lunes, 15 de noviembre de 2021

Como en los buenos tiempos. DRUNKEN BUDDHA + SKULD. Oviedo, 12.11.2021. Crónica y fotos.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Jorge López Novales.

Una enorme dosis de pasarlo bien, eso es lo que movió a Drunken Buddha y Skuld a montar un bolo que se perpetró en cuestión de minutos y con apenas dos llamadas de teléfono. Sobre el papel, la fecha era muy dura, con competencia feroz en otros puntos de la región y en también en la ciudad. Topo en la Tribeca. El Altar del Holocausto en Sir Laurens. El Oviedo Rock con La Frontera de Invitados a cinco minutos. Robe en Avilés ... y seguro que alguno se nos despista. Pues nada, lo de la Gong, funcionó.

Primera visita por mi parte a la nueva sala carbayona. Por una u otra razón no me había podido pasar por la nueva y ampliada versión del Gong, un espacio que será fundamental para la ciudad a partir de ya y por el que no dejarán de pasar cada semana todo tipo de bandas, algunas de amplio historial. Me habían hablado muy bien de ella y, la verdad que muy bien. Unas luces más para no tener que aguantar los lloros de los fotógrafos y disfrutar un poco más en plenitud de las caras de los músicos y aquello puede ser apoteósico. 

Abrieron Skuld pasadas las 10 de la noche. Los del occidente asturiano presentaron su disco, por fin, tras años de trabajo. Ahora ya lo tenemos en nuestras manos y tanto aquí como en la radio os hablaremos de él, como seguro harán compañeros de otros muchos medios. En el pit no les faltaron fans, amigos y conocidos para apoyarles. Empezaron fríos, como la noche, incluso poco comunicativos, pero con el paso de los minutos fueron entrando en calor.

Alargaron su actuación mucho más de lo esperado a petición de sus compañeros Drunken Buddha. Michael Arthur-Long llegó tarde, como él mismo contara más tarde pidiendo disculpas, "marcándose un Axl Rose". El caso es que Skuld hizo un larguísimo show que no estaba en sus planes y salió bien, pues la banda se calentó y acabó ofreciendo una buena actuación en la que no faltaron sus llamadas "perversiones" y temas propios. El momento cumbre llegó cuando varios de los miembros de Drunken Buddha se subieron al escenario para ofrecer una versión del "Rainbow in the Dark" bastante lograda, con un Diego Riesgo en plan Vivian Campbell clavando el solo. Al final, Skud, que habían comenzado como encogidos, entregaron a sus compañeros a un público encendido y entrado en calor. Lo pasaron bien ellos y nos lo hicieron pasar a los que estábamos abajo. Misión cumplida. 

Drunken Buddha saltaron enseguida al escenario. El cambio fue rápido y los ganadores del Oviedo Rock, FestiAmas y W:O:A Metal Battle no se hicieron esperar demasiado. Ofrecieron el show más largo que yo les haya visto jamás, dando un buen repaso a sus dos discos sumando también algunos clásicos de leyenda. 

Sobre el escenario una banda sonando a gloria con un vocalista al frente que se vació a pesar de llevar toda la semana entre algodones por razones de salud. Michael Arthur Long desplegó todo su repertorio de frontman para alucinar a los que aún no le conocían y alegrar a los que sí le habíamos visto en otras ocasiones. Y es que es normal que un cantante se tenga que exponer a lo que sea cuando una banda suena como sonaron los de Gijón. Musicalmente intachables, suenan más compactos que nunca y han logrado crear un ambiente sobre las tablas en el que la comunicación se basa en un simple gesto. Como si llevaran décadas juntos.

Hubo momentos cumbre con algunos de los temas propios más emblemáticos, como suele suceder. "Monster" sonó atronadora, aunque bien es verdad que empezar con "Sea of Madness" y "Devil’s Breath" ya es arrancar fuerte. Por el camino sorpresas importantes como la magnífica versión de "Walking in the Shadow of the Blues" de los mismísimos Whitesnake o un "Highway Star" para volverse loco gracias sobre todo a los teclados de un Mario Herrero al que todos ficharían para su grupo. Al final, bolazo mucho mejor de lo esperado con colaboración de Álvaro Cocina de Nuevecondiez por medio. 

En definitiva, una fantástica noche en la que a pesar de la feroz competencia el público respondió. Magnífica entrada que además se vio aumentada porque dio tiempo a algunos a llegar desde Sir Lauren’s tras ver a El Altar del Holocausto. Y es que los hay más listos que nosotros, que no supimos calcular que podría dar tiempo a acudir a dos citas en una misma noche.

Está claro que todos tenemos ganas de fiesta y necesidad de veladas así, por eso algunos se permiten hasta hacer doblete en una misma noche. También sirve como explicación a que todos los conciertos del viernes 12 fueran un pequeño éxito salvo lo de La Frontera, único pinchazo en una jornada con error de cálculo por parte del Ayuntamiento que se hizo autocompetencia, organizando dos conciertos de forma simultánea. El único pero a una mágica noche de fiesta y música que algunos terminamos cerrando los bares. Como en los buenos tiempos.

© Diario de un Metalhead 2021.

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