segundo, llegando a llevarlo toda una mañana de trabajo en el coche sin parar, sin cambiar, repitiendo las escuchas una y otra vez, disfrutando de esos solos que me llevan a estar en una habitación con una versión estatal de Satriani o de Vai. Deslumbrantes.
Y es que todo suena de maravilla, muy bien tocado y con buena producción (de Javier G.F. Escudero) y arreglos, aunque de verdad de verdad lo que me han flipado han sido las líneas vocales que se ha marcado César Conde, porque nunca es fácil hacerlo bien cantando en una banda progresiva, y él lo borda. Lo ha hecho de maravilla jugando con los tonos y con los estilos, cantando más melódico por aquí, más crudo por allá, rugiendo por esta otra parte. Brutal. Y sí, también divertido. Muy bueno. Gracias a la banda por habérmelo regalado.
© Diario de un Metalhead 2020.
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