viernes, 30 de septiembre de 2016

TRALLERY: Spiritless (2016- Art Gates)


By Larry Runner.

No sé si todo el mundo está preparado para escuchar Spiritless. La verdad que no creo que sea demasiado accesible, lo cual les puede restar seguidores. O no, porque nunca se sabe. Virtuosismo no tiene que ser sinónimo de aburrimiento.

TRALLERY no se parecen a nadie, lo han vuelto a hacer. Salvo al final del álbum, llevan un rollo bastante personal y aunque pudiera ser que alguna vez encuentres cierta parte en una determinada canción que te recuerde a esto o a lo otro, será de forma muy difusa, nunca evidente, pues son un grupo con una personalidad especial.

Este segundo disco de TRALLERY no entra a la primera. Olvídate si piensas que con una escucha te vas a hacer con él. No va así, no es un álbum directo. Pero si le das unas cuantas vueltas, al final, estoy seguro de que te enganchará como ha hecho conmigo, que llevo dándole caña desde abril.

Spiritless (el disco, no la canción) es toda una reunión de descargas de mala uva en la que las letras de las canciones van en un tono noventas con bastante de groove que se me antoja ideal para la música que se ha creado. Caña, contundencia, bofetadas de sonidos graves que penetran por los oídos con poca anchura para las melodías pegadizas, y en el que las fracciones más oscuras combaten con los bellísimos solos de Biel. Solos que se manifiestan para rescatarnos de la amargura que parecen reflejar las canciones. La música es oscura como un túnel, ofrece sensación de amargura, de desesperanza, de rabia, pero luego siempre llega el solo a iluminarnos, a rescatarnos de esos sentimientos de ausencia de luz.


La inicial Spiritless, que da título al disco, suena cañera, casi sin demasiada lógica, hasta que de repente llega al estribillo y todo transmuta. Luego, tras casi cuatro minutos de cera aparece la guitarra de Biel que con su largo solo, elaborado -como todos los del disco- con exquisito gusto, rescata al tema que al verse continuado de nuevo por el estribillo se hace grandioso. Y acabamos de empezar. La letra, sesuda como la música, es una llamada a la independencia, a no dejarse llevar, a la rebelión. Si la escuchas unas cuantas veces, verás que consigue engancharte a pesar de que dura más de seis minutos. A partir de minuto 3:30 es una auténtica maravilla que no me canso de escuchar. Soy capaz de ponerme esa parte diez veces seguidas. Biel está más enorme que nunca. Es un temazo y un arranque perfecto.

Abominate, el segundo trallazo, lleva una línea muy parecida a la del primer tema. Exporta la misma caña y la letra es tan oscura como la música, que en todo el álbum se impulsa con tonos graves que le dan esa condición de malhumorado dispuesto para escupir todos los demonios que uno lleve en el interior. Evil Pride es un poco una mezcla de las dos anteriores. El cabreo sigue ahí y una vez más la guitarra de Biel llega al rescate y hace crecer la canción hasta el infinito y más allá con el solo en un tema que parecía perderse de nuevo en otra amargada zurra metalera cargada de contundencia "panteriana".

Scavenger Crow es retorcida en las estrofas, pero lleva un estribillo brillante y pegadizo que la convierte en uno de los mejores temas sin duda alguna del disco. Fue de los pocos cortes que me entró a la primera y de hecho tras la escucha inicial le di al rewind y volví a disfrutarla. Y eso que para nada lleva una estructura sencilla. No. Estos tres no saben hacer un tema fácil. Les cuesta. Tienen que complicarlo todo. Luego se dicen fans de Metallica, tiene tela. Sí que lo parecen al principio de la canción, durante treinta segundos, luego, nada. El solo … buff Biel, como te quiero! Canto a gritos "It seems the answer is far away from here", y venga headbanging. Ya brilla la luz. Temazo.

Unknown Confusion. Thrash metal. Esto se anima y aunque sigue habiendo estructuras complejas, los temas empiezan a ser más cordiales, más coreables, con partes de puño en alto intercaladas entre las estrofas que hacen que se te peguen, que se te metan en la mollera. Una vez más los sentimientos de amargura marcan la línea argumental de la letra en una canción en la que la guitarra surge como una antorcha en una oscura cueva.

