martes, 9 de julio de 2019

LEGACY OF BRUTALITY: Realm of the Banished Gods (2019, Hecatombe Records)


Por Larry Runner.

“Realm of The Banished Gods” es el título del nuevo disco de LEGACY OF BRUTALITY, un álbum del que se ha hablado en el último mes en algunos medios con más o menos acierto. El pasado mes de abril lo presentábamos en el programa de radio de Diario de un Metalhead y ahora llega el momento de ofrecer una review por escrito, ya que en apenas unos días los del occidente asturiano presentan su obra en el Forum de la Fnac de Asturias.

“Realm of The Banished Gods” es una más que digna continuación a lo ofrecido en su anterior obra “Giants”. LEGACY OF BRUTALITY nos ofrece un disco donde el metal extremo, su seña de identidad, sigue estando presente, aunque como sucediera ya en “Giants”, la melodía juega un papel fundamental.

Abre el disco una intro a la que inmediatamente le sigue “Wasteland”, sin duda alguna uno de los mejores temas que haya compuesto jamás la banda. Cambios de tiempo jugados con muy buen gusto, agresividad y melodía se funden de forma magnífica, mostrando un concepto musical que muchos intentan desarrollar sin llegar a conseguirlo. Y es que no es fácil y hay que hacerlo muy bien, para que la música extrema llegue de modo accesible a todo tipo de oídos sin tener que venderse a la comercialidad. LEGACY OF BRUTALITY lo consiguen y no solo en este tema, si no en todo el disco.


Y es que todo el álbum muestra un concepto musical heterogéneo que refleja unidad en las ideas y una asequibilidad fuera de todas dudas. Las armonías llegan de la mano de Borja Suárez en la guitarra. A través de su trabajo el grupo consigue un feeling que hace que con las escuchas los temas te vayan calando y los vayas recordando. Lo consigue a través de los solos. En ellos se vislumbra el trabajo de largo recorrido que conllevan. Donde parezca que pueda haber un punto de improvisación probablemente todo estuviera mucho antes de grabar pensado y calculado para encajar de forma fina en los temas. Solo así se puede entender que la guitarra solista juegue un papel tan sumamente fundamental en el sonido del disco y de la banda en general.  

Y es que si bien la voz y la sección rítmica son endiabladamente extremas, oscuras y difíciles para los amantes de las melodías agradables, el punto reflejado en las guitarras, con unas rítmicas límpias y una solista virtuosa, logran una armonía perfecta y asequible. Digamos que la guitarra solista modula las formas musicales para que los que no sean muy amantes de lo extremo encuentren un puto asequible en su música para poder llegar al disfrute y no huir del death metal. Y es que sí, este es un disco de death metal y aunque sea asequible y en parte una continuidad en el concepto musical que ya se ofrecía en “Giants”, quizás este álbum sea un poco más duro, más death, y tenga un pequeño reflejo de involución musical en la banda. Es un disco más oscuro, algo que se logra sin excederse en las velocidades, jugando con el dinamismo en los tiempos y lográndolo a veces en base a partes más machaconas y tranquilas.


La voz es totalmente natural, sin trampas, aunque para desarrollarlas se han grabado varias capas, unas contundentes, otras más guturales, otras más agudas, según los momentos y lo que se intente transmitir en la canción y su intensidad. Al contrario de lo que suele ser tendencia hoy en día, no hay voces limpias. Los juegos de voz se hacen modulando la voz gutural, lo cual implica un esfuerzo extra a la hora de llevarlo al directo y se debe hacer con cuidado. De esta forma hay variedad sin falta de pecar en la monotonía de juego voz gutural - voz limpia que tan cansina acaba siendo cuando se abusa de ese recurso.

Abel Suárez de Cathexia y el dúo de Posession Titi Muñoz/Xuxo son las colaboraciones en las voces que aparecen en el álbum pero que en nada logran ensombrecer el trabajo de la banda. Al contrario de lo que sucede en otros discos, donde cuando hay un invitado su trabajo parece destacar por encima, en este caso está muy lejos de llegar a ser algo así. Son más un complemento.


Si bien LOB no ha inventado nada y muestra algunas influencias de bandas referente para ellos, es verdad que han conseguido un sonido propio, y lo han hecho esta vez con aportación de todos sus componentes en la parte compositiva. Todos han aportado ideas y canciones, lo cual ha servido para darle un sonido variado al disco. 

La portada obra del artista checo Thoman Honz refleja el concepto que la banda quería desarrollar. Un mundo caótico a lo Lovecraft, con esas manos y esa falta de vida en un paisaje agreste y completamente agónico. 

Grabado y mezclado por Gonzalo “Lalo” Gonzalez, el masterizado final fue obra de Dan Swano, que supo entender muy bien el carácter de la banda y lo que querían mostrar para sonar como nunca antes y ofrecer un sobresaliente producto que ha salido a la venta a través del sello Hecatombe Records.

No queda más que felicitar al grupo por esta tan equilibrada obra sónica. Fantástico álbum.







© Diario de un Metalhead 2019.