Fotos: Pölvora
El pasado sábado debutaban en vivo Pölvora, una banda valenciana que puso en circulación pocos días antes "Fuego y ceniza", su álbum de debut, y que está formada por los dos guitarristas y el batería de Uzzhuaïa. Rubén al bajo, proveniente de 13 Millas y que al parecer también había formado parte de unos embrionarios Uzzhuaïa y Lazy Lane, la voz de los Jolly Joker.
A veces leemos crónicas, incluso en esta misma web, donde se manifiestan quejas y pesares por la desgraciada coincidencia de eventos similares en un mismo día. Eso en Valencia es el pan nuestro de cada día y en ocasiones hasta siete eventos del ramo se dan cita en la misma noche. Este mismo día la gloria local Los Zigarros estaban en Republicca, por ejemplo. Sea como fuere Pölvora estuvieron muy a punto de colgar el no hay billetes en una sala con una capacidad aproximada de 350 px. Todo un logro del que ellos mismos incluso, se manifestaron sorprendidos y agradecidos desde el propio escenario del Loco Club.
Isra y Alex siguen fieles a sus roles estilo Murray/Gers, uno más centrado y serio y el otro desatado es un catarsis constante de rock n roll attitude.
Se oía comentar a las gentes del lugar que se les hacía raro escuchar a Lazy Lane cantando en castellano, cosa que hizo con una más que notable solvencia, así que confesando avergonzado no haber escuchado una nota de sus Jolly Joker, he de decir que a mí lo que se me hará raro es escucharle cantando en inglés, si algún día me da por ponerme con su otra banda.
Despacharon los doce cortes de su álbum de debut, insuficientes para un repertorio de hora y media y como era de prever recurrieron al legado Uzzhuaïa. Lo hicieron en dos ocasiones y por partida doble, estratégicamente situados en el set soltaron el "Baja California" y el "Perdido en el huracán" de sus primeros tiempos. Y poco más tarde el "No quiero verte caer" y "Santos y diablos". Aunque la sombra de Uzzhuaïa es alargada y se extiende a lo largo y ancho de su nuevo repertorio hay que decir que Lazy Lane intento adaptar esas canciones a su estilo más afilado y menos melódico por decirlo de alguna manera y en parte lo consiguió. Pero lo que tienen las canciones, sobre todo las buenas, es que de tanto escucharlas te acaban llevando a su terreno y el balance final planta digna cara al trabajo que años atrás Pau Monteagudo -presente entre el público, por cierto- había hecho con ellas.
Aviso a quienes vayan a acudir a su llamada en las siguientes fechas de su gira que a medio show se marcan un intenso "Rock and Roll damnation" que despeina. Y eso que poco había que despeinar. El propio Isra bromeó diciendo algo como "Habéis dejado a los críos en casa y habéis venido aquí a darlo todo!". Cuando íbamos a conciertos hace veinticinco años no recuerdo a un solo artista haber intentado hacer una gracia del estilo. Pero ahora los que teníamos veinticinco tenemos cincuenta. Eso da idea del ambiente adusto del respetable y explica el que hubiera, como antes decía, poco que despeinar. Pero insisto, posiblemente la mejor versión que le he visto hacer en directo a un grupo español en mucho tiempo.
Pölvora abrieron un capítulo en la futura historia del rock and roll patrio de la forma más brillante que cabía esperar. En su casa, con su gente y cuajando una sensacional actuación que sienta las bases de una, esperemos, igual de exitosa gira venidera.
Cerraron con un tema de los venerados por todos ellos The Cult, que no acerté a distinguir, alguna acedeciana del "Electric". Eso sí, yo ya estaba saliendo, que no lo dije antes, pero esa noche a menos de un kilómetro, la también gloria local Motörizer y un montón de invitados especiales rendían homenaje a Lemmy en su aniversario. No sé si en el de su nacimiento o el de su muerte porque al hijo de puta le salió de los cojones nacer y morirse en los mismos días. Quizá a ambas fechas. Que más da. Había que ir.
© Diario de un Metalhead 2022.
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