viernes, 11 de septiembre de 2020

APOTROPAICO: Under Control (Demons Records, 2020).


Por Larry Runner.

Me llegan desde Ibiza y reconozco no saber qué significaba su nombre. Lo tuve que ir a buscar, y si estás en las mismas te lo pongo fácil: pincha aquí y te enteras. Mira, ya aprendiste algo hoy. Pero no es de eso de lo que vamos a tratar. La causa de escribir estas líneas es su thrash metal.

Sí, Apotropaico hacen thrash, un grupo más. Suenan a muchas otras bandas pero a ninguna en concreto, aunque si vas a buscar parecidos, quizás la referencia en algunos momentos sea Megadeth. Pero no es algo insistente y tiene toda la pinta de ser que va en el ADN del grupo y que surge. Así es como lo percibo. No creo que sea que lo busquen o imiten, es que llevamos casi cuatro décadas escuchando thrash y siempre surgen comparaciones. Pero no son unos imitadores ni de lejos, definitivamente no. Son cuanto menos sorprendentes. Y es que casi en cada pasaje tienes algo singular, un aquello que se ve importado de otros estilos y que hace que al menos no se repitan del todo, no sea siempre igual. Con lo fácil que es pillar la fórmula del thrash y darle sin más, pues no. Ellos le dan una vuelta a la historia.


Evidentemente eso hace que les de un punto de originalidad, que su sonido sea un tanto arriesgado y quizás desconcertante. Ya en la inicial “Party Of Death” se produce el efecto. Es eminentemente thrash, pero luego tiene un estribillo que sale del guión. “Under Control” es la siguiente y quizás sea un pelín más pura con un largo solo por medio que la estira. “Voice of Power” baja las revoluciones de las dos iniciales, un pequeño alto al fuego bajando el tiempo que no la intensidad. “Something To Say” va a ritmo de cabalgada, una de esas que se agradecen en vivo y quizá de lo mejor del disco. “Piss Me Off” suena más oscura y juega con los cambios de ritmo, pero pienso que es más floja que el resto. Justo detrás viene “The Hunters” machacona en tono Megadeth con unos coros efectivos. “Club 27” es puro thrash, con acelerones pero sin buscar ya demasiada historia. Llega justo antes del himno del disco que es “It’s thrash, not fucking trash”, del que no hay que explicarte nada más. Cierran con la pesada y machacona “Walking out of Real” donde el sonido Megadeth está muy presente también en la primera parte del tema, para luego cambiar totalmente y desconcertar a base de jugar con las voces y los coros. 


Están un poco en tierra de nadie. Ni tienen lo machacón del thrash alemán a lo Sodom o Destruction ni tampoco el punto pegadizo que consiguen bandas como Overkill o Testament. Su punto de originalidad no ha logrado que me llegue a enganchar del todo. Así que quizás sea un álbum que pueda sentar una base para dar el zarpazo en el siguiente. Vale que hay mimbres, por eso les he dedicado un tiempo y me he molestado en escribir unas letras. Si fuera una basura nunca lo haría. Pero a mi forma de entender, creo que le falta coción, pues no hay ninguna canción que me haya vuelto loco. Veremos qué nos deparan en el futuro. Con los discos que salen hoy en día sin parar -solo en esta web hay más de 150 reseñados del estilo-, necesitamos que nos den algo más para sumarnos como fans. De momento tener el cd en mi colección no me desilusiona. Les doy las gracias por hacérnoslo llegar.

Line-Up:
Kiaro: Voz
Dani: Guitarras
Mada: Guitarras
Theo: Bajo
Batitoni: Batería 

1. Party of Death
2. Under Control
3. Voice of Power
4. Something to Say
5. Piss Me Off
6. The Hunters
7. Club 27
8. It’s Thrash, Not Fucking Trash
9. Walking Out of Real









© Diario de un Metalhead 2020.

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