Hidden Scar se evade de la línea instrumental, va por libre y viene con colaboraciones. Guitarra española al principio y excepcional solo de la mano de Jovan Milosevski. Si no sabes quién es, tira de google. La voz en off es de su magnífico mago y productor Miguel "Mega" Riutort, sin duda alguna el cuarto TRALLERY. Jamás creerías que estás escuchando a una banda estatal. Jamás. La producción es de sin duda alguna de lo mejor que se ha parido en este país. Mega ha llevado al trío mallorquín más allá de lo que hasta ahora era lo razonable para una banda de aquí. Si yo tuviera un grupo me iría a grabar con él. Sí, Spiritless suena a guiri sin falta de salir, iba a decir de la Península, pero sí, de la Península habría que salir. La religión es la causa de la angustia en esta ocasión, aunque esta vez el grito es mayor, la liberación es más grande que nunca hasta ahora en el disco. La decadencia del caído. Casi nada. Temazo otra vez.

Hollow Stare. Balada, pero sin sustos. Sí, es una balada, pero una balada muy cañera. Vale que el comienzo es suave, pero no se aguantan, y enseguida entra la guitarra llenando todo tras la primera estrofa. Thrash americano en un tema elaborado con un gusto realmente exquisito. Brillantes como nunca. Desearemos escucharla en concierto, porque se sale de la línea argumental y se ponen más heavy metal que nunca. Sensacional. ¿Había hablado de temazos? Pues esto está a un nivel más alto aún.

Keep Your Eyes Open. Yo añadiría: y las orejas también. Estabas alucinando aún con la "balada" y resulta que llega otro trallazo repleto de enojo y de amargura en la letra. Se complementa con rítmicas noventas. La de guitarristas que van a querer hacer algo así. Locos, muy locos, y continúan con Hunt To Kill, que lleva un tono muy en onda Kreator, aunque el solo podría ir en el Kill'em All.

Time is Over empieza en acústico y es muy Metallica del Ride The Lightning. Te gustará sin duda. Quizás sea el tema menos personal, donde han permitido enseñar lo que más les gusta, donde menos se han complicado la vida. Mucha melodía y un sonido mucho más alegre aunque la letra de la canción, como todas en este disco, es tenebrosa y ambigua. Tras varias escuchas ya estoy cantando "I'm lost walking through different lanes, Although my body is broken, Time is over". Una pasada.


The Attraction Remains da carpetazo al álbum y bien podría haber ido en Catalepsy. Lleva una línea más parecida a lo cocinado en su primera entrega y encaja peor con lo ofrecido en Spiritless, que es mucho más sombrío y cabreado. Parece como si los dos últimos temas fueran la luz al final del túnel de oscuridad y enfado que es este disco. Termina por tanto de forma positiva. Siempre hay lugar a la esperanza, nunca la deberíamos perder. Esto no es doom. Para eso tenemos a Helevorn -sus paisanos- que lo hacen mejor que nadie.

En resumen, todo parece estar en su sitio en este Spiritless. Es increíble que tres chavales tan jóvenes hayan dado vida a este disco. La sección rítmica es contundente como pocas te hayas encontrado últimamente, con una batería que suena tan intensa como limpia. Las guitarras rítmicas te machacan, y vienen sin luz, como lo piden las canciones. Sus cambios hacen que los temas crezcan, cobren sentido y se acaben transformando en grandes canciones. Las desgarradoras letras que Humberto exprime con su voz, dejan de serlo tanto ante los solos de Biel, que aporta la claridad. Todo el disco lleva un mismo rollo conceptual, oscuro, triste, deprimente, cabreado, salvo los dos últimos cortes, donde se divisa el brillo y se termina abriendo una puerta a la esperanza.

Discazo, sin duda alguna, de lo mejor que se ha parido en este país y viene de la mano de tres chavaletes. Música nada sencilla y textos inteligentes como pocos se ven. ¿Estarán los metalheads españoles preparados para tanta calidad? Yo sí. Porque como dije al principio, virtuosismo no tiene que ser sinónimo de aburrimiento. Aquí no dan ganas de dormir precisamente.







© Diario de un Metalhead 2016.

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